domingo, 28 de julio de 2019


CONVERSACIONES CON ÓSCAR (XIII)




Al cumplirse los veinticinco años de la película de animación del mismo nombre, la factoría Disney ha hecho un remake de la misma en live-action (versión de acción real) firmado por Jon Favreau, que ya hiciera el remake de “El libro de la selva”. Esta nueva versión en imagen real, no cumple, creo yo, con  la principal misión de una película de animación que es la de distraer y provocar ternura en un público que es, mayoritariamente infantil.

La película reproduce fielmente, escena a escena, la versión primitiva, si bien la duración se alarga hasta alcanzar las dos horas con algunos añadidos que no aportan nada interesante a la cinta. En esta versión de acción real, los rostros de los personajes, que han sido creados por ordenador, permanecen con la misma actitud ya estén gozando en la selva o inmersos en cruentas batallas de supervivencia, de manera que comparándola con la versión anterior, sale claramente desfavorecida.

El film se narra la vida de Simba, un cachorro de león que vive feliz en la sabana junto con su padre Mufasa que es el jefe de la manada. Su tío Scar es un malvado león que quiere ese puesto para él y que no duda de utilizar sus perversas artes, deshaciéndose de competidores. Esta es la razón que impulsará al pequeño Simba a abandonar su familia y adentrarse en territorios peligrosos. En esta aventura contará con la compañía y ayuda de Timón y Pumba, un monito y un jabalí. Con el paso del tiempo, Simba sentirá el deseo de regresar y de poner las cosas en su sitio.

En el reparto de voces protagonistas intervienen, entre otros, los actores Donald Glover como Simba, James Earl Jones como Mufasa,  Chiwetel Ejiofor en el papel de Scar y la cantante Beyoncé, como Nala. Por cierto, la cantante ha compuesto para este film el tema “Spirit”, muy apropiado para el romance que mantendrá Nala con un Simba ya crecidito.

Visualmente la cinta es impresionante con secuencias como la que tiene lugar en el cementerio de los elefantes y otras que imprimen realismo y grandiosidad a esta historia fantástica. Sin embargo, los avances tecnológicos no hacen olvidar a la anterior versión y dejan al espectador frío, quizás también por el aire acondicionado que me libró por espacio de dos horas, del intenso calor que hacía en el exterior.


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