FÁBULAS Y RECUERDOS
CANTO A ZAMORA
Vibra en silencio mi alma
cuando
paseo de nuevo tus calles, Zamora.
Se
despliegan ante mí,
con
la pura inocencia de años atrás
edificios
almibarados por el tiempo,
añoranzas de aquello que dejé en el recuerdo
con
el deseo de no olvidarlo nunca.
A
la sombra de los muros de San Juan,
pensé,
más de una vez, deslizarme por la calle Balborraz,
como un tobogán mágico que me llevara al Duero
y
en los jardines de la Marina, corrí tras el balón,
mientras
el heladero esperaba paciente
a
que mi padre, antes de regresar al Cubo,
me
obsequiara con un delicioso cucurucho
de nata, fresa o chocolate.
Puede
que sea nostalgia lo que siento o puede
que
en la película de la vida,
los
momentos felices,
gocen
de una eterna primavera.
sentiré
el vigor juvenil y la ilusión vana
de
que el tiempo se ha detenido y de que todo sigue igual,
como
las crestas de la Catedral,
y
caminaré, entre incertidumbres,
con
mi adolescencia a cuestas
intentando
emular, como entonces,
al intrépido Viriato.
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