jueves, 25 de julio de 2024

 

PREJUICIOS PROVINCIANOS

 

 

Recordando  los momentos felizmente vividos, lastimándome con el reiterado pensamiento de que no volverían a repetirse y, sobre todo, intentando no encontrarme con nadie, deambulaba por las angostas callejuelas periféricas de aquella ciudad provinciana. Con el cielo encapotado, ni siquiera mi propia sombra me acompañaba en mi errático paseo.

Desde hacía ocho meses, y a petición propia, ocupaba mi plaza en los Juzgados de esa pequeña capital, huyendo de la gran ciudad, o, a decir verdad, huyendo de un fracasado matrimonio, que se rompió a los pocos días de haberlo celebrado canónicamente, después de asegurarnos de que sería eterno; no en balde, acumulábamos la experiencia de haber convivido varios años, antes de dar el paso definitivo Pero el orgullo, la falta de sinceridad o ¡vaya a usted a saber qué! nos abocó a tomar la decisión de separar nuestras vidas, eso sí, civilizadamente, aunque eso no impidiera, cargar con el bagaje del amargo desencanto.

En aquella pequeña capital, luego de un tiempo de ir diluyendo la amargura con nuevas amistades, conocí a Beatriz. Seguramente, ella encontrara en mí, la novedad una masculinidad madura y la atrayente seguridad del puesto que ocupaba. Yo, en ella, la jovialidad de una veinteañera que unía a su belleza un alma clara y transparente. En seguida empatizamos. Nuestros encuentros tenían la virtud de hacerme creer que las puertas de la felicidad volverían a abrirse  de nuevo, porque las tardes junto a ella tenían un encanto especial. La primera vez que tomé su mano, fue un momento glorioso, únicamente superado cuando instantes después, rocé sus labios por primera vez.

Vivíamos en un estado de plena felicidad en esos comienzos del recién iniciado noviazgo. Incluso me sugirió la posibilidad de conocer a sus padres, mientras hacíamos planes de futuro. Fue entonces cuando no tuve más remedio que ponerle al tanto de mi situación. " Debemos ir despacio, soy un hombre separado, que tal vez algún día obtenga la nulidad de mi matrimonio—. Le dije con inmenso dolor"

Al levantar la vista pude ver su expresión de gacela herida y unas lágrimas resbalando por su cara. Al cabo de unos minutos, sacó fuerzas para confesarme: "No podemos continuar con esta situación—me dijo— Mi padre jamás aprobaría un matrimonio que no fuera por la Iglesia. Siempre soñó con llevarme al altar vestida de blanco. Vivimos en una pequeña ciudad, no lo olvides". Se levantó y, sin dejar de llorar, me pidió que no la acompañara.

Desde entonces, digiero mi segunda derrota amorosa. Apenas salgo de casa, y cuando lo hago, como hoy, recorro calles vacías de lugares apartados. No tardaré en solicitar de nuevo un cambio de destino.

domingo, 21 de julio de 2024

 

EL YANTAR DE MÍO CID

Revista gastronómica

GUÍA MICHARLYN

 

RESTAURANTE  EL OLIVO.  C/ Callejuelas, 3. AMPUDIA  (Palencia)

 

 

Ir de excursión a Ampudia (Palencia) merece la pena. Sus habitantes, que se deslizan hacia censos de población cada vez más exiguos, se mecen a la sombra de dos monumentos emblemáticos: el castillo del siglo XV y la Colegiata de San Miguel del siglo XVI. El castillo, adquirido y restaurado por el galletero Rafael Fontaneda, alberga en su interior piezas diversas de indudable valor que constituían la colección particular del desaparecido Rafael (Posteriormente fue vendido por sus descendientes) y la Colegiata conocida como la “Giralda” de Tierra de Campos es de estilo gótico renacentista y constituye por sí sola el faro alrededor del cual se agrupa un municipio que llama la atención por la exquisita limpieza de sus calles, muchas de las cuales poseen unos magníficos soportales.

Después de visitar tan encantadora  urbe, se nos hizo la hora de reponer fuerzas y acudimos al restaurante “El Olivo” situado a poca distancia de la Colegiata. Sus instalaciones son modernas, con arquitectura de indudable gusto y su oferta gastronómica se compone del  menú del día y una Carta un tanto exigua, con algunos platos que solo figuraban en el papel, lo cual se comprende teniendo en cuenta las escasas seiscientas almas que habitan en Ampudia y la no muy numerosa cantidad de foráneos que la visitan. En concreto, el día que estuvimos allí, solo éramos seis los comensales.

A la atenta camarera que nos atendió le informé de que pensaba incluir este restaurante en mi blog y le solicité más información sobre sus especialidades gastronómicas a fin de dar un mayor realce al establecimiento, pero, pasado el tiempo, no he recibido contestación. Antonio Machado tenía razón cuando afirmaba que: “Esta Castilla, ayer dominadora,………….desprecia cuanto ignora”.

 




jueves, 18 de julio de 2024

 




ABSTRACCIÓN

 

Funámbulo sin pértiga y sin red, 

suspendido en el aire cual frágil muñeco,

vislumbró la tierra como polvo seco

y en los labios sintió la sequedad del alma.

 

¿Mereció la pena llegar hasta tan alto?

 

Escuchó tañidos de campanas, su eco en las montañas

y el aire puro y frío atravesándole el aliento

mientras sufría el espejismo de la ceniza ardiente,

amiga inseparable del deseo insatisfecho.

 

Se cansaron de hacer para él su recorrido

las agujas relojeras que marcaban la jornada,

quedándose estáticas tras un pálpito funesto.

 

Un sueño perdido acompañó sus últimos aleteos

mientras un viento de años amenazó con derribarle

del acerado cable en el que anidaban sus recuerdos.

 

Maltrecho, recompuso la figura y se preguntó

por la no existencia y la existencia misma

que antes fuera vergel y paraíso cuando amaba.

 

¿Amó, dándose todo? ¿Sin condiciones, le amaron?

 

Retumbaron de nuevo la campanas

rompiendo los silencios,

tañendo despacio, anunciando sus augurios

a la espera de verle dar sus últimos pasos

sobre el cable que sostenía nostalgia y ceniza de lava

a cien metros de la tierra que le aguardaba.

 

Un postrer rayo iluminó la noche,

y distinguió, a lo lejos,

crecer las madreselvas.

 

Abajo, nadie se percató de la tragedia

ni de la angustia dibujada en sus ojos,

porque nadie miraba por encima

de individuales intereses.

 

En el asfalto quedó la silueta.

Era lo esperado—sentenciaron—. La edad no perdona.

 

De improviso, las campanas  comenzaron a gemir

y se agitaron las lejanas madreselvas,

frustradas por no haber amortiguado el golpe.

 

Fotografías de Nicolás Ventosa López

 

sábado, 13 de julio de 2024

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XIV-

 

“Sé que me quieres, Magín,

de tu amor estoy segura

pues tu mirar es dulzura

y no mirar desencanta.

Muda quedó mi garganta

al contemplar tu figura.

 

 

Tuve que inventar, perdona,

mi vocación al convento

temiendo que en un momento,

de amores no resistiera

y, quizás, virtud perdiera

al darte consentimiento”.

 

 

Preciosa niña, - le dije-

te quiero más todavía

puesto que no comprendía

las razones que alegabas

en lo poco que me hablabas,

si conversación surgía.

 

 

Olvidado queda todo.

Eran claras intenciones

las que mueven corazones

al saberse enamorados.

Por mi parte, alejados,

duermen ya los sinsabores.

 

 

En esta bendita noche

me hallo tan bien querido

que todo lo sucedido

parece ser ese sueño.

en que el querer es el dueño

por amantes compartido.                                             

jueves, 11 de julio de 2024

 ME LO DECÍA MI ABUELITO

(Basado en un poema homónimo de José Agustín Goytisolo)

 




(Obra teatral en 3 Actos)

 

ACTO PRIMERO

(Cuarto de estar de una familia de la clase media. Año 1980)

 

EL PADRE— (Enfadado) No pongas esa cara de circunstancias ni te escondas tras las faldas de tu madre. Estas notas de final de trimestre son una auténtica basura. Ya te lo advertí varias veces: "Matías, estudia... Matías, ponte a estudiar..." Pero tú como el que oye llover, y ahora pagamos las consecuencias todos. El primero tu padre, que tiene que detraer un dinero de la paga del mes para ponerte un profesor particular.

EL ABUELO— (En tono conciliador) Mira hijo, en esta vida como no trabajes, no llegarás a ser nunca nada. Serás el último mono, el hazmerreír de tus amigos y del vecindario, pasarás hambre y penalidades y, a la postre, no serás feliz.

EL PADRE— No le haga más los cargos, padre; ¡lo sabe de sobra! De chiquillo podría no darse cuenta, pero ahora con pelos en las piernas, es un gamberro que está comiendo la sopa boba, riéndose de todos nosotros.

LA MADRE— Bueno, no es para tanto. Tengamos un poco de paciencia. A veces las personas cambiamos. Todavía es muy joven. Llegará el día en que se dará cuenta y te tomará como ejemplo.

EL PADRE— Eso, encima tú protegiéndole. Me desautorizas totalmente. Con tu actitud lo único que consigues es que se pase la juventud sin hacer nada y luego la culpa será mía por no haberme sabido imponer y haberle dado cuatro soplamocos a tiempo.

EL ABUELO— Tranquilidad. Que no llegue la sangre al río. (Dirigiéndose a su nieto) Matías: lo que tienes que hacer es ponerte a estudiar desde hoy mismo. ¿Verdad que lo harás? Por experiencia te digo, que si no hincas los codos, no serás nada. La vida es de los que triunfan y mandan sobre los demás. Lo has de comprobar tú mismo. Algún día te darás cuenta y te acordarás de lo que te dijo tu abuelo.

 

ACTO SEGUNDO

(Mismo salón. Año 2000)

 

EL PADRE— A veces los padres tenemos razón. Tanto proteger a tu hijo y, ¿qué hemos conseguido?  Va a cumplir los cuarenta y Matías no tiene oficio ni beneficio. Con novia, sin poder emanciparse y viviendo a nuestra costa.

LA MADRE— No te desesperes. Las cosas a veces requieren tiempo. Ya ha tenido varios trabajitos de una semana y va aprendiendo oficios. Ya ha sido camarero, repartidor, hombre anuncio, lava coches... La culpa la tiene la sociedad que no le da tiempo de coger experiencia.

EL PADRE— ¡Cuántas veces me acuerdo de los consejos que le diera en vida su abuelo! Desgraciadamente, han servido de muy poco. De nuestro hijo, no esperes nada. Me preocupa el día en que nosotros no estemos. ¡Qué va a ser de él!

LA MADRE— ¡Por favor. No seas tan agorero! Mira: desde hace una semana, le han ofrecido pegar propaganda electoral para un partido que pita mucho. Si después tuviera suerte y consiguiera colocarse como administrativo en sus oficinas...

EL PADRE— Tú siempre soñando despierta. Este hijo nuestro nunca pasará de pega carteles y mira que se lo advertí.

LA MADRE— Ten paciencia. He de reconocer que nuestro hijo no ha sido muy aplicado para los estudios, pero es muy listo y muy dispuesto. Nada más tienes que ver la labia que posee y la facilidad con la que hace buenos amigos.

 

ACTO TERCERO

Suntuoso salón en una urbanización de lujo. Año 2017

 

LA MADRE—¿Y qué me dices ahora, agorero de las narices? ¿Te acuerdas cuando te decía que nuestro hijo era muy listo? ¡Una madre siempre sabe lo que ha parido!

EL PADRE— Tengo que reconocerlo, tenías razón. Nunca pensé que el muchacho llegaría tan lejos.

LA MADRE— ¡Pues claro, hombre! En cuanto comprobaron que además de pegar carteles, hablaba con un alto poder de convicción, en el partido se lo rifaban para dar mítines, y hoy ya ves el puestazo que ocupa.

EL PADRE— Es cierto. En poco tiempo, se ha situado muy bien. Tiene tres coches, unos cuantos pisos y además nos ha regalado este precioso chalet que es la envidia de nuestros amigos.

LA MADRE— Y todo ha salido de sus lomos, porque ¡Hay que ver cómo trabaja este chico y con qué gente se relaciona!

EL PADRE— Y lo atento que es con nosotros. A mí, sabiendo que soy filatélico, no cesa de enviarme sellos de Andorra, Liechtenstein, Panamá, Islas Vírgenes, Andorra, Chipre....

LA MADRE— El mundo se le queda pequeño. En cualquier sitio que se encuentre, siempre tiene amigos. ¡Qué suerte tenemos, maridito mío!

EL PADRE— Pues sí, ya no tenemos que preocuparnos por nuestra vejez.

LA MADRE— Ya te lo dije en su día: Las madres tenemos un sexto sentido y yo sabía desde que nació, que este hijo mío llegaría a ser un hombre de provecho.

 

FIN.

 

 


domingo, 7 de julio de 2024

 

PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA” (103)

CAPÍTULO X

La Ambición

 

 

 

……………………….

 

El día que Daniel me presentó a don Julián Clavijo, tuve la intuición de que su carácter templado y su sonrisa franca avalaban que me iba a sentir a gusto en su compañía, y el tiempo me dio la razón. Cuando llamé a su puerta para recibir la primera clase, oí antes del consabido “Ya va”, el deslizar de sus zapatillas por el pasillo. Al franquearme la entrada, una sonrisa bonachona acompañó su saludo de bienvenida, mientras nubes de humo azulado, desprendidas del puro que sostenían su labios, se mezclaban con el impoluto aire del descansillo.

―Cada vez me cuesta más trabajo andar; voy a dejar una llave del piso debajo del felpudo ―me anunció, con familiaridad―, así podrás entrar sin tener que llamar: eres un joven poeta y la poesía siempre ha tenido el paso expedito en mi casa.

Esta frase, que quedó flotando en el ambiente junto a las volutas de humo, la pronunció cerrando los ojos y levantando los brazos, como si estuviera declamando. Otras muchas muletillas de este tipo escucharía en los días venideros; con ellas jalonaba su exquisita conversación, siempre educada y correcta, tratando en todo momento de no establecer distancias entre profesor y alumno. Al principio desconocía si esas filigranas lingüísticas eran de su propia invención o si procedían de textos ajenos, que retenía en la memoria para adorno de su entretenida conversación. Con el tiempo, y a medida que aumentaban mis conocimientos literarios, me fue desvelando el origen de algunas de estas frases y la obra de la que procedían, aunque, en general, eran producto de su invención y las pronunciaba tan espontáneamente y con tanto gracejo, que le retrataban como un hombre culto y singularmente genial. A mí tanto me daba que fueran suyas o que procedieran de otros escritores, porque lo que yo admiraba de mi profesor era el oportunismo con el que las insertaba en nuestro diálogo y la vena poética que rezumaba al declamarlas.

Las primeras clases fueron algo áridas y de duro trabajo, dado mi supino desconocimiento para poder diferenciar el tipo de oración que se me proponía y el lugar en que debía ubicarla en una clasificación que él se esforzaba en explicarme, atendiendo a si eran simples o compuestas, y dentro de éstas, si pertenecían al grupo de coordinadas, subordinadas o de yuxtaposición, con las consiguientes subdivisiones de cada una de ellas. ¡En fin!, un lío morrocotudo del que no sabía salir airoso, aunque mis fallos nunca le desanimaban, al contrario, recitando teatralmente, me decía: “Tu desconocimiento es enorme, como un océano ―para luego, con un sonrisa, añadir―: Pero no te preocupes, que en lo profundo de los océanos se encuentran los tesoros más valiosos”.

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jueves, 4 de julio de 2024

 

HAIKUS DEL PRINCIPIO DE VERANO

 

¡Qué hermosura!

Entre la verde hierba

el colorido.

 

El madrugador

rayo me despertó

sobrecogido.

 

Última DANA

a primeros de julio

la más temprana.

 

Ya los regatos

acompasan con sones

su recorrido.

 

Viendo la noche

de luceros poblada

no tengo sueño.

 

Fotografía de Nicolás Ventosa López.

domingo, 30 de junio de 2024

 

PASAJES DE ”LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (103)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

 

 

……………………….

Cansados como estábamos, la casa del abuelo fue bastante más que un oasis en el desierto; empapados en sudor atravesamos el zaguán con riesgo de coger una pulmonía, y cuando llegamos al jardín, en donde la familia tomaba el vermut, cómodamente sentada en las mecedoras, fuimos recibidos como dos héroes, sobre todo Tinín, al que no le faltaron exclamaciones de admiración.

―¡Qué mayor es mi niño, que va a pescar con los tatos! ―dijo mi madre.

―El esfuerzo siempre ennoblece ―sentenció mi progenitor―. ¡Por fin noto que habéis comenzado a heredar la capacidad de sacrificio de vuestro padre!

―Quitaos la camisa, que os refresco ―se ofreció tata Lola, manguera de riego en ristre.

Margarita, curiosa, acercándose al niño, le preguntó:

―Tinín: ¿Cuántas ranas traes en el saco?

―Ninguna ―contestó el crío cariacontecido.

―¿Cómo es eso, rapaz, si «entavía» tiene que haber muchas? ―arguyó Petra.

―Ha dicho Jeremías que había que dejarlas para madres, para que luego puedan cantar con sus hijas ―respondió mi hermano con cara de conformidad.

El abuelo, que parecía ausente en su sillón, alzando el ala del sombrero, opinó sobre el plan de reproducción concebido por Jeremías:

―Me parece a mí que las que no hayáis cogido hoy, van a cantar muy pronto, pero... ¡en la barriga de alguno!

―Eso no me importa abuelo ―dijo Tinín, herido en su amor propio― porque al final, ¡el amor, siempre triunfa!

Esta frase, impropia de un mequetrefe, produjo un estallido de carcajadas entre los presentes, haciendo incluso sonreír al abuelo. Mientras tata Lola ahogaba la risa cubriéndose la cabeza con el delantal, Petra, en una demostración de clarividencia, dijo:

―¡Cómo se nota que este niño es de capital! ¡Eso no se le hubiera ocurrido decir a ningún bigardo de este pueblo!

                                            ……………………………………

                                                                

jueves, 27 de junio de 2024

 

SUEÑOS (III)

 

Puede que haya sido solo coincidencia, o tal vez, consecuencia de los momentos de intensa actividad literaria que estoy viviendo en los últimos tiempos, pero el caso es que el sueño que he tenido esta noche tiene mucho que ver con mí trajinar literario.

En un pueblo, bien identificado y conocido por mí, monto el negocio de una librería. Es un pueblo de muy pocos habitantes que no posee más tienda con cierta prestancia que la mía, y que está instalada en un callejón en donde el escaparate ilumina toda la calle. Los habitantes del lugar se agolpan el día de la inauguración a sus puertas indicándome algo que ya sé: que es la única librería instalada en el municipio y que me va a resultar difícil vender algunos ejemplares, pero yo me siento orgulloso  de la hazaña cultural realizada y estoy seguro del éxito.

Siguiendo con el tema, pero en un ambiente totalmente diferente (en los sueños todo es posible) me encuentro en un amplio portal de un gran edificio. Allí ofrezco mis libros a todos los que van a tomar el ascensor, muchos de los cuales hojean mis publicaciones. Permanezco en el lugar hasta bien entrada la noche. A última hora, una joven penetra en el amplio hall con intención de llegar a su vivienda, pero no me acerco a ella por temor a asustarla.

Al regresar a mi establecimiento primitivo observo como el escaparate está tan sucio como el callejón y se encuentra totalmente ennegrecido. Siento desilusión por el fracasado proyecto, justo en el momento en que me despierto.

Ya consciente, me sorprende que lo que acabo de soñar guarda cierta similitud con la película “La librería” cuya crítica realicé en este mismo blog el 26-X- 2017. ¿Coincidencias?

domingo, 23 de junio de 2024

 

REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXXVI)

 

 

Fui a hacerme una limpieza dental y no debí de explicarme bien, porque una mujer que estaba con el cubo de fregar, me restregó la fregona por la dentadura.

A ver si alguien sabe por qué en un matrimonio, a la mujer se le llama “esposa”.

Las guerras acabarán cuando los proyectiles tierra-aire sean globos de colores.

Dicen que, si te miras en el espejo, este nunca miente, pero, últimamente, el mío parece que le ha dado por no decir la verdad.

Después de acompañar una lubina con tres clases de vinos distintos, esta se me desdobló en el plato. Y es que no soporto el tercer maridaje.

No consiguió pasar la ITV de su silleta de inválido. Al parecer, el dueño tenía muchos humos.

Regresó de Italia sin haber visto la ciudad de los canales, pero aseguró haber comido canelones en el resto de las ciudades visitadas.

Gracias al ácido hialurónico, la piel de su cara tenía la tersura de una tez un mes inferior a la que realmente le correspondía por su edad.

En algunas retrasmisiones futbolísticas, se escucha en las sustituciones de jugadores, esta estupidez: “Se ha cambiado hombre por hombre”.

Una manifestación puede estar formada por 10.000 o 100.000 personas. Todo depende del medio que te informe.

¡Cómo cambian los tiempos! Antes, los porteros de una vivienda habitaban en el piso más elevado de la casa. Ahora, los situados a mayor altura son los más caros.

Cuando una persona se propone conseguir firmemente un objetivo, lo consigue. Yo he conocido a más de uno que no ha dejado de tomar copas hasta logar animarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 20 de junio de 2024

 

LA PAZ QUE ANHELO

 



Este calor veraniego que irrita

y desasosiega, muestra su cara más amable

en las tempranas horas mañaneras.  

Es entonces cuando escribo,

flanqueado los costados

por geranios multicolores,            

que me inspiran, arropándome con su belleza.  

 

Los contemplo, y creo ver en ellos

una desafiante altanería

en el rosicler mañanero,

enhiestos en sus jardineras, que son tronos

donde reinan, empapados de rocío.

 

Gorjean los gorriones encaramados

en los arcos que sustentan

los rosales trepadores, mientras percibo,

lejanamente, cómo las avispas

liban racimos de flores blancas en los árboles

que me protegen del sol, que aún no calienta.

 

Desde la terraza, soy un aventajado

espectador de cuanto sucede a mi alrededor,

un afortunado huésped de la naturaleza

que me circunda, embriagándome

con los aromas de su novedoso despertar.

Me llegan desde el interior de la vivienda,

vibrantes motetes

de música polifónica alimentando

el alma con emotivas voces

que elevan a otra dimensión

mis terrenales poemas.

 

Evaporado el rocío, cuando el calor

apaga el canto de los pájaros y el

frenético zumbido de las avispas se acrecienta,

me cobijo en la penumbra

de la habitación más fresca. Allí leo,

y, de cuando en cuando, cierro los ojos

meditando, contagiado con la paz

que inunda mi refugio veraniego.

Es el momento mágico de abrazar mis sueños,

o mejor, mis ensueños.

 

Levito sin abandonar

el mundo real en que me encuentro,

pues soy consciente que sólo es

una tregua en mi bregar diario;

bregar que interrumpo, recordando

los primeros latidos del día,

evocadores de la paz que anhelo.