domingo, 27 de septiembre de 2015


NO TENGO CURA

Llevo unos días, francamente nervioso. No consigo terminar de leer el periódico, ni de prestar atención a la innumerable oferta de los distintos canales televisivos. Los paseos que tanto me relajaban antaño, me producen, ahora, una sensación de inseguridad creciente en cuanto me alejo unos pasos de mi domicilio. Por las noches, me despierto varias veces sobresaltado. Sudoroso, me incorporo en la cama repasando las imágenes que recuerdo de los sueños y me escalofrío al reconocerme como  tétrico anunciador de presagios funestos.
Queriendo acabar con esta horrible situación, he pedido una cita urgente con mi psiquiatra.
—¿Otra vez por aquí?— me ha dicho, el doctor—. Túmbese y contésteme, por favor, a este sencillo cuestionario.
Durante minutos he respondido con desgana a preguntas ya formuladas en anteriores ocasiones. Poco a poco he ido notando como el pulso se me aceleraba, a la par que las mandíbulas se encajaban con la sensación de quedar definitivamente soldadas. Tensionado y no pudiendo por más tiempo soportar el interrogatorio, me he levantado del diván desde donde, pacientemente, contestaba a sus preguntas, y resuelto, me he enfrentado a él para ser yo ahora quien preguntara:
—Doctor, ¿tengo alguna posibilidad de curación?  Hasta la fecha, siguiendo sus indicaciones, he tomado la medicación que me ha prescrito y continúo viviendo, por decir algo, entre fobias, alucinaciones y obsesiones.
El interlocutor, de aspecto similar al mío, me ha escrutado, sin pronunciar palabra.
—¡Sea valiente y dígame la verdad! —inquirí de nuevo.
 Por toda respuesta, he recibido una mirada estúpida.
Viendo su indiferencia, me he abalanzado sobre él con la intención de agarrarle por el cuello y zarandearle, hasta obtener contestación.
Fue entonces cuando he notado un dolor agudo en los nudillos, el tibio calor de la sangre deslizándose entre mis dedos y el estrépito de un espejo roto en mil pedazos.
Ya tiene la respuesta—oí, una voz.— Debo aumentarle la medicación.
 


domingo, 20 de septiembre de 2015

PASAJES DE "CÉCILE.AMORÍOS Y MELANCOLÍAS..." (19)

CAPÍTULO III
La Prepotencia
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Después, se acomodó en el asiento y cerró los ojos, pretextando:
―Es posible que no hable durante unos momentos, porque necesito meditar. Aún tengo que perfeccionar la estrategia a seguir con el veterinario. Me temo que ese individuo, a pesar de tener carrera, después de estar viviendo tanto tiempo en el pueblo, habrá aprendido todas las mañas y malas artes de los lugareños, y debo saber cómo hacerle frente.
Al poco tiempo comenzaron a sonar sus ronquidos. Félix, volviendo la cara, me guiñó un ojo balanceando la cabeza, se caló la gorra y siguió conduciendo en silencio.
En las curvas de la carretera, kilómetros antes de alcanzar Coreses, el vaivén del coche despertó a mi padre, que se lamentó de no haber disfrutado con la visión de Toro, lo cual no le impidió hacer un panegírico de esta noble villa:
―Toro es una ciudad famosa desde que, hace siglos, las huestes de los Reyes Católicos dieron buena cuenta de los seguidores de Juana la Beltraneja. Pero es además hermosa por sus monumentos. Además de la Colegiata y su famosísimo Pórtico, posee un conjunto inigualable de iglesias y casas solariegas de estilo mudéjar. Me hubiera gustado pararnos para que observaras el Arco del reloj ―me dijo―, pero, a veces, tiene uno tantas cosas en la cabeza... ¡Ah, se me olvidaba! Aquí vivió un primo de tu abuelo, que siempre nos mandaba, por carnavales, una barrica de un vino excelente de un color rojo subido y un poco áspero, pero que en boca dejaba un regusto especial... ¡Qué tiempos aquellos!... ¡Y no hay que olvidarse de su huerta! Las verduras más tiernas de Zamora proceden de su vega. Por si fuera poco...
Mi padre no dejó de contar maravillas de Toro, de Coreses y de todo lo que atisbaba a través del cristal.

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jueves, 17 de septiembre de 2015

UNA BUENA CRÍTICA

Estamos de enhorabuena. Hace algunos meses, mi editorial, galeonbooks, envió uno de los ejemplares de  "Cécile. Amoríos y melancolías de un joven poeta", a un prestigioso blog de lectura con sede en Elche (Alicante) y con el que no nos une ningún lazo de parentesco o de amistad, más allá del que proporciona la relación lectora.
Con fecha 15 de septiembre, hemos recibido la opinión sobre la novela. El comentario ha sido muy bueno , y como es lógico, nos ha llenado de satisfacción, porque es una invitación explícita a su lectura, preferentemente, en el mundo juvenil. Pinchando en el link que figura al final de este escrito, comprobaréis cuanto os digo Espero que este comentario sea leído por muchos profesores de ESO y Bachillerato, y así se incremente el número de Centros Educativos que ya lo han elegido como Libro de Lectura para el presente Curso.

domingo, 13 de septiembre de 2015

PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO  JEREMÍAS" (18)
CAPÍTULO IV
Conociendo el pueblo
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―Los que utilizan motes para nombrar a sus convecinos o parientes son gentes de poca cultura, que con un vocabulario soez o rastrero ―afirmó mi padre― demuestran su baja catadura, movidos en la mayor parte de las veces por la envidia, evidenciando así que son gentes de escaso soporte moral. En nuestro caso, el apodo con el que nos nombran me parece de muy mal gusto y ya añejo. Sería más justo, ahora que tengo un reconocido prestigio, que nos conocieran por los Notarios o, en su defecto, por los Vallisoletanos, sin tener que recurrir a mulero para recordarnos continuamente el oficio de mi abuelo. Además, lo dicen cobardemente, a mis espaldas, porque todavía no ha nacido quien tenga el coraje de decírmelo a la cara ―concluyó mi padre, atusándose el bigote primero y haciendo antes de levantarse de la mesa un nudo estrangulador en la servilleta, como si en ella se hubieran congregado todos los cobardes del pueblo.
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Fotografía de Santos Pintor Galán

jueves, 10 de septiembre de 2015

HA MUERTO EL POETA CARLOS SAHAGÚN (4-9-15)
Perteneciente a la generación de los 50, nació en medio de la guerra, en 1938, y eso marcó para siempre su vida. En su poesía (seis libros extraordinarios) hay dos temas recurrentes: la infancia y el primer amor. Nadie, y menos los poetas de su generación, la del 50, ha escrito versos más limpios, más profundamente emotivos y sinceros. Nadie tampoco, dentro de la poesía moderna, ha usado el endecasílabo con mayor fluidez y claridad.
Él fue el mayor impulsor del Manifiesto de los 2.300. Propuso ir a ver a Amando de Miguel para que figurara como el primer firmante. Acababan de otorgarle el Premio Nacional de Poesía, que recibió de manos de Calvo Sotelo, sustituto interino de Adolfo Suárez después de la intentona de Tejero. Apenas dio importancia a este galardón.
Su poesía, en contra de lo que pudiera suponerse, no puede encuadrarse dentro de la poesía social. Hay en ella un eco inconfundible de su tiempo y de su vida, pero va mucho más allá. No se deja llevar por su ideología ni trata de rendir servicio a la política. Quizás toda su exaltada retórica no era más que un deshago y una compensación infantil: ese no poder regresar a la infancia. ("Y desde qué tristeza hemos venido,/ desde qué infancia que nos han quitado"). Como escribió: "Yo, capitán con mi espada de palo, /matando de mentira a los demás".
A estas horas
En las bocas del metro nadie espera
a nadie. Solamente se ven manos,
extremidades mutiladas. Bajo
la tierra se oyen trenes y zozobras,
se oyen detonaciones donde brilla
un momento tu ausencia y mi infortunio.
Nada, por lo demás, ha variado.
El tiempo sigue siendo un puente oscuro,
metálico, insalvable, o cierta música
que a mis espaldas dura destejiéndose.
Y tú, la anunciadora del otoño,
ya no podrás perderte en esta niebla.
Desde la torre un centinela aguarda,
traza señales bien visibles, siente
el perezoso ritmo de tus pasos
por la senda de las indecisiones.
¿A qué otro techo para refugiarte?
Yo mismo, oh muerte, soy tu propia casa.


domingo, 6 de septiembre de 2015


EL CONDE DE FUENTES DE VALDEPERO Y EL FUERTE DE FUENTES EN EL CAMINO ESPAÑOL

Hace unos días tuve ocasión de conocer el libro publicado por mi amigo Lucio Martínez Aragón en colaboración con la italiana Michela Fior. El libro se titula: “El conde de Fuentes de Valdepero y el Fuerte de Fuentes en el Camino Español”. Se trata de una novela histórica  en la que destacaré como fundamentales, los tres aspectos que cito a continuación:
1º El Conde de Fuentes de Valdepero, D. Pedro Enríquez de Acevedo, es un ilustre zamorano, hijo de los condes de Alba de Aliste, que nació en el edificio en donde se encuentra actualmente ubicado el actual Parador de Zamora, y que tuvo a gala firmar como “Conde de Fuentes” sus abundantes escritos dirigidos a Felipe II, Felipe III, Duque de Lerma y a la más alta aristocracia de la época. Fuentes de Valdepero es una pequeña localidad cercana a Palencia que posee un enorme y esbelto castillo actualmente visitable.
2º Este ilustre militar y político de finales del S. XVI y comienzos del XVII, fue nombrado Gobernador del Milanesado en 1600 y mandó construir  un fuerte militar en el norte Italia, junto a los Alpes, muy cerca de Suiza, que denominó “Fuerte del Conde de Fuentes” y que actualmente es un monumento visitable que se llama “Fuerte de Fuentes” ( “Forte di Fuentes”), promocionado por una asociación italiana llamada “Associacione Forte di Fuentes” que desde hace unos años se relaciona con la asociación “Amigos del Castillo y Monumentos de Fuentes de Valdepero”, de la que mi amigo Lucio Martínez Aragón es vicepresidente. El Fuerte de Fuentes se edificó cuando la Corte de Felipe III estaba en Valladolid, en el actual palacio Real, por tanto los permisos y las gestiones se realizaron desde Valladolid; razón por la cual todos los documentos están guardados en el Archivo General de Simancas y en la Biblioteca Nacional.
3º El conde de Fuentes abrió dos rutas, de las tres que componen el “Camino Español”, así llamado por el autor inglés Parquer Geoffrey, al conjunto de caminos que seguían las tropas españolas desde Milán hasta Namur, con la finalidad de defender Flandes ( actual Bélgica, Holanda y norte de Francia). Las dos rutas abiertas por el Conde de Fuentes estaban defendidas por el “Fuerte de Fuentes”. Actualmente la asociación nacional “Amigos del Camino Español de los Tercios” está redescubriendo estos lugares por los que pasaban aquellas inmensas caravanas y está catalogando estos sucesos, como hechos y lugares europeos, porque en ellos intervenían distintos países con el impulso y la coordinación de España.
Este libro me recuerda lo mejor de nuestra historia de España, la época en la que éramos invencibles y los primeros en el orden europeo establecido. Escrito de manera ágil y didáctica, su lectura es interesante y amena. Resulta gratificante encontrar publicaciones como ésta, porque en España hemos valorado muy poco nuestro gran pasado y este libro actualiza y restituye la gran valía europea y española del Conde de Fuentes que participó, al más alto nivel, en la vida militar y política de su momento, para después ser olvidado.

El libro puede adquirirse en librerías de Valladolid, Palencia y Zamora.