domingo, 12 de septiembre de 2021

 

¡HÁGASE LA LUZ!

 

 

 

(Obra teatral en tres Actos)

ACTO PRIMERO

(Camilo y Rubén se encuentran casualmente por la calle)

 

Camilo—¡Qué alegría verte, Rubén! Precisamente hace unos días, me he acordado de ti.

Rubén—Yo también me alegro de estar de nuevo contigo, pero dime, ¿por qué te acordaste de mí?

Camilo—Sencillamente porque fuiste el número uno de nuestra Promoción de Ciencias Físicas.

Rubén—Aquello fue hace mucho tiempo. Ya casi ni me acuerdo. Pero, ¿hay algo en que te pueda ayudar?

Camilo—Creo que sí, amigo Rubén. Verás, estoy investigando una cuestión que de llegar a buen término podría suponer la mayor revolución tecnológica del planeta.

Rubén—¡Jo...! No me asustes. No me digas que trabajas ahora para la NASA.

Camilo—Nada de eso. Es un proyecto que he diseñado, ecológico al cien por cien y espero que los beneficios que aporten a la Humanidad sean impresionantes, aunque todavía me quedan algunos flecos por concretar.

Rubén—Me tienes en ascuas. No sé de qué trata tu proyecto y mucho menos el papel que piensas que puedo desempeñar en él.

Camilo—No es para hablarlo en cinco minutos. Me gustaría que quedásemos un día de la semana próxima. Yo me encargaría de buscar un lugar apropiado para poder hablar evitando escuchas indiscretas.

Rubén—Vale, vale, Lo que tu digas. Ya me llamas  y fijamos lugar y hora.

Camilo—Así lo haré. Gracias por tu colaboración. ¡Qué bueno es poder contar con amigos!

 

ACTO SEGUNDO

(Los dos amigos se reúnen en una cafetería en la periferia de la ciudad

 

Camilo—Gracias por venir, Rubén. Aquí nos encontraremos cómodos y podré contarte mi proyecto.

Rubén— Empieza cuanto antes, estoy en un sinvivir.

Camilo— Se trata de generar luz a partir de luciérnagas.

Rubén—¡Pero eso es un disparate!

Camilo— Puede parecerlo, pero llevo varios meses dándole vueltas al asunto y, a falta de ciertas comprobaciones, me parece un proyecto factible y más con la escalada de precios de la electricidad. Te cuento: la intensidad luminosa de una luciérnaga oscila entre 2,2 y 3.6 mili candelas y una bombilla incandescente de 100W posee una intensidad luminosa de 130 candelas.

Rubén—¿Y?

Camilo— Pues bien sencillo. Unas 45.000 luciérnagas nos aportan la misma luz que la bombilla antes mencionada, luego todo se reduce a conseguir un número elevado de estos animalitos haciendo que se reproduzcan en granjas apropiadas. Después con esta luminosidad.... bla, bla, bla................ se podrían iluminar hasta campos de fútbol y... bla, bla, bla................ y además teniendo en cuenta el consumo se podría aplicar al algoritmo que............bla, bla, bla.............

Rubén—Esto que me estás diciendo no tiene ni pies ni cabeza, como no sea la que poseen los insectos.

Camilo— No creas, Rubén. El profesor Tsiachesnenko de la Universidad de Moscú, me ha asegurado que.............. bla, bla, bla................ y aquí es en donde pensaba pedirte opinión porque, bla, bla,bla, .........................................................¿Qué te parece?

Rubén—Es un proyecto descabellado. Eso que planteas es una utopía científica que es imposible que llegue a ser una realidad. Creo que no podré ayudarte, todo lo que me has dicho es un disparate. De todas formas, te doy las gracias por la confianza depositada en mí y, si te parce oportuno me informas de en qué queda tu proyecto.

 

 ACTO TERCERO

(Dos años más tarde los amigos se encuentran en un aparcamiento)

 

Camilo—¿Qué es de tu vida, Rubén?

Rubén—La mía bien  a Dios gracias, pero la tuya me parece estupenda a juzgar por el cochazo que te has comprado

Camilo—Ya ves amigo, todo es consecuencia de la investigación de la que te hablé.

Rubén—Entonces, ¿salió bien el proyecto? ¿conseguiste llevar a buen término la construcción de granjas de luciérnagas?

Camilo— No, exactamente. Lo que sucedió es que presenté mi proyecto en el Ministerio ante un grupo de expertos, aportando toda la documentación  que poseía y explicando concienzudamente mi revolucionario método para obtener luz a bajo coste.

Rubén—¿Qué te dijeron?

Camilo—Debí de dejarles asombrados, porque a la semana siguiente me llamaron y me hicieron saber que, aunque el proceso se podía poner en marcha, para qué iban a iniciar un camino nuevo si las Compañías Eléctricas existentes cumplen su misión y aportan pingües beneficios. A cambio, y si nos olvidábamos de mi proyecto, me ofrecían un puesto en el Ministerio como Asesor  en la Red de Distribución.

Rubén—¿Aceptaste, no?

Camilo—¡Naturalmente! Y no veas con qué sueldo.

Rubén—Me lo imagino. Ya se trate o no de electricidad, un puesto por enchufe siempre es muy sustancioso.

Camilo—A veces me he acordado de ti. ¡Qué mal hiciste en no colaborar en mi proyecto!

Rubén—Desde luego. Como podía pensar yo en un desenlace así.

Camilo—Bueno, Rubén, te dejo que tengo una Reunión en el Ministerio y las dietas también son sustanciosas. Que te vaya bien. A ver si nos vemos cuando vuelva de América. Estoy invitado a visitar varias Centrales Hidroeléctricas y a mi mujer también la han invitado y está encantada. Ciao, amigo.

 

(Cuando cae el telón, Rubén se pregunta de qué le valió esforzarse para ser el número uno de su Promoción)

 FIN

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. No entendí muy bien la obra ��
    Si su proyecto, por sugerencia,que se olvidara de el.
    Cuak era su trabajo,? O tenía carisma de convencimiento?
    Y la pregunta que se hizo Ruben... Era para el el reproche? O era para Camilo?

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  2. Trataré de explicártelo. Cualquier proyecto que trate de proporcionar mejoras para la Sociedad, es rechazado por los Gobiernos que están obteniendo cuantiosos beneficios con el sistema actual y, a cambio, compran voluntades. La pregunta que se hace Rubén es la que nos hacemos todos. En la actualidad, el esfuerzo se valora muy poco y prima el conseguir el triunfo sin apenas capacitación y sin desarrollo personal. Gracias por tu comentario.

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