jueves, 25 de agosto de 2022

 

PASAJES DE "CÉCILE. AMORIOS Y MELANCOLÍA DE UN JOVEN POETA" (89)

CAPÍTULO XII

La Tolerancia

 

 

 

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Pocos días después, Daniel, me llamó por teléfono, comunicándome con voz trémula que había llegado el momento de anunciar a su familia su pronta marcha al noviciado de los jesuitas. Me rogó que estuviera en su casa a media tarde. “Tu presencia ―me dijo― me resulta absolutamente necesaria para sentirme arropado por mi mejor amigo”.

En el hogar de los Casarell-Dupont reinaba aquella tarde un ambiente muy cordial. Toda la familia se encontraba reunida en el salón, a petición de Daniel. Los rayos del sol, filtrándose a través de las cortinas, contribuían a crear una atmósfera relajada y tranquila que se vio alterada tan pronto hube llegado. Sin apenas darme tiempo para saludar a los asistentes, Daniel se dirigió precipitadamente al bureau y colocó sobre el plato giratorio un vinilo elegido de antemano. Los sones anunciadores del Preludio del “Te Deum” de Charpentier sirvieron de fondo musical para que Daniel, con voz temblorosa, notificara su gran secreto, entonado con aires de proclama.

―Familia: os he reunido para comunicaros que dentro de una semana marcharé a Villagarcía de Campos, a comenzar el noviciado: he decidido ser jesuita.

Seguramente, Daniel tenía preparada una comunicación de mayor extensión pero, emocionado, se dejó caer en el sofá a la espera de notar el impacto que sus palabras habían producido.

Charlotte y Cécile se miraron un tanto petrificadas en tanto que don Alfredo, enmudecido, palidecía. Madame Stéphanie fue la primera en comenzar a hablar, después de ocultar un tiempo el rostro entre sus manos.

―Pero, hijo, ¿cómo no nos has dicho nada hasta ahora? Yo sí que pensaba que pasabas mucho tiempo en el Colegio con el Padre Oquendo, pero no podía imaginar una decisión tan drástica.

―No he querido decir nada hasta no estar bien seguro del paso que iba a dar. Tan sólo Álvaro era conocedor de mis intenciones.

Sentí por un momento sobre mí el impacto de las miradas de toda la familia. Me fijé sobre todo en Cécile, que parecía interrogarme desde la profundidad de sus ojos, que en esta ocasión habían mudado su habitual color azul cielo por otro de tonalidad más acerada.

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domingo, 21 de agosto de 2022

 

EMBRUJO PARISINO

 

 

 

La belleza envidiaba su melena

hecha rizos, cascadas en la espalda,

brillantes azabaches que en la falda

contrastaban con el azul del Sena.

 

Al mirarla dije: ¡Enhorabuena!

Por fin he encontrado la guirnalda

Que, de tener los ojos esmeralda,

harían de mis sueños dicha plena.

 

Advertí que su vista me seguía

allí donde estuviera, controlaba

cada paso que daba ¡qué sería

 

aquella fijación que enamoraba!

Un anuncio del Lido sugería

por ir a verla. ¡Cuánto me costaba!

domingo, 14 de agosto de 2022

 

LA SOLEDAD QUEBRADA

 




¡Qué tiene tu voz de mujer- niña

que ha quebrado mi soledad al escucharla!

¡Qué rumor de mares contenidos!

¡Qué ansiada libertad de espuma blanca!

 

Tu voz, tu dulce voz ha retumbado enérgica

en el errático deambular, de la nave al pairo

de mi alma, recordando tus suspiros.

 

Apenas sabía de ti,

herida nube añil de mi destino,

en el camino incierto...

 

Tus labios, tu cuerpo y el abrazo final de despedida,

me acompañaban en el desierto del olvido.

 

Hoy, al escucharte, voz eterna,

he sentido los pulsos en mis sienes

y el amable encuentro con el futuro imaginado.

¡Cuánta paz recorre ahora mi ser!

Dulce voz que ha calmado mis anhelos

quebrando la soledad

para recorrer por siempre, acompañado,

la senda sin fin de la esperanza.

 ´

Fotografía de David Dubnistkiy

 

 

 

jueves, 11 de agosto de 2022

 

PASAJES DE “LAS LAMENTACIONES  DE MI PRIMO JEREMÍAS” (89)

CAPÍTULO VI

El cursillo de verano

 

 

 

 

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―¿Esperará Rosita, la de la Nicanora, hasta que regrese? ―preguntó preocupado, Jeremías.

―Esa cuestión no debe quitarte el sueño; en Francia o a donde vayas, siempre encontrarás mujeres. Ese es un material que no se agota tan fácilmente, y en último caso, escríbela de vez en cuando informándole de tus progresos. Si te va bien, ya verás cómo te guarda la ausencia. ¿O no te he dicho cómo son las mujeres? ¡Demonio de crío! ¿Esa es tu máxima preocupación?

El tío Caparras, dejando caer la cabeza hacia atrás, permaneció unos minutos en silencio con los ojos cerrados, acaparando el sol que iluminaba su rostro, estático como una lagartija. Jere­mías, preocupado por la brusca interrupción de la conversación, preguntó:

―Caparras, ¿te has muerto o qué?

Sin molestarse en abrir los ojos, el hombre contestó:

―Aún no ha llegado mi hora, Jeremías, pero cuando venga a por mí «la pálida», no habrá mucha diferencia entre estar vivo o muerto; sólo variará de posición mi cuerpo y la piedra del panteón, que estará por encima y no por debajo, como ésta en la que estamos sentados. Desde que tomé la firme decisión de vivir a mi aire, soy una de las pocas personas de este mundo que sin haber muerto, descansa en paz. Ahora, iros a casa a comer, que ya es hora. Yo me quedo donde estoy, porque a mí nadie me espera y además, el sol me alimenta.

Atravesando la Plaza llegué a la casa del abuelo. Varios estornudos seguidos me confirmaron la frescura del zaguán y alertaron a la familia de mi presencia.

―¿Dónde has estado? ―preguntó mi madre desde la cocina―. Hace un rato que Tinín juega en el jardín y creo yo que el cursillo termina a la misma hora para todos.

―Estuve con Jeremías, llevando las piedras de la huerta a las afueras del pueblo― dije, para ocultar la trastada hecha al Alpargata.

―Lávate las manos y ven a la cocina. Hoy vamos a comer aquí, para que el abuelo no tenga que desplazarse.

Realmente, el abuelo no estaba para muchos desplazamientos. Sentado en el escaño, combatía el frío envuelto en una manta. Bajo el sombrero, los pellejos de la cara disimulaban a duras penas el contorno de una calavera cada vez más evidente.

―Hoy ha venido el pescadero de Corrales ―anunció mi madre, dirigiéndose al abuelo―, y he pensado, Tino, que una pescadilla cocida le hará bien. Yo misma me encargaré de quitarle las espinas para que se descuide comiéndola.

―Gracias, Consuelo, por ser tan atenta conmigo. Al menos me quitas las espinas del pescado. ¡Si pudieras quitarme también las que tengo clavadas en el corazón! ―dijo el abuelo, arrebujándose con la manta.

―Todo se andará; cuando coma ya verá como nota la mejoría y a la par se alivian los pesares ―le animó mi madre.

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domingo, 7 de agosto de 2022

 

REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXVI)

 

 

Dar la vuelta al mundo, ni es caro ni requiere mucho tiempo. El que dude de lo que digo, que mire la fotografía.

No puedes presumir de ser  rico, si cuando se te estropea un jersey, no puedes viajar a Nueva Jersey a comprarte otro.

Mirad lo que dice ahora el telefonillo de mi portal: "Puerta abierta. Por calor, cierre la puerta después de entrar".

Leído en un periódico: "No te gastes el dinero en libros. Los míos te los regalo. Mándame por Bizum cien euros para gastos de envío, a este telf. 613........  y los recibirás en pocos días".

Pocos matrimonios habrán sufrido tanto como Don Etsk y su mujer Lugansk.

Los internos de un Centro Penitenciario, ¿comerán alimentos procesados?

Durante esta ola de calor, buscando responsables, he preguntado al mar si era por su culpa y me ha dicho que lleva muchos días sin haber oleaje. Después le pregunté al Sol y me respondió que él no ha podido ser, al estar cada día más agotado. Ya no me molesté en preguntar a un político.

En el barrio todos le conocían, como “El Faquir”, por su afición a comer navajas.

Detenido por propinar un puñetazo a su vecino, en su defensa declaró ante el juez que en el verano era muy corriente “un golpe de calor”.

A su mujer le decía que madrugaba, porque en verano, se caminaba mejor con “la fresca”. Y no mentía, porque en sus paseos le acompañaba la hija del alcalde.

Melitón García ha creado una Asociación de afectados  con cólico de gases  con la intención de reunir la producción, exportarla este invierno y hacerse millonario.

Si el tonto hace tonterías, y el bobo, bobadas, Dejo a vuestra imaginación cómo debemos nombrar a lo que está haciendo Putin.

 

Fotografía del autor.

 

 

 

 

jueves, 4 de agosto de 2022

 

HAIKUS DEL CALOR SOFOCANTE

 

 

No me vencerás

julio con tus calores,

le dijo agosto.

 

Entre claveles

quisiera estar oculto

de la calima.

 

Como los grillos,

esperaré la noche

para respirar.

 

¡Oh madrugada!

Tienes la cara amable

de la mañana.

 

Cómo agradezco

soñar bajo sábanas

de frío lino.

 

Fotografía del autor.