domingo, 14 de diciembre de 2025

 

VALLADOLID RINDE HOMENAJE AL PADRE GAGO

 


La iglesia de San Pablo de Valladolid fue el emotivo escenario donde el pasado 9 de diciembre de 2025 la Agrupación Coral Pneuma homenajeó al Padre Gago, solemnizando con su arte la Eucaristía oficiada en su memoria. A continuación le siguió un recital de Adviento con un abultado y variado catálogo, que cubrió desde el Gregoriano hasta piezas autóctonas del repertorio africano, pasando por el Cancionero de Upsala.

Pese a una climatología que no colaboraba a una asistencia masiva, doscientas personas nos congregamos en el templo vallisoletano para disfrutar de un concierto lleno de significado, en el que cada pieza fue contextualizada con referencias a la vida del Padre Gago y a sus escritos.

La directora del conjunto, Natalia Mota, afirmó que el recital evocaba «…a un dominico cuyo trabajo mejoró cualquier lugar por donde pasó, siempre con la sonrisa por delante». Al mismo tiempo subrayó la faceta musical del Padre Gago, desde su más infantil contacto con ella a través de su padre, hasta los últimos momentos en que, en ella, encontró refugio y acompañamiento al sufrimiento provocado por el mieloma que padeció hasta su muerte.

Cuantos asistimos a la audición salimos impregnados de una espiritualidad propia del Tiempo de Adviento, de la buena música y de la presencia intangible, pero cierta, del Padre Gago, cuya elevación a los Altares parece cada día más próxima.





jueves, 11 de diciembre de 2025

                                                     BODAS DE NADA

 

Cuando le dijeron que el jardinero había muerto, cerró el mirador acristalado que daba al jardín, echó la falleba y, cuarenta años después, dio por concluida la venganza por sus "bodas de nada".

De joven, se dejaba querer por el aroma de los almendros en flor, por la luna llena en las noches despejadas y por todo lo que consideraba digno de ser amado. También se dejó querer por un hombre alto y moreno que arribó como escribiente a la Notaría del pueblo. Ya fuera por la novedad de una mirada diferente, por los gestos refinados con los que acompañaba su pausado hablar o, simplemente, porque la llamada del amor alteraba su pulso y le entrecortaba la respiración, aquel hombre fue ganando su confianza hasta que la pasión derribó los últimos recelos que despertaba en su vida la presencia de un forastero del que no sabía nada.

En los primeros días de mayo acordaron la boda, para que en julio los jazmines compusieran el ramo de novia. Entre una fecha y otra, puso la intención y el alma en los preparativos, para que todo resultara perfecto. Enamorada, pensaba que la ceremonia y la vida entera junto al gallardo pretendiente, sería inolvidable.

En el día señalado, cuando llegó a la iglesia, estaban todos los invitados esperándola, menos el novio. Algo debía haberle ocurrido... Pero en vano aguardaron su llegada.

Las flores se marchitaron en el ramo inmaculado, y sintió que se le desgarraba el corazón después de desgarrar con sus uñas el traje de novia, cuando se desvestía. No quiso que nadie tocara por un tiempo las viandas del banquete, algunas ya dispuestas entre arcos florales en el jardín de su propia casa. Decepcionada, sin lágrimas con las que ocultar el porvenir esfumado y las habladurías que afirmaban que el fugado ya estaba casado, abandonó el pueblo para iniciar una nueva vida en la capital. Allí prosperó sin hacer concesiones a ninguna proposición masculina, hasta que, jubilada, regresó al pueblo, en el que todavía se recordaba el hecho y la copla que se cantaba por el suceso:

Una novia fue negada

en la villa que te acoge.

El asunto sobrecoge

pues fueron bodas de nada.

 

En la tranquilidad de su retiro, supo por medio de su sirvienta, que el hombre que la había abandonado, vagaba por el pueblo, pobre y sucio, en busca de algún trabajo. Sin pensárselo dos veces, ordenó que le contrataran como jardinero. A partir de entonces, observaba cada tarde, desde el mirador, cómo su antiguo amor, bastante deteriorado por el paso del tiempo, se encorvaba ante ella, hundiendo la azada en el surco en el que plantaba las flores más diversas, que en su momento adornarían las estancias de su casa. En todo este tiempo, no intercambió con él palabra alguna, ni siquiera cuando le abonaba el salario, pues lo hacía a través de la sirvienta. En varias ocasiones, el hombre dirigía su mirada hacia el mirador en actitud de súplica, pero sólo contemplaba el rostro de una mujer indiferente, que protegía su ropa con los encajes del vestido nupcial.

 

Después del óbito, ya nunca volvió a abrir el mirador, mandó destruir los amarillentos encajes y compuso e imprimió una redondilla que distribuyó por el pueblo y que decía así:

 

La novia que fue negada

por un cobarde huidizo,

se vengó de lo que hizo:

hacer de la boda, nada.

 

 

.

 

 

 

domingo, 7 de diciembre de 2025

 

FÁBULA  DE LA FUGAZ CONVERSIÓN DE UN ESCRITOR

 

 


La fama de la que gozaba don Agapito Martínez de Coslada y Pérez de Armentería era incuestionable. Doctor en Filología, poeta,  ensayista y director de un periódico local, era la viva estampa del éxito literario que él mismo se encargaba de alimentar, ocupando su fotografía la primera página del periódico si asistía al acontecimiento al que se le invitaba. En su ciudad no había suceso cultural de cierto prestigio en que no fuera solicitada su presencia, y de paso, era homenajeado. Los organizadores de esos eventos, en un prodigio de imaginación, sabían que premiar a don Agapito era ensalzar su acontecimiento literario a los altares  de la actualidad gráfica, con lo que ello suponía de difusión y autobombo.

Tampoco le faltaban a nuestro ilustre escritor ofrecimientos para que presidiera jurados de certámenes y justas literarias, a las que don Agapito se prestaba gustoso porque, entre otras razones, le daba oportunidad de exhibirse, una vez más, en el diario, y lo que era mucho más importante: de esa manera podía corresponder a compañeros y amigos que previamente le habían distinguido con algún Galardón. La forma de actuar en estas ocasiones era bien sencilla: dejaba a una lado el montón de ilusiones en forma de escritos de los participantes y abría directamente los sobres que contenían las plicas. El resto es fácilmente imaginable. Otras veces, el procedimiento era mucho más sencillo: sobre la mesa de su escritorio figuraba el seudónimo que él mismo indicara días atrás al colega con quien estaba en deuda. Su trabajo se reducía entonces a escribir una frase rimbombante con el que justificar tal decisión: "La poesía de ...... es de una altura tal que leyendo sus versos uno cree deambular en espacios celestiales...."

Un día, sintiendo remordimientos de su injusto proceder, decidió obrar en conciencia. Leyó cada uno de los manuscritos de un concurso literario y decidió otorgar el premio al mejor trabajo, que correspondió a un autor desconocido. Sus corifeos, como siempre, aplaudieron la decisión, pero el fallo del certamen no debió agradar a quien lo esperaba, puesto que, en los meses siguientes no recibió invitaciones ni plácemes. Compungido, sobrado de desvergüenza, pero falto del halago humano, nuestro escritor decidió volver a las andadas. "A partir de ahora, obraré como siempre se ha hecho", pensó. Y la injusticia continúo...

MORALEJA: La conversión si no es total, no es válida.




 

jueves, 4 de diciembre de 2025

 

HAIKUS DEL ESPERANZADOR DICIEMBRE

 

 

 

Viene diciembre

con la esperanza puesta

en Navidad.

 

Dice la gente:

“Qué frío este año”,

sin pensar más.

 

Cae la nieve.

Plumas para colchones

de ilusiones.

 

Miles de luces

te guiñan entre nieblas

sin deslumbrar.

 

El veinticinco

tendrás el gran regalo:

¡Un sorpresón!

 

 

 

 

 

 

domingo, 30 de noviembre de 2025

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XXVII-

 

 

 

 

Pasó bien el embarazo

y cuando finalizaba

sintió que el dolor rondaba

de manera diferente

con un calor en la frente

que la sábana empapaba.

 

A Elisenda, la partera,

llamamos apresurados.

“Todos quietos y calmados.

—dijo la buena mujer—

Cuando se da luz a un ser

los manejos son sagrados.     

 

¡Sal de la estancia, Magín!

Ya ejerciste de varón

hace tiempo, la ocasión

es ahora de mujeres.

Quedaron atrás placeres

ahora queda el Rubicón”..      

 

Pasaron más de dos horas,

¡Dios mío, fueron eternas!

Escuchando las maternas

razones para gritar

hasta que pude captar

que las quejas eran tiernas.

 

En brazos de la matrona

con lamentos de minino

un niño de porte fino

me hizo feliz, compadre,

por parecerse a mi padre

le puse nombre: Rufino.

jueves, 27 de noviembre de 2025

 

EL HOMBRE QUE SOÑABA CON LOS FIORDOS




La temperatura calurosa y húmeda del mediodía le agobiaba. Lo había experimentado en otras ocasiones cuando, por motivos de trabajo, acudía por estas fechas a Barcelona. Aquella mañana, tuvo ocasión ce constatarlo, porque la reunión duró mucho menos de lo esperado. Se iniciaba el puente de agosto y los asistentes deseaban escapar hacia la costa cuanto antes. Este hecho propició que se viera privado de la agradable temperatura del salón de reuniones a una hora demasiado temprana para poder enlazar con el aire acondicionado del restaurante en donde tenía por costumbre almorzar. Así que decidió hacer tiempo visitando el barrio gótico, para distraer la vista en el collage de razas y vestimentas, que a esa hora poblaban el entorno de la Catedral. En su Claustro, mitigó por unos minutos la calorina, para continuar  después deambulando por las estrechas calles adyacentes, mezclando sus pasos con los de la riada humana que se fotografiaba bajo un sol implacable. Apenas habían transcurrido unos minutos, cuando sintió la necesidad de tomarse una cerveza y con la misma satisfacción con la que un beduino celebra el avistamiento de un oasis, se introdujo en el primer bar con el que se topó en su andadura. ¡Qué agradable sería en ese momento—pensó—, gozar de la frescura de los fiordos noruegos! Para él era un tema recurrente, casi obsesivo. Le hubiera gustado visitarlos durante la Luna de miel, pero el miedo a viajar en avión de su prometida, fue motivo más que suficiente para pasar esos inolvidables días  en la playa Marbellí. Desde entonces, siempre, a requerimientos de la empresa, había visitado muchas ciudades europeas y americanas, pero, desgraciadamente, la firma que representaba, no tenía ningún tipo de relación comercial con Noruega. Se consolaba mirando y remirando un mapa de Noruega que había colgado en el despacho de su casa y en donde se situaban los fiordos más importantes: Stavanger,  Lyse, Sogne, Geiranger, Ålesund y sobre todo, Bergen, desde donde partiría para conocer a todos ellos. Se pasaba las horas muertas soñando con visitar algún día la cascada de Månafossen o las tres espectaculares de Geiranger,  y se emocionaba imaginando, cómo serían  los museos de la Liga Hanseática, de la Pesca y de Brygge.

Con la camisa empapada de sudor, decidió reponer fuerzas en un Centro Comercial de la Plaza de Cataluña. Desde la novena Planta, la panorámica que se podía divisar de la ciudad era espectacular y la temperatura ambiente, deliciosa. Pronto sintió cómo se le abría el apetito y en el autoservicio, se sirvió a capricho. La falta de espacio hizo que tuviera que compartir mesa con una joven. En principio, se miraron sin intercambiar palabra, pero una vez roto el deshielo con frases tópicas, descubrió en su compañera de mesa, una cultura cosmopolita y una sensibilidad extraordinaria. La casualidad hizo que la joven, una turista neozelandesa, tuviera gustos semejantes a los suyos, pero la verdadera sorpresa fue descubrir que, al igual que él, siempre había anhelado conocer los fiordos noruegos. Excitado por el hallazgo, le propuso viajar cuanto antes, a aquel soñado lugar, a lo que la mujer, sin ningún remilgo, accedió complacida.

En una agencia de viajes, consiguieron plaza para un vuelo que partiría al día siguiente, y nuestro hombre, pronto ideó una excusa con la que comunicar a su mujer que, “por motivos de trabajo, debía permanecer unos cuantos días más, por tierras catalanas”. Era consciente de la infidelidad que cometía, pero se autodisculpó, arguyendo que no toda la culpa era suya y que poder realizar ¡por fin! el sueño que le obsesionaba, justificaba su proceder.

Su mujer, no volvería a verle nunca más. El desconocimiento hizo, que ni siquiera se inmutara, cuando escuchó por televisión que un avión con destino a Noruega, se había estrellado en territorio alemán.


 

domingo, 23 de noviembre de 2025

 

PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA” (112)

CAPÍTULO X

La Ambición




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Según me contó Margarita, aquella cita transcurrió entre palabras entrecortadas y silencios prolongados. La falta de experiencia en el trato con las chicas de su edad, puso de manifiesto la poca soltura del primogénito en mantener una conversación que pudiera interesar a Margarita, y al darse cuenta de que tenía muy pocas posibilidades de encandilar a mi hermana, Cuco hizo lo posible por centrar su atención en Goyita, quien aceptó su conversación con el entusiasmo con el que solía recibir las escasas comunicaciones masculinas dirigidas a ella.

De aquella jornada, de la que Margarita salió totalmente decepcionada, surgió sin embargo el compromiso de un nuevo encuentro entre Goyita y el futuro heredero, Cuco.

Al enterarse tía Gertru del desarrollo de la cita, no pudo por me-nos de sacar su lengua a pasear, citando el conocido refrán: “La suerte de la fea, la guapa la desea”, convenientemente modificado: “Si a la mujer las carnes le tiemblan, a los hombres les retiemblan”, que era su manera de reafirmar que su sobrepeso era todavía motivo de en-candilamiento para sus amigos y conocidos, aunque sus magros permanecieran fieles a la memoria de su difunto Cesáreo.

Me pareció que aquella cita frustrada sólo afectó a la moral de mi padre, pues tanto a mi madre como a las tatas, la falta de cultura de doña Tasina y las torpes maneras de sus hijos, no agradaban en absoluto, e incluso Petra, con el desparpajo que le caracterizaba, afirmó: “Bigardos como éstos, se encuentran hasta en mi pueblo”.

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jueves, 20 de noviembre de 2025

 

EL YANTAR DE MÍO CID

Revista gastronómica

GUÍA MICHARLYN

 

RESTAURANTE ASADOR MARIBEL. Avda. Padre Claret, 16. SEGOVIA.

 


Situado a muy pocos metros del Acueducto, este Restaurante segoviano lo elegimos sin mayor criterio que por encontrarse situado encima del aparcamiento en el que dejamos nuestro coche y debo decir que la casualidad hizo que la elección fuera perfecta. En la actualidad conozco varios de los Mesones más afamados de esta ciudad castellana y este último, creo que por la calidad  de sus viandas, la elaboración de las mismas y el excelente trato y atención del personal que nos atendió, se ha situado en el número uno de mis preferencias.

Entre los platos propuestos de la variada Carta, elegimos como entrantes unos espárragos verdes fritos con papada de ibérico de bellota, unos boletus y setas salteadas con langostinos trufados y también alcachofas confitadas con foie y jamón de bellota, que hicieron las delicias de cuantos los compartimos, por su excelente textura y sabor.

Antes, y como gentileza de la casa, nos ofrecieron además de las consabidas aceitunas, una crema de calabacín rociado con aceite de la mejor calidad que estaba simplemente insuperable.

La razón de nuestra visita gastronómica no era otra que degustar el famoso cochinillo que resultó un placer al paladar por el exacto punto de horneado y por la generosa cantidad del mismo que colmaba el plato y de paso nuestras aspiraciones del buen yantar. Uno de los comensales prefirió tomar costillas de cordero lechal y como verán en la fotografía, tampoco quedó defraudado. El vino con el que acompañamos estos manjares no desmereció en absoluto, por lo que la satisfacción iba en aumento a medida que transcurría la comida.

En los postres, el Ponche segoviano  y la famosa tarta de nata y piñones precedieron al café y los chupitos y a unas pastitas y dulces primorosamente presentados. Cuando tuvimos que abonar el importe de la consumición, este nos pareció ajustado a la estupenda calidad de los alimentos y al trato recibido.

Se deduce, que el Restaurante Maribel es un lugar al que acudir si se trata de darte un homenaje gastronómico.

 

 

                               
















                                          

















                                             















                               
























domingo, 16 de noviembre de 2025

 

PASAJES DE “LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS(112)

CAPÍTULO VII

 Se acerca la Fiesta

 

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Rompiendo el silencio que el tío Caparras mantenía, durante el liado del cigarrillo, mi hermano, preguntó inocentemente lo que yo no me hubiera atrevido a hacer:

―¿Por qué el alcalde cojea?

 ―¡Porque tiene una pierna jodida! ―le respondió, tronchándose de risa, a punto de caérsele el tabaco de las manos.

 ―¡Ay, Tinín, Tinín! ―dijo Caparras, meneando la cabeza―. Eres más listo que un conejo, porque, el que no pregunta, ni sacia la curiosidad ni llega a saber nunca nada ―dijo mirándonos. Luego, llevándose el pitillo a la boca, buscó y encontró el chisquero, prendió el cigarro y, tras lanzar dos bocanadas de humo, comenzó a decir:

―Sebas iba para cura y ya le faltaba poco para ser ordenado, pero en unas vacaciones en las que ayudaba a sus padres en las tareas del campo, no se pudo hacer con el mando de un alazán y se cayó, rompiéndose la pierna por mil sitios. Aunque le operaron varias veces, la pierna no se enderechó y hubo de colgar los hábitos, porque como es sabido, un cojo no puede cantar misa. En éstas, estando el muchacho en casa tragándose el disgusto, acertó a pasar por aquí un jefazo del Movimiento, que viendo su situación le colocó en Zamora como secretario de no sé quién, después le enchufó en la Cámara Agraria y, andando el tiempo, en cuanto tuvo ocasión, le hizo alcalde. Ya veis, chicos ―concluyó―; a Sebas le pasó como a san Pablo, que a partir de caerse del caballo, fue cuando hizo carrera.

―Anda, Caparras, ¡que cuentas unas cosas a los chicos! ―dijo María, la Perdiz, entrando en la habitación con una bandeja en la que había pastas y refrescos de naranja―. ¡Bastante sabrán ellos quién fue san Pablo!

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jueves, 13 de noviembre de 2025

 

Al PASEANTE DESCONOCIDO

 



 

En ocasiones, me cruzo con él y le observo. Rondará los setenta. Nunca le falta el sombrero y casi siempre viste con la misma ropa que viene a ser el uniforme con el que recorre a paso lento las calles y los parques de la ciudad. Desconozco su nombre: eso es lo de menos, pero admiro, a pesar de su apariencia nada boyante, que al andar, conserve un cierto porte de hidalgo venido a menos. No creo que llegue a leer esta Décima Espinela, y de hacerlo, pienso, que ni él mismo se reconocería.

 

Bajo un sombrero aceituna,

que oculta su pensamiento,

se adivina el sufrimiento

por desamor o infortuna.

Sospecho, no desayuna;

andar es su pasatiempo.

No sería un contratiempo

escuchar la voz amiga,

que le invite o que le diga:

"Por usted, no pasa el tiempo"

domingo, 9 de noviembre de 2025

 

HAIKUS DEL ANÓMALO NOVIEMBRE

 

 

 

Este noviembre

comienza veraniego

a pleno sol.

 

Hay quien opina

que debe seguir vivo

todo cebón...

 

El sol alumbra

las playas del deseo

entre las rocas.

 

Algunas flores

parecen confundidas

por el calor.

 

Por san Andrés

tendrá que venir cambio.

Eso creo yo.

 

Fotografía de Nicolás Ventosa.

 

 

 

 

jueves, 6 de noviembre de 2025

 

FÁBULA DEL ÁRBOL ENVIDIOSO

 

 

Era diferente a los demás. Había nacido, por una extraña casualidad, a partir de una semilla, en la parte superior del talud que formaba una de las paredes de un valle fluvial. El destino determinó el lugar: alejado del cauce del río, con escaso sustrato del que alimentarse y, para colmo de males, y dada la fuerte inclinación del terreno, sin muchas posibilidades para poder aprovechar el agua de lluvia. En estas condiciones, nuestro arbolito tuvo serias dificultades para elevarse sobre el terreno, creciendo tan lentamente que maldecía su mala fortuna agitando su escaso ramaje, sin que el viento que le rozaba produjera en él los rítmicos contoneos y el silbido evocador con el que los árboles frondosos de la ribera celebraban la llegada de ese agente atmosférico.

Sentía envidia al observar cómo sauces y alisos crecían hundiendo sus raíces en el agua, que nunca les faltaba. Contemplaba desolado cómo, ladera arriba, chopos, álamos y fresnos, pugnaban arrogantes por descollar entre sus congéneres. Él, un humilde pino, jamás conseguiría alcanzar su altura. Envidiaba, incluso, la robustez y el porte de los olmos y robles que le circundaban...

Una tarde de verano, en que se desencadenó sobre la ribera una fuerte tormenta con gran aparto eléctrico, uno de los rayos cayó sobre la fronda inferior. Tras el estrepitoso trueno percibió el chasquido de un árbol mortalmente herido. No hizo caso a este incidente, sino que continuó lamentándose de que la abundante escorrentía  no se detuviera en la base de su tronco y fuera a abastecer, precisamente, a quien gozaba de más potencial hídrico.

Sin embargo, cuando meses después descubrió semihundido en la orilla del río, postrado, yerto y seco el tronco del árbol  que el rayo había alcanzado durante la tormenta y que era, precisamente, uno de los que envidiaba, se alegró de no ser un árbol esbelto. A partir de ese momento, cambió de actitud y se consideró un árbol afortunado.

MORALEJA: No es bueno envidiar a nadie. Cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible.


Ilustraciones de Manuel Malillos Rodríguez.





 

domingo, 2 de noviembre de 2025

 

CAMPO SANTO

 

 

 

Donde mora la paz, siempre hay fulgores

que colman a los vivos de esperanza,

retratos en cristal, pura añoranza,

vivida en el crisol de los amores.

 

Te acercas y te llenas de temblores

al ver, hasta donde la vista alcanza,

tu apellido bailando en una danza

dramática de cifras y de nombres.

 

Solitario, el viejo ciprés guía,

con su extremo el Cielo señalando,

a quien espera bajo losa fría


y a quien escucha pájaros cantando.

Con el trino de fondo, melodía,

regresarás al mundo, meditando.

 

jueves, 30 de octubre de 2025

 



PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA” (111)

CAPÍTULO X

La Ambición

 


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Margarita se vio obligada a acompañar a mi madre en la insulsa conversación que mantenía con doña Tasina, que bostezaba y hacía ímprobos esfuerzos para no quedarse dormida debido al sopor que le producía la comida.

Cuando por fin los invitados, vencida la tarde, nos abandonaron, un suspiro de alivio se escapó al unísono de las gargantas de Margari-ta y de mi madre.

―¿Pero te has dado cuenta de la clase de amistades que nos has traído a casa? ―pronunció mi madre un tanto airada.

―¡Mujer! ¡Mujer! ―se franqueó mi padre―. Tú solamente ves a unos humildes y honrados trabajadores faltos de educación y no piensas en el porvenir de nuestros hijos. ¿No te has dado cuenta de la manera en que Cuco observaba a nuestra Margarita? ¿Y si éste fuera el principio de un romance que asegurara el porvenir de nuestra hija? Piensa que, dentro de unos años, los padres no existiremos y los hijos de don Augusto serán licenciados en Derecho, y además ricos.

―Por favor, papá ―exclamó Margarita―. No pretendas empa-rejarme con quien no es de mi agrado. Ya me he dado cuenta de que Cuco me miraba, pero no tantas veces como las que observaba la fuente del lechón para ver si podía repetir. Además, no me ha gusta-do que en vez de cortejarme, se dedicara a jugar al mus, lo que me parece una falta de delicadeza por su parte.

Parece ser que la indiferencia mostrada por el hermano mayor, Cuco, procedía de su timidez y no de su preferencia por consumir el gorrino, porque, a los pocos días, mi hermana recibió una carta en la que el primogénito de los Repollezo, muy cursimente alababa su be-lleza y le pedía salir con él, “cuando tus estudios no lo impidan”. La primera reacción de Margarita fue de rechazo al no gustarle el pre-tendiente, pero por no desairar a mi padre, consintió en concertar una cita, si bien, puso como condición que no saldrían solos, sino en compañía de Nino y de una amiga que buscaría para completar el cuarteto. Esta amiga no podía ser otra que la inefable Goyita.

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