domingo, 14 de julio de 2019


PROBLEMÁTICA  DECISIÓN

Tres meses le duró a Cuca la alegría de obtener trabajo en una Banco de la capital. Después, la protocolaria llamada al despacho del Director le confirmó la asignación a una sucursal  norteña de poco más de dos mil habitantes. Cuca aceptó resignada esta nueva oportunidad que el destino le deparaba y pensó que demostrando su valía, no le sería difícil que poco tiempo después, la reclamarían para ocupar en la misma entidad bancaria un puesto como Asesora de Finanzas dando por supuesto que sería en una ciudad como la que se veía obligada a abandonar.

La nueva ubicación gozaba de un verdor extraordinario y de un entorno idílico. En el mes de julio era el destino escogido por muchos veraneantes para pasar unos días rodeados de una naturaleza desbordante de belleza en la que se disfrutaba de una temperatura sumamente agradable.

El trabajo no la agobiaba y contaba con la inestimable ayuda de Germán, un treintañero simpático y agradable con el que congenió rápidamente. Él fue quien se encargó de ponerla al corriente de las operaciones básicas que en la oficina se desarrollaban, quien le fue presentando a la clientela y quien la acompañaba en pequeñas excursiones para mostrarle los alrededores.

La coincidencia en gustos fue obrando el previsible acercamiento emocional, de manera que, aun sin mostrar explícitamente su amor, quedaba claro que entre ellos existían sentimientos que superaban la simple amistad.

Estos sentimientos se hicieron más patentes cuando el verano concluyó y con él la presencia de veraneantes y la llegada del tiempo húmedo y desapacible, lo que les proporcionaba la oportunidad de establecer mayores ratos de convivencia,

Una tarde en la que ambos intercambiaban confidencias en un bar, al resguardo de la lluvia, Germán se sinceró y confesó su amor por Cuca

—Creo estar ciegamente enamorado de ti y no quisiera pecar de presuntuoso si te digo que tú debes sentir por mí un sentimiento similar. Hasta el momento nada te he dicho sobre este asunto porque nuestra situación laboral es francamente complicada. Hoy estamos destinados aquí y mañana tal vez uno o incluso los dos podemos encontrarnos a kilómetros de distancia.

—Así es, Germán. Yo también te quiero, pero algo me impide dar ese paso decisivo que nos una en un amor que suponga en poco tiempo un sufrir en la distancia.

Germán, guardó silencio y apostilló:

—Lo que es cierto, es que estar esperando lo que pueda suceder en unos meses o años, es desperdiciar un tiempo precioso. Yo creo que deberíamos afrontar la aventura. ¿Quién sabe lo que nos deparará el futuro?

—Dame unos días para pensarlo. Te prometo que no han de ser muchos. Mientras tanto, únicamente nos veremos en el trabajo. Quiero que la decisión que tome sea la adecuada.

Dos semanas más tarde, aprovechando que la lluvia caía con fuerza y en la sucursal bancaria no había ningún cliente, Cuca le dijo a Germán lo que pensaba sobre su relación…

Fotografía de Santos Pintor Galán.



2 comentarios:

  1. Si el corazón susurra sus razones, no importan las tormentas de días desapacibles. A veces una llama fugaz en mitad del frío puede persistir con su belleza y arroparnos.
    Un cálido abrazo, Carlos.

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  2. ¿Quién puede imponerse a las razones que el corazón susurra? Una llama fugaz puede desatar un colosal incendio que torna un desapacible día en cálida armonía de belleza sin igual. Arropado por tu comentario te envío un fuerte abrazo, María José.

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