domingo, 22 de junio de 2025

 



PASAJES DE”LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (109)

CAPÍTULO VII

 Se acerca la Fiesta 

 

 

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―¡Es don Sebas, el alcalde! ―me indicó Jeremías, para añadir luego, guiñándome un ojo―: Es un tío muy majo, que a veces se pone cachondo cuando se templa tomando vinos con mi padre.

Con las marcas de los hierros en las piernas, bajamos de la ventana y nos unimos al grupo camino de la Plaza, entre una nube de polvo que hacía irrespirable el ambiente en una tarde ya de por sí sofocante. Jeremías, cada vez más en el papel de profesor-guía, nos indicó el camino a seguir:

 ―Yendo con tu hermano, en la Plaza nos pueden aplastar. Vámonos a casa de María la Perdiz; ya verás cómo nos deja subir al balcón; desde allí se ve muy bien el Ayuntamiento.

―Mejor se ve desde la casa del abuelo, que está frente por frente ―respondí yo. Jeremías, hizo un gesto de contrariedad y se paró en mitad de la calle para regañarme en tono paternal:

―Cuántas veces he de decirte que en nuestras conversaciones no tienen que estar los mayores. ¿Te imaginas de qué podríamos hablar estando tus padres o tata Lola delante? Y no digamos si además nos oye Petra. Si acertara a pasar por delante Rosita y la vieja se da cuenta de que me pongo colorado, le faltaría tiempo para ir contando mis amores por el pueblo.

―Si es por eso… ―dije convencido.

―¡Claro hombre! ¿Pero cuándo vas a aprender? Déjate aconsejar por alguien que entiende, a ver si poco a poco vas cogiendo picardía, que como no te despabiles, se termina el verano y no acabas de dar la talla como hombre.

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2 comentarios:

  1. Excelente pasaje de su novela, vamos qué pasa en el siguiente🙂

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    1. Gracias, Alie, por comentar. Los pasajes publicados animan a los lectores a tener accesibilidad a la novela. Feliz domingo. Saludos.

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