PROBLEMÁTICA
DECISIÓN

La nueva ubicación gozaba de un
verdor extraordinario y de un entorno idílico. En el mes de julio era el destino
escogido por muchos veraneantes para pasar unos días rodeados de una naturaleza
desbordante de belleza en la que se disfrutaba de una temperatura sumamente
agradable.
El trabajo no la agobiaba y
contaba con la inestimable ayuda de Germán, un treintañero simpático y
agradable con el que congenió rápidamente. Él fue quien se encargó de ponerla
al corriente de las operaciones básicas que en la oficina se desarrollaban,
quien le fue presentando a la clientela y quien la acompañaba en pequeñas
excursiones para mostrarle los alrededores.
La coincidencia en gustos fue
obrando el previsible acercamiento emocional, de manera que, aun sin mostrar
explícitamente su amor, quedaba claro que entre ellos existían sentimientos que
superaban la simple amistad.
Estos sentimientos se hicieron
más patentes cuando el verano concluyó y con él la presencia de veraneantes y
la llegada del tiempo húmedo y desapacible, lo que les proporcionaba la
oportunidad de establecer mayores ratos de convivencia,
Una tarde en la que ambos
intercambiaban confidencias en un bar, al resguardo de la lluvia, Germán se
sinceró y confesó su amor por Cuca
—Creo estar ciegamente
enamorado de ti y no quisiera pecar de presuntuoso si te digo que tú debes
sentir por mí un sentimiento similar. Hasta el momento nada te he dicho sobre
este asunto porque nuestra situación laboral es francamente complicada. Hoy
estamos destinados aquí y mañana tal vez uno o incluso los dos podemos
encontrarnos a kilómetros de distancia.
—Así es, Germán. Yo también te
quiero, pero algo me impide dar ese paso decisivo que nos una en un amor que suponga
en poco tiempo un sufrir en la distancia.
Germán, guardó silencio y
apostilló:
—Lo que es cierto, es que estar
esperando lo que pueda suceder en unos meses o años, es desperdiciar un tiempo
precioso. Yo creo que deberíamos afrontar la aventura. ¿Quién sabe lo que nos
deparará el futuro?
—Dame unos días para pensarlo.
Te prometo que no han de ser muchos. Mientras tanto, únicamente nos veremos en
el trabajo. Quiero que la decisión que tome sea la adecuada.
Dos semanas más tarde,
aprovechando que la lluvia caía con fuerza y en la sucursal bancaria no había
ningún cliente, Cuca le dijo a Germán lo que pensaba sobre su relación…
Fotografía de Santos Pintor
Galán.
Si el corazón susurra sus razones, no importan las tormentas de días desapacibles. A veces una llama fugaz en mitad del frío puede persistir con su belleza y arroparnos.
ResponderEliminarUn cálido abrazo, Carlos.
¿Quién puede imponerse a las razones que el corazón susurra? Una llama fugaz puede desatar un colosal incendio que torna un desapacible día en cálida armonía de belleza sin igual. Arropado por tu comentario te envío un fuerte abrazo, María José.
ResponderEliminar