domingo, 31 de julio de 2016



HOMENAJE A CERVANTES

En el Palacio Real de Valladolid, lugar habitado en otro tiempo por monarcas españoles, y en donde naciera en 1605 el rey Felipe IV, cuando nuestra ciudad era corte de España, tuvo lugar el pasado jueves, un recital poético musical en homenaje a don Miguel de Cervantes, dentro de los Actos que conmemoran el IV Centenario de su muerte.

El Palacio, en la actualidad Sede Militar, cedió las instalaciones de su incomparable Patio Central, para que en él tuviera lugar este evento. La idea no pudo ser mejor, por cuanto don Miguel fue en vida, militar y escritor.

En el apartado literario,  cabe felicitar a los poetas: Pablo Otero, Inmaculada Calvo, Jorge Múrtula y Mar Gómez, componentes del Grupo Artístico “Guardar Como”, que leyeron con soltura y entonación, versos de Cervantes y otros de producción propia, relacionados con diferentes aspectos de la vida y obra del escritor.

Intercalándose en la lectura, tuvo lugar la actuación musical de Julio Arribas, al rabel, y Lorenzo Duque. Ambos, pusieron música y voz a romances de la época, apropiados a los textos escritos. Tanto ellos como los poetas intervinientes, fueron muy aplaudidos en cada una de sus intervenciones, y una vez concluida la representación, por el numeroso público que se dio cita en tan espléndida ubicación.


Ojalá, este tipo de manifestaciones artísticas se puedan repetir en un futuro, en pro de la Cultura y del aprovechamiento de espacios militares que, de otra manera quedan parcialmente utilizados.

domingo, 24 de julio de 2016

EL PROTAGONISTA DE MIS RELATOS

Llegó el tiempo de decir
a quien me quiera escuchar,
que, como todo juglar
o contador de relatos,
lo que digo no son datos
de que poderse fiar.

Hay quien cree que cuento historias
verdaderas de mi vida,
como si el alma dormida
declarara su pasado,
cuando éste tengo ocultado
tras una reja tupida.

Si a veces recorro mares
vestido de bucanero,
no penséis que en un velero
surco triunfante la mar.
¡No fuera malo ganar
con sólo un parche, dinero!

Y si seduzco mil veces
y mil veces soy mezquino,
sabed que no bebo vino
ni enamoro a las mujeres.
Yo ya tengo otros quereres,
¡Lo demás es cuento chino!

Por eso a partir de ahora,
infatigables lectores,
admirar sólo las flores
del jardín de la verdad.
Luego, si queréis, soñad,
vuestro héroe en colores.


jueves, 21 de julio de 2016

  MI AMIGA " LA FRASCA"   (2ª Parte)

(Continuación)

Desde decir que había huelga de conserjes y de que ésa era la razón para que no salieran las notas, hasta otros embusten sin fundamento, intenté retrasar como pude el momento en que me vi en la necesidad de comunicar el lamentable rendimiento académico a mis padres; los cuales, algo debían de sospechar al verme tan aplicado, repasando mis apuntes, en el borde de la piscina. Omito la bronca y los merecidos improperios que recibí, por no alargar en demasía este relato.

Superada en septiembre esa crisis existencial, creo que el destino me ayudó, cuando queriendo volver a las andadas en el inicio del Curso siguiente, Paco, el bodeguero, me indicó que “La Frasca” había emigrado hacía otra ciudad universitaria para intentar aprobar algunas asignaturas que aquí— “por la cochina envidia”—, no superaba. Esta despedida no me sorprendió en absoluto, pues en el pasado,  cantábamos a dúo en los días de vino y rosas, la célebre composición de su querido Facundo Cabral: “No soy de aquí, ni soy de allá”.

Han pasado tantos años de aquello que, como otras muchas peripecias que han ido jalonando mi ajetreado vivir, lo tenía prácticamente olvidado. Fue hace apenas un mes, cuando me encontré con un compañero de Carrera, amigo común de juergas y asistente ocasional a los mítines de la pelirroja, quien, entre otras noticias, me comentó que “La Frasca” se encontraba recluida en un Centro para dementes. La noticia, despertó en mi interior sensaciones encontradas, pero ya fuera por curiosidad o por ir como Marcel Proust, “En busca del tiempo perdido”, encontré ocasión y tiempo para visitarla en la localidad en donde ahora recibía tratamiento.

La encontré en el jardín de la Residencia. Estaba sentada en un banco, soportando estoicamente el sol que incidía de plano en su cara. En el regazo descansaba un cuaderno de notas al que no prestaba atención pues su mirada parecía perdida sobre los parterres. Me acerqué sigilosamente hacia ella y pude observar que su delgadez era extrema, acentuada por el alarmante color cetrino del semblante. Aquella melena, en otro tiempo brillante y pelirroja, era tan sólo un manojo de cabello entrecanado y tan ralo, que ni siquiera ocultaba el cuero cabelludo. Las arrugas en cuello y cara, borraban toda referencia de aquel cutis terso y pecoso que contemplara absorto en otro tiempo, cuando era para mí la encarnación de una diosa.

Cuando pronuncié su nombre, ni siquiera se inmutó. Después, al decir: ”soy tu chiquitín”, se sonrió y, sin poder asegurar que me había reconocido, me indicó con un gesto que me sentara a su lado. Inició, entonces, un monólogo en el que parecía estar totalmente cuerda, si bien obsesionada con su tema recurrente, “He sido una revolucionaria durante toda mi vida, Aunque tuve varios amantes, a ninguno de ellos hice caso en sus pretensiones de llegar a ser su mujer, porque ello me hubiera impedido difundir mi mensaje liberador…” Hablaba y hablaba sin darme  la oportunidad de interrumpirla. Notaba que su voz se debilitaba a la par que sus facultades mentales desbarraban hasta el punto de afirmar que: “entre Dolores y yo, derrocamos al dictador…”. Cuando la enfermera la acomodó en la silla de ruedas, camino de la habitación, girando la cabeza hacia donde me encontraba, afirmó convencida: “Siento dejarte, pero el Comité Central me ha encargado que planifique la III República y tengo mucho trabajo por delante”´

Más tarde la enfermera me informaría que se dedicaba a borrajear su bloc de notas y que una cirrosis aguda, amenazaba con poner término a sus días en un corto espacio de tiempo. Le di mi número de teléfono y le rogué que me avisara cuando tal hecho se produjera.

Hoy, al recibir la noticia, he rezado para que el Dios, en quien no creía, haya sido misericordioso con ella, abriéndole las Puertas del Paraíso, ésas que para ella eran la muralla que tantas veces abría y cerraba, entonando los versos de Nicolás Guillén.



domingo, 17 de julio de 2016

MI AMIGA "LA FRASCA"  (1ª Parte)

Entre los personajes peculiares  con los que, a lo largo de mi vida, he tenido la ocasión de relacionarme, recuerdo el de una mujer de elevada estatura, enjuta y desgarbada, que asentaba su estructura ósea en unas piernas delgadas pero bien torneadas y remataba su singular anatomía con una impresionante cabellera pelirroja que delataba su ascendencia irlandesa. Esta mujer, cuyo nombre, por razones obvias, no desvelaré, era conocida en el ambiente universitario por el apodo de “La Frasca”. Apodo que provenía de que, indefectiblemente, se la podía encontrar en un garito próximo al edificio de la Universidad ante un vaso de vino y su correspondiente frasca que descansaban sobre una mesa de mármol, elemento común al de todos los bares populares de los años sesenta.

“La Frasca” utiliza esta “cátedra”, para impartir sus enseñanzas sobre lucha revolucionaria e igualdad de Derechos. Era una mujer adelantada a su época, que entre trago y trago y cigarro tras cigarro, entre otras cosas afirmaba: “Es una vergüenza que en nuestro Distrito Universitario, sólo el veinte por ciento seamos mujeres. En Francia este porcentaje es mucho más elevado y sigue aumentando a raíz del mayo del sesenta y ocho”. La pelirroja hablaba con la autoridad moral que le confería conocer buena parte de Europa y de aventajar a los oyentes en no menos de seis o siete años. Sin duda, los profesores, no eran proclives a examinarla en el recinto del que “La Frasca” no salía.
Las tertulias eran abiertas y, si querías participar en ellas, únicamente había que arrimar una silla y pagar una frasca de vino para reposición, gesto que la mujer agradecía con una sonrisa y el consabido: “Gracias, compañero”.

Yo, que por aquellos momentos estaba atravesando la época más bohemia de mi existencia, y que era poco amigo de escuchar a conferenciantes en aulas de gran capacidad, por  muy regio que fuera el edificio que las albergaba, encontré en  las arengas de “La Frasca”, repuesta a muchos de las aspiraciones revolucionarias con las que la mayoría de los jóvenes, soñamos. Me hice tan asiduo a sus discursos como a la ingesta de vino, adquiriendo tal grado de amistad con mujer tan convincente, que, cuando acudía a escucharla, saludaba mi presencia con el cariñoso: “Hola, chiquitín” a la vez que estampaba dos sonoros besos en mis mejillas.

Su capacidad de convicción era tal, que me dejé crecer la barba hasta que mi cara recordaba vagamente a la del “Che Guevara”. Persistente en la misión de captar adeptos para la causa revolucionaría, me afilió a un Partido progresista, de nombre muy extenso y en cuyo logotipo figuraba una estrella.

Al finalizar el Curso, no sé si por esta circunstancia, yo mismo acabé estrellándome en las calificaciones finales. Suspendí todas las asignaturas troncales, aunque es de justicia reconocer, que gracias a “La Frasca”, aprobé el inglés. De haberme matriculado en un Máster sobre Enología, lo hubiera superado con nota,

                                                                                                                   Continuará….

domingo, 10 de julio de 2016


ODIO RACIAL

Los últimos acontecimientos de Minnesota y Louisiana y el acaecido hace dos días en Dallas, reabren la herida, hasta el momento sin cicatrizar, del conflicto racial en Estados Unidos. El problema no resulta fácil de resolver porque es anterior al nacimiento de los Estados Unidos de América como nación. Con el correr de los tiempos, se han conseguido avances significativos en cuanto a la igualdad de los derechos humanos más elementales, a costa de la lucha del pueblo negro y más recientemente del colectivo hispano. Sin embargo, basta cualquier hecho aislado, casual o premeditado, para que la mecha violenta vuelva a encenderse.

Mi poesía que intenta cantar la belleza de cuanto nos rodea, se vuelve hoy, denunciadora de una situación para la que deseo una pronta solución. Con mi profundo respeto para todas las razas que pueblan la bella nación americana, la actualidad me ha llevado a componer esta Décima.

Es un conflicto enquistado
de convivencia cruenta
que a dos razas las enfrenta
de entendimiento cegado.
Si el quiste no se ha sajado
a tiempo, por dejación,
o se impone la razón
o acabarán siendo cientos
los que vivan los momentos
más tristes de esta nación.

domingo, 3 de julio de 2016


BORIS ROZAS

El viernes tuvo lugar en los jardines de la Casa Museo de Zorrilla en Valladolid, un recital poético de gran altura, obra de Boris Rozas, poeta circunstancialmente nacido en Argentina, pero de raíces netamente españolas, concretamente leonesas.

En el evento, concurrieron una serie de circunstancias que coadyuvaron a que la hora larga que duró el recital, se nos pasara en un suspiro. El jardín romántico, una temperatura ideal, el arrullo de las palomas que con su aletear pusieron en la declamación el contrapunto inesperado, la cuidada presentación que el renombrado escritor y poeta, Santiago Redondo Vega hizo de Boris y la rotunda voz de éste, poniendo intención y énfasis en la lectura de sus versos, propiciaron una atmósfera de contagiosa complicidad poética.

Los poemas recitados forman parte de la publicación: "La senda de las espigas" en la que Boris, hace una recopilación o Antología Poética de los trabajos publicados en el periodo 2004-2015, razón por la que el libro se encuentra parcelado en cuatro bloques, titulados:"Sombras" "Puntos cardinales""Man of Stalker" y "No hay principio para esta mañana", que agrupan cuatro diferentes momentos de su andadura poética.

Partiendo de la bondad de las composiciones de la primera época, el tiempo ha madurado los versos del poeta hasta conseguir que éstos, rocen la excelencia. Hay en todos ellos, una profunda carga intimista con un estilo directo y depurado que se aprecia en los diversos temas tratados; temas enlazados por el denominador común de un componente emocional subyacente que cala, unas veces como lluvia fina, o, penetra en ocasiones, como agudo dardo, en la sensibilidad del oyente, consiguiendo, cuando menos impactarle, al sentirse atraído por la belleza de lo universal.

Sirva como muestra e invitación a la lectura del poemario, la composición que reproduzco a continuación:

Lo que dicen de mí las piedras

Las tristes piedras, que tan bien
manejan el silencio
y saben ver el oro de los días
y las noches,
conocen el misterio
de las heridas que se curan
y de los hombres que se levantan.
Las dulces rosas,
que tan bien
acompañan a las manos
y se desprenden de las tumbas con la lluvia,
nunca dejan que el gesto sea baldío
que el tiempo se convierta en piedra.

Cuentan del bosque tantas mentiras
como árboles lo habitan,
ladrones de almas viajando por el tronco
visitando la savia de los años.
Cuentan que en el medio de la vida,
entre el bosque y la penumbra,
se apagan las palabras
se aprende a beber de los días,
cuentan que las tristes piedras
que conducen al osario
son las rosas que iluminan tu camino
para que adivines lo andado.