PASAJES DE “LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (27)
CAPÍTULO I
El Viaje
…………………………

―¡Agua!
―exclamó Tinín, lanzando al hablar una perdigonada de migas.
Tata Lola,
temiendo que se atragantara, sujetándole por la nuca le dio a beber de lo que
tenía más cerca: un botellín de gaseosa «Ojeda».
Las burbujas
provocaron rápidamente un efecto cascada y un amasijo de algo parecido a sopas
con tropezones, convenientemente babeados, nos salpicó a todos.
―¡Ay mi niño!
―exclamó mi madre―. Y tanto ella como tata Lola, provistas de servilletas a
juego con los manteles, se afanaron en limpiar las improvisadas
«condecoraciones» de nuestra ropa. y también las fauces de mi hermano, que
entre lloro y lloro repetía:
―¡No era agua!
¡No era agua!
Afortunadamente
para él, el incidente no afectó a mi padre que se encontraba un poco apartado,
pero atento como siempre a la jugada, y que no pudo por menos que comentar:
―¿Agua?
¿Aguaaa…? ¡Qué poco sacrificados sois! Cómo se nota que no estáis faltos de
nada. A vosotros os quería yo haber visto en la batalla del Ebro.
…………………………….
No hay comentarios:
Publicar un comentario