jueves, 30 de noviembre de 2017


JOAQUÍN  DÍAZ

Guarda Urueña, entre sus murallas, el encanto del recuerdo. Historias escritas en piedra a lo largo de los siglos, que parecen hablarnos al recorrer sus serpenteantes calles, de evocadoras leyendas plenas de romanticismo. Pasado y el presente conviven en idílica armonía, haciendo que el núcleo urbano sea el refugio perfecto en el que se resguardan librerías que hace de este enclave, un fortín del saber y un espacio cultural al que acuden gentes de todos los países porque, no en balde, es Urueña, la primera Villa del Libro de España.

En este lugar de ensueño, vive y da vida a un trabajado y esmerado Plan de recuperación cultural, un hidalgo soñador que parece pertenecer, por su desinteresada generosidad, a otro tiempo. Me estoy refiriendo a D. Joaquín Díaz, que a pesar estar doblemente galardonado con el Doctorado Honoris Causa por el Saint Olaf College (USA) y por la Universidad de Valladolid, ser Miembro de la International Council for Traditional Music Bigraphical Centre en Cambrigdge y Académico numerario de la Real Academía de Bellas Artes de la Purísima Concepción etc. etc., entre otros reconocimientos, posee el alma noble y amigable del coleccionista que continúa fascinado por todo aquello que se relacione con la investigación, la recopilación y la divulgación de la cultura tradicional y el folclore.

Desde la Casona de la Mayorazga, en donde se ubica el Centro Etnográfico que lleva su nombre, Joaquín, realiza un inmenso trabajo de recopilación que enriquece día a día el acervo cultural de nuestro país a través de los fondos, que para curiosidad y contemplación de todos, se exponen, tanto en su centro Etnográfico como en el Museo de las campanas; un recinto situado a poca distancia del primero.

Creador de la Fundación que lleva su nombre, anima la actividad cultural de cuantos estén interesados, con la programación de al menos tres simposios anuales que abarcan todos los temas imaginables en el mundo de la cultura tradicional; labor importantísima, que sin su colaboración, difícilmente vería la luz.

No es extraño, que cuantos participamos como socios amigos en su Fundación, nos sintamos muy honrados con su presencia cuando nos reunimos en torno a su figura y a su obra y escuchamos sus palabras, anunciadoras siempre, de esbozos de nuevos proyectos, y todo ello con la finura, la amabilidad  y el buen tono que posee este hombre sabio de origen zamorano y raigambre terracampina.

Este modesto homenaje a su figura, quiere ser también un llamamiento para todo aquel que desee ser socio de la "Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz". Junto a los que ya pertenecemos a ella, el nuevo afiliado encontrará la oportunidad de colaborar en un  proyecto tan necesario como atrayente.

Gracias, Joaquín, por tu ingente labor, reconocida en los múltiples homenajes que has recibido y recibes, dentro y fuera de España. Hago votos para que tu coraje investigador nos siga contagiando durante muchos años más.

Fotografías del autor.


jueves, 16 de noviembre de 2017


LA REFORMA
Crónicas de mi Periódico                 16 de noviembre de 2017
LA TAPA

Recientemente, se ha celebrado en Valladolid, el XIII Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, coincidiendo con el Primer Campeonato Mundial de Tapas. Todo un acontecimiento gastronómico que ha reunido en nuestra ciudad, a "la crème de la créme"o a "la flor y nata", por emplear términos culinarios, de una ingente cantidad de chefs, venidos de los diversos puntos del planeta. Un jurado experto ha otorgado los correspondientes premios, cuyo Fallo, líbreme Dios de criticar, porque no he formado parte del jurado y en el imaginario caso de que me lo hubieran propuesto, hubiera tenido que renunciar a tan alto privilegio, dada mi incapacidad para poder distinguir sabores, aromas y texturas, de composiciones tan sofisticadas.

El gusto, como tantas cosas en la vida, se educa a base de practicar y practicar. La primera lección consiste en descifrar algunos términos con los que uno se puede encontrar al ojear la carta de pinchos de un restaurante de cierta categoría: "crujiente" "espuma" "glaseado" "tulipa", etc., suelen ser las primeras palabras con las que nos encontramos; después viene el componente principal, camuflado en un eufemismo escrito con morfema en diminutivo. Así el cerdo o marrano de toda la vida, se convierte en "Ceboncito" y sus extremidades se citan como "manitas". Si lo que pides, termina con: "en reducción", témete lo peor, pues el bocado esperado ocupará una mínima parte del enorme plato en que te lo sirven y el precio a pagar, siempre estará en razón inversa de la "reducción" ofertada. Si te animas a seguir leyendo, conocerás  el lugar de procedencia: "del mar Cantábrico" " de la dehesa salmantina" , etc., no siendo raro que incluyan alguna referencia al origen de la receta, para que no te atrevas a preguntar cómo lo han hecho. El socorrido "al modo de la abuela" suele ser un buen truco, pues viendo la edad del cocinero, no es aventurado suponer que la abuela ya se encuentre habitando los espacios celestiales y así te quedarás sin saber el artífice original de esa explosión de sabores que se desparrama en tu boca.

Para adquirir cultura gastronómica, también es recomendable leer libros sobre el tema, pero sin pasarse, como le ocurriera a Don Quijote con los libros de caballerías, porque en cierta ocasión leí que la paletilla más jugosa de un lechal, era aquella en la que el animal se recostaba en el aprisco. ¡Exíjala, al degustar un buen lechazo asado!— recomendaba el experto. ¡Para echarse a reír!

Pero para no irme por los cerros de Úbeda os diré que esta mini comida de nombre controvertido, puesto que la tapa además de cerrar la parte superior de un recipiente, abre el apetito, resulta ideal para charlar con los amigos y para hacer tiempo y ganas hasta que llegue la hora del almuerzo. A mí,  y mientras no eduque mejor el paladar, me basta con que al vino o a la cerveza le acompañen un pincho de tortilla o una ración de calamares, aunque prometo seguir estudiando sobre el tema, porque para el 2018, quieren declarar a la tapa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y no deseo, que por inculto, me señalen con el dedo. 

De momento, ya estoy recogiendo información sobre los usos culinarios del nitrógeno líquido.






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domingo, 12 de noviembre de 2017



ZORRILLA  EN  TORQUEMADA

En este año se cumplen dos siglos del nacimiento en Valladolid, del gran poeta y dramaturgo José Zorrilla y Moral. La ciudad, que siempre se sintió honrada con este hecho, ha programado diversos actos culturales para festejar la efeméride. Sin embargo, no es tan conocido para el gran público, que el padre del autor tuviera casa solariega en Torquemada (Palencia) y allí pasara el poeta diversas temporadas en su juventud, en un vano intento paterno de que se interesara en estudiar Leyes y abandonara su dedicación al dibujo, a la literatura y a las mujeres. Precisamente, recordando los amoríos juveniles que tuvo en Torquemada con una prima suya, he compuesto estas cuatro décimas:

AMOR DE JUVENTUD
Cuentan historias que son
algunas de ellas posibles;
de amores hay increíbles,
que dicen que la pasión,
obnubila la razón
de quien se siente atraído
por el encanto surgido
al ver andar a una flor,
que al moverse, con su olor,
al más cuerdo vuelve ido.

Se dice que en Torquemada,
un joven, novel autor,
prendado quedó de amor
en veraniega jornada,
resultando que la amada
era su prima, y se dijo:
“En su casa como a un hijo
me quieren desde pequeño,
a poco que ponga empeño,
será mi amante, de fijo”.

Seguro que han descubierto
que el galán era Zorrilla,
pues no había en esta villa
otro escritor, eso es cierto,
que al requebrar con acierto
a toda moza garrida
la dejara de por vida
afectado el sentimiento,
si bien en su pensamiento
fuera encontrar la salida.

Así fue esta vez también,
y en los Pagos de Ladrero
fluyó el amor ¿verdadero?,
uno más, que hacía el cien,
pues el placer, o su bien,
era encontrar la ocasión
revestida de ilusión
al componer la poesía,
que fuera luego ambrosia
al hacer del verso, acción.

Fotografías cedidas por gentileza de Mª del Carmen y Mª Isabel de Miguel Santiago, actuales propietarias de la casa en Torquemada, que perteneciera a Zorrilla hasta mediados del siglo XIX.




jueves, 9 de noviembre de 2017

PASAJES DE "CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA" (40)
CAPÍTULO V
La Acogida
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Con la complicidad de ambos conseguida y sabiendo que aquella tarde mis padres estarían de tertulia en el Círculo de Recreo, me animé a llevarles a mi casa, que con los retoques había quedado muy presentable.
―Vamos a casa y le contamos a Margarita si le parece bien que organicemos un bailongo en nuestra casa; la pobre, apenas sale a la calle. Guarda las ausencias como si estuviese comprometida. Seguro que al decírselo se alegrará. Nosotros procuraremos alegrarnos también porque sé que tata Lola siempre tiene en su cuarto una botella de vino Sansón para cuando se acatarra. Las pastas están aseguradas, porque son el avituallamiento de tía Gertru ―afirmé con desenfado, para que no se notara que era la primera vez que llevaba a una chica al bastión de los González Hontañera.
Petra fue quien nos abrió la puerta. Había empezado ya “las prácticas” y llevaba puesto el uniforme completo, zapatos incluidos. Todavía la cofia se le resistía, pues, ladeada, amenazaba con desprenderse en cualquier momento.
―Pasen los señoritos que ya cierro yo la puerta con cuidado, no siendo que con el aire me se vuele este pedazo de trapo que llevo en la cabeza y que todavía no sé para qué coños vale.
La respuesta hizo que los tres no pudiéramos contener la carcajada. Margarita acudió solícita a recibirnos y tras las presentaciones intentó disculpar a la novata.
―Os ruego no tengáis en cuenta lo que ha dicho. Lleva poco tiempo entre nosotros y no conoce todavía la manera educada de dirigirse a quienes nos visitan.
Cuando Margarita conoció el plan diseñado para acoger a Nacho, nos dio las gracias y se mostró encantada, dejando encargado a Daniel que, llegado el momento, hiciera un programa detallado de todas las visitas sagradas y profanas que pensábamos llevar a cabo.
―Lo que hagas, nos parecerá bien a todos. Goyita no pondrá ningún obstáculo, pues como amiga, es una niña encantadora.
―A mí me parece que no debemos descuidar la preparación de los tiempos de ocio ―dije, acordándome de Cécile―. Y puesto que para gente de nuestra edad no hay locales de baile, estoy pensando que aquí mismo podíamos hacer el guateque.
Margarita se quedó pensativa y expuso sus dudas:
―No sé, no sé... Ya sabes que papá es muy estricto para algunas cuestiones.
―Por si acaso, podemos hacer la prueba ―dije.
Y al momento me puse manos a la obra, desplazando la mesa y amontonando las sillas junto al aparador, de manera que quedó despejada una parte del salón. Enchufar el tocadiscos y colocar un vinilo, fue cuestión de segundos. Margarita tomó de la mano a Daniel, sacándole a bailar, haciéndose la ilusión de que, en aquel momento, era Nacho su pareja. Cécile y yo les imitamos, bailando primero un tanto distanciados, para juntarnos más tarde cuando sonó el tango “El Día que me quieras” que parecía escrito expresamente para nosotros. Fueron unos momentos inolvidables, en los que floté más que bailé, teniendo a escasos centímetros de mi cara la de Cécile, mientras un fino aroma completaba la fantástica sensación de sentir nuestras manos juntas en tanto evolucionábamos sobre la tarima.
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domingo, 5 de noviembre de 2017


PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS" (40)
CAPÍTULO II
La bienvenida
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Un inoportuno bache y un «mecagüen... di... ela» fue la primera carga explosiva que lanzó el tío Mariano sin poderse reprimir. Al oírlo, mi madre se santiguó, al tiempo que Lucía propinaba a su marido un codazo, contenta, no obstante, de que por esta vez, el improperio no fuera dirigido expresamente al Creador.
―¡Qué bruto eres, Mariano! ―exclamó mi padre, no acostumbrado a esas expresiones.
―¡Anda, que están los caminos cojonudos! ―respondió rápido mi tío, intentando justificarse.
No habría hecho falta tal aseveración. El camino estaba en pésimas condiciones y esto hacía que nos moviéramos de un lado a otro, mientras el carromato crujía, amenazando descuartizarse, a pesar de tener los bujes con grasa hasta los topes. Menos mal que Tinín, riéndose con las payasadas de Jeremías, rebajaba la tensión.
Ni el calor, ni el polvo del camino, ni siquiera el molesto acompañamiento del Mecagüen, eran capaces de borrar la risueña mirada del rostro de mi padre, al que estas contrariedades, y más que hubiera, no hacían mella. Estaba en su pueblo y disfrutaba viendo la mies extendida, los bieldos sobresaliendo de las cebadas trilladas, las aventadoras y los trillos en perentoria quietud, esperando horas de mayor calor, y el encanto que transmitía la soledad de las parvas a esa hora de la mañana. Todo el conjunto componía, según él, un cuadro de insuperable belleza, imposible de encontrar en cualquier otra parte del planeta; esta belleza le impulsaba a hacernos partícipes de su felicidad interior, haciendo gala de su característica locuacidad didáctica:
―Éstas son «las eras de abajo» ―dijo―; en la otra parte del pueblo, cerca de las escuelas, están «las eras de arriba», más coquetas, pero de menor extensión, ocupadas casi en su totalidad por nuestra familia durante años, antes de que el abuelo arrendase las tierras. Allí, obreros y señoritos disfrutábamos de lo lindo haciendo el verano; ¡qué tiempos aquellos! Trabajaban para nosotros sesenta segadores gallegos y llegamos a tener hasta siete pares de mulas argentinas, trillando desde junio a septiembre. Casi todos los años, nos sorprendían las ferias de Salamanca sin que hubiéramos terminado la faena. ―Hizo una pausa para tomar aliento, y continuó―: Sólo nos dábamos un respiro de algunos días sobre el cuatro de agosto, para festejar a santo Domingo. ¡Aquello sí que eran fiestas! ¡Qué manera de cantar y de bailar! ¿Te acuerdas, Lucía?
―Ya lo creo, primo ―respondió mi tía―. Entonces la juventud era más sana, no tenía tanta molicie como ahora.
Pensé que no sería tan sana cuando varios familiares habían muerto jóvenes de tuberculosis y otras dolencias, pero me callé porque interrumpir a mi padre en esos momentos me hubiera traído consecuencias. En esta ocasión, la prudencia me evitó una colosal metedura de pata.
Un poco antes de atravesar el puente sobre el regato, mi padre se percató de un caminito que se perdía entre zarzas y exclamó:
―¡Mirad! ¡Mirad! Por aquí se va a la fuente «El Chagaril». No hay en todo el mundo, mejor agua que esa ―aseveró―. Es buena sobre todo para las vías urinarias y para la piel. ¡Cuántos litros no habremos bebido de ella!
La pasión le cegaba. Yo sabía por boca de mi madre, que el bisabuelo, años antes de morir, padeció fuertes dolores en el riñón a consecuencia de una piedra que no conseguía expulsar, y que mi abuelo, a raíz del fallecimiento de la abuela Macrina, tenía serias dificultades para orinar. «Próstata: tiene usted la próstata muy grande, don Constantino ―dijo el especialista de Zamora―; veremos si el mal remite; en caso contrario operación “habemus” en septiembre».
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Fotografías del autor.


jueves, 2 de noviembre de 2017


LA REFORMA

Crónicas de mi Periódico              2 de noviembre de 2017


EL SOTERRAMIENTO

Hace poco más de un siglo que, gentes provenientes del medio rural y de otras poblaciones limítrofes a Valladolid, atraídas por la incipiente industria pucelana, ocuparon las tierras que se encontraban fuera de los límites con el que el trazado del ferrocarril perimetraba  el contorno de la ciudad. Desde entonces, el crecimiento de los barrios surgidos al otro lado de la vía ha sido imparable, de manera que la que fuera  capital del Reino, se encontró, casi sin darse cuenta, partida en dos por una autopista de hierro, que lejos de embellecerla, deterioraba su plana orografía salpicándola con pasos subterráneos o elevados necesarios para poner en comunicación ambos lados de la ciudad.


La esperanza de eliminar barreras, surge en el año 2002,  cuando el Ayuntamiento firma un convenio, liberando el suelo de las vías e instalaciones anejas para convertirlas en suelo urbanizable en el que se podría realizar un Plan verdaderamente atractivo, consistente en la edificación, entre otros, de cuatro rascacielos, abundante espacio verde y una espectacular "Gran Vía" que recorrería la ciudad de Norte a Sur. Al parecer, el dinero proveniente de la venta del suelo recalificado, sería más que suficiente para que la tuneladora entrara en acción. A tal efecto se firmaron préstamos y avales bancarios con el que comenzar las obras. La participación de la Junta de Castillay León y del Ministerio de Fomento, era más bien escasa. Se pensaba, ingenuamente, que el proyecto no costaría nada a la ciudad.

Desgraciadamente, la tan traída y llevada burbuja inmobiliaria, explotó alcanzando de lleno los cimientos del proyecto. El suelo liberado dejó de interesar a los promotores a los que ya no les atraía construir, cuando había una oferta de pisos considerable, aunque el valor del suelo descendiera hasta el punto, de no cubrir, ni de lejos, los costes del sotrramiento. Así hemos llegado a la situación actual, con un Ayuntamiento que dice no disponer de presupuesto para afrontar la obra, lo mismo que la Junta de Castilla y León y de un Ministerio de Fomento que manifiesta hacer bastante con pagar parte de los intereses de la deuda contraída, mientras calma la indignación del vecindario, proyectando un nuevo paso subterráneo que ponga en comunicación algún barrio aislado,  prometiendo que el soterramiento se llevará a cabo cuando "las condiciones lo permitan".

¿Por qué Córdoba, Sevilla, Zaragoza y Barcelona gozan de soterramiento mientras que Murcia y Valladolid no?

Hoy, más que nunca, es necesario abrir un debate  sobre financiación autonómica  que, haciendo una justa distribución de la riqueza, iguale a todos los contribuyentes españoles independientemente de la insistencia con que reclamen no sé que privilegios.


Mientras tanto, una supurante herida, en forma de columna vertebral de acero, surca de norte a sur el Valladolid de mis amores.





Fotografías del autor.