jueves, 18 de junio de 2020


EL CARACOL





Después de oscuridad fue la tormenta
la que alteró el sosiego de aquel día,
entre rayos, el agua que caía
inundaba la tierra tan sedienta.

Escuchando tronar, no me di cuenta,
de proteger la tierna peonía
sembrada en el jardín al mediodía
para ser del verano vestimenta.

Cuando el cielo se hubo despejado,
vi mi planta de pálidos verdores
destrozada con otras a su lado

y un caracol con concha de colores
buscando, lentamente, su bocado,
gustosa para él sin sus olores.


Fotografía de Mayte Martín García

2 comentarios:

  1. El viento en su infancia jugaba con caracoles de tierra y mar. De ahí que cuando los ve siempre surjan ráfagad de cariño.

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    1. Los caracoles de tierra y mar se estremecían cuando el viento jugaba con ellos. Sus conchas consevan todavía esa enorme sensación de cariño.

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