jueves, 3 de marzo de 2016

UNA INVESTIDURA,  LINGÜISTICAMENTE,  FALLIDA

Durante el día de ayer, he seguido ante el televisor, buena parte de la sesión de investidura, interesado en escuchar las razones esgrimidas por los representantes de los distintos Partidos políticos en un tema tan crucial para nuestro país, cual es la designación del futuro Presidente del Gobierno de la Nación.
Me reservo la opinión que me mereció cada uno, pues mi blog pretende ser fundamentalmente literario. Tampoco citaré nombre alguno de orador, atendiendo al viejo refrán: "Se dice el pecado, pero no el pecador" y, también, porque no quiero que ninguno de ustedes se sienta ofendido. Sí digo, que varios de los oradores intervinientes incurrieron, algunos machaconamente, en un mal uso del empleo del plural: "Ciudadanos y ciudadanas" "Españoles y españolas" " Diputados y diputadas" "Aquellos jóvenes y aquellas jóvenes" etc. etc. son un pequeño muestrario de "muletillas" que tuvimos que escuchar por boca de nuestros representantes. Si su nivel en otras áreas de las Ciencias, la Economía o el Derecho es semejante a su conocimiento del idioma castellano ¡Estamos apañados!
A título informativo reproduzco, lo que al respecto, nos dice el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española:

Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos

2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: http://lema.rae.es/dpd/img/bolaspa.gif.pagespeed.ce.b2UULyyXBr.giflas y los ciudadanos

No hay comentarios:

Publicar un comentario