domingo, 25 de diciembre de 2016

EL PASTOR Y EL ÁNGEL

En la noche blanca, luna de plata,
mirando el cristal helado del río,
un pobre pastor, temblando de frío,
busca acomodo junto a una fogata.

¿Cómo puede ser—para sí relata—
que escuche el cantar de tanto gentío
quedándose el pueblo casi vacío
hoy que las casas se visten de nata?

No temas nada y vete deprisa,
—un ángel pronuncia desde la altura—
lleva el rebaño que temple la brisa,

sabes que la lana quita friura,
y así dormirá con una sonrisa
Dios hecho Niño, y la Virgen pura.




domingo, 18 de diciembre de 2016

ENTRE NIEBLAS Y TINIEBLAS

Como era de esperar, la niebla se precipitó desde del cielo, antes de que los últimos rayos del anaranjado sol, cayeran rendidos ante el poder de la noche ciega. Al poco rato, la luz de las farolas indicaba tan sólo el lugar en donde se ubicaban, sin que tan siquiera pudieran alumbrar la acera por la que Reme caminaba presurosa, entre el tupido velo frío que mojaba su rostro. Lejos de su destino, ante la certeza de que la visibilidad no iría a mejor y tiritando de frío, decidió hacer una alto en el camino y tomar algo caliente en una cafetería que, guiñando la iluminación navideña, se le ofreció a modo de refugio.

Entró en el local y solicitó una infusión de yerbas. Mientras esperaba a ser servida, echó una rápida ojeada a su alrededor, comprobando que ella era la única clienta. Azarada, sintió deseos de huir de aquel lugar, pero ya había pedido la consumición y hubiera sido una descortesía hacía el hombre de chaquetilla blanca que ya preparaba su petición.

Al servirla y, quizás para romper el silencio, el camarero comentó:

—¡Vaya frió que hace, señora! Tardes de niebla tan cerrada, no deberían de existir. A mí me gusta el sol y los días claros. Parece una simpleza, pero la luz da alegría y sobre todo atrae clientela. En estas tardes crudas, uno se pasa el tiempo de brazos cruzados, te aburres de soledad, no haces caja y a la postre cuando cierras y llegas a casa, casi te da vergüenza comentar con tu mujer la recaudación.

—¿Tiene usted mucha familia?—preguntó Reme, curiosa.

—¡Figúrese! De momento dos hijos y otro de camino—Luego, sabiendo que nadie más podría escucharle, el hombre continúo hablando con la franqueza de una confesión—.  Me casé por amor esperando que la vida fuera tal como la había imaginado, pero a medida que pasa el tiempo te vas dando cuenta de lo duro que resulta mantener una familia, y eso que de momento, me voy apañando con la mujer que Dios me dio y con los críos que van llegando, pero, en ocasiones, resulta inevitable pensar en lo bien que estaría yo ahora si hubiera elegido el camino de la soltería.

Reme no contestó. Miró a su interlocutor intentando comprender su situación, se tomó la infusión sin esperar a que se enfriara, pagó dejando una buena propina y se lanzó entre la niebla, esperando alcanzar pronto su destino. Por el camino le dio tiempo a filosofar sobre lo escuchado, pensando que su interlocutor había hablado sin conocimiento de causa. La felicidad para ella, no dependía del estado civil, sino del amor que fueras capaz de dar al otro, aunque existieran días duros de nieblas y tinieblas. ¡Qué le iban a decir a ella de soltería! ¡Qué le podían decir sobre una elección de vida, asumida por amor! Cuarenta años soportando el calor africano y la picadura de mosquitos, sin luz eléctrica, expuesta a que cualquier enfermedad por nimia que fuera diera con sus huesos en la tierra rojiza, lejos de su familia. Luchando entre tinieblas, codo con codo contra el hambre, atendiendo a hijos que no eran suyos... Todo por un ideal y ahora, de nuevo en España, teniendo que padecer cuarenta grados menos de temperatura. En todo el tiempo pasado, se había sentido acompañada en la soledad, casada en soltería, iluminada en la oscuridad. Podía dar testimonio de cómo las tinieblas se disipaban en los momentos difíciles, aunque luego regresaran como cruel tentación, y sin embargo, la experiencia que daba sentido a su vida la mantuvo firme en su puesto. Por sorprendente que pareciera, siempre encontró consuelo en la adversidad. Esbozó una sonrisa al comprobar que, mientras reflexionaba aterida, la infusión calentaba sus entrañas.

Cuando alcanzó su destino, apretó el telefonillo repetidamente y, sin esperar respuesta, dijo con voz alta y clara:

—Abra pronto, hermana. Soy sor Reme.


jueves, 15 de diciembre de 2016

TUS RIZOS

Hoy mi blog se siente solidario con esta composición poética, que junto a otras, he cedido para su publicación, en una Antología Literaria, de próxima aparición, promovida por la escritora zamorana Emilia Casas Fernández y cuyos beneficios de venta, irán destinados a la Lucha contra el Cáncer.

Agradezco la deferencia de Emilia al incluirme en dicha Antología, a la vez que la felicito por su magnífica iniciativa.



Te suplico, que jamás  acortes tus rizos,
lianas trepadoras
por donde asciende el deseo
confuso de abrazarte
y de besar el oculto caudal de tu mirada.
Los contemplo, delicadamente atrevidos,
enmarcando tu rostro,
retorciéndose como elásticos  muelles,
cascadas de torrentes derramados
que inundan de pasión cada recodo
de mi "yo" desconocido.
Me encuentro totalmente inerme y desprovisto
de defensa, ante el avance penetrante
del aroma que difunde tu cabello.
Por favor, no acortes jamás la longitud de esos rizos
con los que sueño cuando el alma está cansada,
avejentada y pesarosa.
No los acortes,  por si, dolorido el ánimo,
pudiera, una vez tan solo,
entre lazos de seda
apagar mi sed
en el cáliz entreabierto de tus labios.


domingo, 11 de diciembre de 2016

PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS…” (31)

CAPÍTULO V
La Acogida

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A pesar de que la talla era la apropiada, las pocas carnes y la falta de costumbre de Petra a llevar uniforme, hacía que pareciera vestida para carnavales. A cada paso que daba, la cofia se ladeaba, pues no se sujetaba en su cabeza a la que el paso de los años había dejado escasa de pelo.
―¡Ay señorito! ¡que me vea yo de esta guisa! ―argumentaba Petra, al verse en el espejo del aparador―. Desde que me casé, no he gastado más que sayas, salvo cuando enluté por mi difunto marido, en que cumplí la promesa de llevar dos años el hábito de la Dolorosa.
―Date cuenta, Petra, de que ahora no estás en el pueblo, sino sirviendo en casa de un notario, y has de vestir conforme a lo que exige nuestro rango. Con el tiempo, te irás sintiendo cómoda con el nuevo atuendo, y luego no querrás llevar otro. Al lujo enseguida se acostumbra hasta el más desarrapado ―sentenció mi padre, con la exquisita delicadeza que le caracterizaba.
―¿Y si me mancan los zapatos? ―preguntó con todo fundamento Petra, que caminaba ya ligeramente escorada.
―¡Imposible! ―afirmó, mi padre―. Me han costado doscientas pesetas. Por ese precio, el tafilete es de tan alta calidad que se adapta a cualquier pie, aunque, como los tuyos, hayan estado pisando boñigas toda la vida.
Mi madre hizo un gesto de reprobación a las duras palabras de su marido y, más compresiva, trató de calmar las inquietudes de Petra.
―Hazme caso y comienza por ponértelos media hora el primer día y luego vas aumentando la postura progresivamente. Ya verás como así no te rozarán. Lo importante es que cuando venga Nacho, los lleves con soltura.
                                                                                     
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jueves, 8 de diciembre de 2016



¡PROGRAMA TUS VACACIONES!

No hay mejor manera de empezar a disfrutar de las vacaciones que se avecinan ni de comenzar el Año Nuevo, que regalando o regalándote un libro. Con mi agradecimiento anticipado, te ofrezco la posibilidad de que sea una de mis dos novelas:
















"LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS"
"CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA"

Para facilitar la tarea, os envío la dirección actualizada de los lugares de venta

VALLADOLID
Librería "A pie de página"  C/ Librería, 13
El Corte Inglés  C/Constitución, 2
El Corte Inglés  Paseo de Zorrilla, 130
Librería  "El sueño de Pepa"  Plaza Mayor, 3
Librería "Maxtor"  C/ Fray Luis de León, 20
Librería "Oletvum"  C/ San Felipe s/n
Librería "Sandoval"  Plaza de Santa Cruz, 10
Librería "Don Quijote" C/ Europa, 8

MEDINA DE RIOSECO (Valladolid)
Librería "Bécquer" C/ Lázaro Alonso, 1

URUEÑA (Valladolid)
Librería  "Primera Página" Corro de Sto. Domingo.

PALENCIA
Librería "del Burgo" C/Marqués de Albaida, 7
Librería "Iglesias" C/ Mayor, 80
Librería "V. Blanco" C/ Mayor Antigua, 17

LEÓN
Librería "Pastor" Plaza de Santo Domingo, 4
Librería Cosmos" Avda. Mariano Andrés, 8

BURGOS
Librería "Hijos de Santiago Rodríguez" Plaza Mayor, 22

ZAMORA
Librería "Mil Hojas" C/ San Torcuato, 48
Librería "Semuret" C/Ramos Carrión, 21
Librería "Didot"  C/ Pablo Morillo, 39

ÁVILA
Librería "Medrano"  C/Reyes Católicos,26

También se pueden adquirir en cualquier "El Corte Inglés" de España, solicitándolo a "El Corte Inglés" de Valladolid. Sin gastos de envío.
Y por descontado, directamente en la editorial: "Galeonbooks.com". Sin gastos de envío.
IMPORTANTE: Si deseáis que vuestro ejemplar esté dedicado, solicitarlo a la librería "El Sueño de Pepa" Telf. 983 01 66 02. En pocos días lo tendréis en vuestro poder, ya sea en cualquier localidad de España o del extranjero.



domingo, 4 de diciembre de 2016


PASAJES DE LAS “LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (31)
CAPÍTULO I
El Viaje
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Mi padre, en su quehacer cotidiano, tenía ocasión de trabar amistad con gran cantidad de gentes de toda edad y condición, y con el pretexto de que las escrituras reflejaran fielmente lo que deseaba el cliente, procuraba enterarse de toda la vida y milagros, tanto del protagonista como de familiares y amigos. Sabía muy bien, en cada ocasión, con quién estaba tratando, y si el sujeto era de condición sencilla, empleaba con astucia algunas muletillas que le daban un juego increíble:
―¡Hombre, don Menganito! ¡Así que es usted de Mayorga! ¿No conocerá a don Fulanito? Es muy buen amigo mío.
Ante un trato tan campechano, el cliente se sentía halagado y no paraba de hablar. Se creía un confidente necesario, deseoso de entablar amistad con el notario, por lo que, bajando el volumen de voz, en un tono confidencial, pormenorizaba todo lo que sabía acerca del tal Fulanito, comenzando por su estado civil actual, siguiendo por sus posesiones y terminando por: «Esto es lo que se dice de él en el pueblo; yo, ni entro ni salgo, usted ya me entiende…». Todos estos datos quedaban incorporados al increíble archivo mental de mi padre, que lo sacaba a colación, si era menester, en las tertulias del Círculo de Recreo; eso sí, con una elegancia exquisita:
―Es vox populi que don Fulanito tiene una barragana y anda un poco pillado de cuartos ―decía mi padre, al tiempo que ojeaba el periódico―, pero nunca hemos de hacer caso a rumores ¡La gente es tan mala!
En la sala de lectura, entre el humo de los habanos, las mentes preclaras de la ciudad, daban la impresión de no haber oído el comentario y continuaban deslizando la vista sobre los periódicos locales. Yo permanecía callado cerca del ventanal, repasando las odiosas declinaciones latinas, observando de soslayo el ajetreo callejero y con el oído atento a cualquier comentario. Al cabo de unos segundos, alguno de los contertulios, rompiendo el silencio afirmaba:
―Tiene usted razón, don Álvaro; no hay que hacer mucho caso de lo que se diga por ahí.
La sala recuperaba de nuevo la quietud, apenas perturbada por algún carraspeo, hasta que otro miembro de tan distinguido club, leía en voz alta la reseña completa de una esquela. Más silencio y, de nuevo, alguien que presumía conocerle muy bien, aseguraba:
―¡Pobre don Sixto! últimamente estaba muy malito. Pero ¿Qué se puede esperar de un hombre de setenta y cuatro años?
―Pero, ¿este don Sixto es el de los ultramarinos? ¿El padre de Marcial? ―preguntaba el curioso de turno.
―El mismo ―confirmaba el enterado―. Seguro que le has visto alguna vez; era bajito, calvo y un poco tartaja.
En un alarde de imaginación, el curioso sentenciaba:
―«El muerto al hoyo y el vivo al bollo», ha sido siempre una verdad como un templo. ¿Qué les parece a ustedes, si para alejar malos pensamientos, tomamos un cafelito?
Y todos, ordenadamente, iban a la cafetería, dejándome solo, minutos que aprovechaba para recitar en voz alta: «Amo, Amas, Amare….» haciéndome la ilusión de que Cristina estaba a mi lado, escuchándome.
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