jueves, 18 de octubre de 2018



PASAJES DE "CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA" (50)
CAPÍTULO VI
La ilusión
.............................................
Por último, actuando mejor que una actriz dramática, Petra pasó bruscamente de la risa al llanto y concluyó reconociendo:
―¡Qué solita estoy! No me queda ni marido ni familia. Si no fuera por este santo ―dijo, señalando a mi padre, que en ese momento entraba en el primer sueño―, no sé dónde hubiera comido las castañas este año. Vamos a la cocina ―dijo a tata Lola, dando un respingo―, que buen vajillero nos espera y eso que ahora me se está poniendo un dolor, asín sobre la parte de la rabadilla, que no sé yo como acabaré el día. Como sea la “asiática” estoy amolada.
Antes de marcharse, como una buena prestidigitadora, sacó, en una hábil maniobra, un pañuelo de la manga, se lo llevó a los ojos, después a las narices y se sonó los mocos. De estar Domi en la escalera, hubiera oído el estrépito.
Cuando las tatas abandonaban el salón, mi madre suspiró aliviada, disimulando, de paso, con su gemido, el ronquido paterno.
Margarita, aprovechó la ocasión de pillar desprevenido a mi padre, para pedir lo que no estaba segura se le concediera.
―Papá, papá ―gritó, despertando a su progenitor―; Nacho y yo hemos pensado que podíamos hacer en casa un guateque de despedida. Mañana hará mucho frío para estar por la calle y si queremos ir a bailar tendríamos que hacerlo solos, y ya sabemos que eso no os parece bien...
―Por mi parte ―respondió mi padre, que acaba de entrar en el mundo real―, creo que está muy bien pensado. Tenéis mi permiso y creo que también el de tu madre. Aquí estaréis al resguardo de algunas lenguas viperinas que buscan el menor motivo para socavar el prestigio de mi linaje.
Con las bendiciones paternas conseguidas, el resto fue coser y cantar. Avisamos a nuestros amigos que, como era de esperar, se alegraron por la noticia. Yo me encargué al día siguiente de retirar las sillas y las mesitas auxiliares para improvisar una pista de baile en la que pudiéramos evolucionar con soltura, y Margarita se ocupó de la intendencia.
―Con dos docenas de “medias noches” será suficiente ―calculó―. Estos días estamos empachados con tanto dulce y tanta comida.
No dije nada para no enfadar a mi hermana, pero conociendo a Goyita, me pareció el avituallamiento un poco escaso. A Tinín le indicamos el funcionamiento del pick-up y le confirmamos en el cargo de pinchadiscos. No queríamos que el crío se sintiera marginado. También fue él el encargado de hinchar los globos y de ayudarme a decorar el salón con serpentinas y guirnaldas. El ambiente a conseguir debía ser lo más parecido al de un salón de baile y, aún a riesgo de parecer inmodestos, creo que lo conseguimos.                                                                                                                              ...................................
                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario