jueves, 21 de julio de 2016

  MI AMIGA " LA FRASCA"   (2ª Parte)

(Continuación)

Desde decir que había huelga de conserjes y de que ésa era la razón para que no salieran las notas, hasta otros embusten sin fundamento, intenté retrasar como pude el momento en que me vi en la necesidad de comunicar el lamentable rendimiento académico a mis padres; los cuales, algo debían de sospechar al verme tan aplicado, repasando mis apuntes, en el borde de la piscina. Omito la bronca y los merecidos improperios que recibí, por no alargar en demasía este relato.

Superada en septiembre esa crisis existencial, creo que el destino me ayudó, cuando queriendo volver a las andadas en el inicio del Curso siguiente, Paco, el bodeguero, me indicó que “La Frasca” había emigrado hacía otra ciudad universitaria para intentar aprobar algunas asignaturas que aquí— “por la cochina envidia”—, no superaba. Esta despedida no me sorprendió en absoluto, pues en el pasado,  cantábamos a dúo en los días de vino y rosas, la célebre composición de su querido Facundo Cabral: “No soy de aquí, ni soy de allá”.

Han pasado tantos años de aquello que, como otras muchas peripecias que han ido jalonando mi ajetreado vivir, lo tenía prácticamente olvidado. Fue hace apenas un mes, cuando me encontré con un compañero de Carrera, amigo común de juergas y asistente ocasional a los mítines de la pelirroja, quien, entre otras noticias, me comentó que “La Frasca” se encontraba recluida en un Centro para dementes. La noticia, despertó en mi interior sensaciones encontradas, pero ya fuera por curiosidad o por ir como Marcel Proust, “En busca del tiempo perdido”, encontré ocasión y tiempo para visitarla en la localidad en donde ahora recibía tratamiento.

La encontré en el jardín de la Residencia. Estaba sentada en un banco, soportando estoicamente el sol que incidía de plano en su cara. En el regazo descansaba un cuaderno de notas al que no prestaba atención pues su mirada parecía perdida sobre los parterres. Me acerqué sigilosamente hacia ella y pude observar que su delgadez era extrema, acentuada por el alarmante color cetrino del semblante. Aquella melena, en otro tiempo brillante y pelirroja, era tan sólo un manojo de cabello entrecanado y tan ralo, que ni siquiera ocultaba el cuero cabelludo. Las arrugas en cuello y cara, borraban toda referencia de aquel cutis terso y pecoso que contemplara absorto en otro tiempo, cuando era para mí la encarnación de una diosa.

Cuando pronuncié su nombre, ni siquiera se inmutó. Después, al decir: ”soy tu chiquitín”, se sonrió y, sin poder asegurar que me había reconocido, me indicó con un gesto que me sentara a su lado. Inició, entonces, un monólogo en el que parecía estar totalmente cuerda, si bien obsesionada con su tema recurrente, “He sido una revolucionaria durante toda mi vida, Aunque tuve varios amantes, a ninguno de ellos hice caso en sus pretensiones de llegar a ser su mujer, porque ello me hubiera impedido difundir mi mensaje liberador…” Hablaba y hablaba sin darme  la oportunidad de interrumpirla. Notaba que su voz se debilitaba a la par que sus facultades mentales desbarraban hasta el punto de afirmar que: “entre Dolores y yo, derrocamos al dictador…”. Cuando la enfermera la acomodó en la silla de ruedas, camino de la habitación, girando la cabeza hacia donde me encontraba, afirmó convencida: “Siento dejarte, pero el Comité Central me ha encargado que planifique la III República y tengo mucho trabajo por delante”´

Más tarde la enfermera me informaría que se dedicaba a borrajear su bloc de notas y que una cirrosis aguda, amenazaba con poner término a sus días en un corto espacio de tiempo. Le di mi número de teléfono y le rogué que me avisara cuando tal hecho se produjera.

Hoy, al recibir la noticia, he rezado para que el Dios, en quien no creía, haya sido misericordioso con ella, abriéndole las Puertas del Paraíso, ésas que para ella eran la muralla que tantas veces abría y cerraba, entonando los versos de Nicolás Guillén.



4 comentarios:

  1. Nuestro destino tiene dos firmas, la nuestra y la del azar. Buen relato. Un abrazo.

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  2. Me alegra tu comentario.Tienes mucha razón.El destino también ha hecho que por azar nos conociéramos. Un abrazo, María José.

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  3. Hermoso relato, Carlos. LLeno de sentimentalismo y realidad. Enhorabuena de nuevo por tus brillantes escritos. Y gracias por deleitarnos con ellos.

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  4. Es un placer contar entre mis lectores con una escritora como tú. Desgraciadamente el halago entre escritores, es infrecuente, por eso tu comentario dice mucho de tu grandeza de corazón. Junto con mi agradecimiento, recibe un cariñoso saludo.

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