PASAJES DE "CÉCILE.AMORÍOS Y MELANCOLÍAS..." (32)
CAPÍTULO V
La Acogida
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En
una tarde a finales de diciembre, que se presumía maravillosa, recibimos la
visita de mi tía Gertru, que vino a casa a merendar siguiendo la costumbre de
hacerlo al menos tres veces por semana. Su presencia fue anunciada por tata
Lola y confirmada por el aroma de agua de rosas que la oronda mujer esparcía
con el abanico, del que no se desprendía ni en el invierno. Los sofocos no le
impedían mover la lengua con tanta agilidad como el abanico, encomendado
siempre a la mano izquierda, pues la derecha debía estar libre para alcanzar la
bollería, las pastas o cualquier comestible que se pusiera a su alcance. En la
conversación surgió, como era de prever, la llegada de Nacho, para la que mi
tía ya tenía sus planes:

―¡Nooooo...!
―grité, dando un respingo en el sofá en donde me encontraba, atento a la
conversación, tras oír pronunciar mi nombre―. ¡Me niego rotundamente! ¡No estoy
dispuesto a caminar por los bordillos con Goyita ocupando toda la acera!
Esta
exclamación, exagerada sin duda, respondía al mal recuerdo que tenía de haber
ejercido de “carabinero” de mi hermana durante el último verano. Al decirlo,
debí herir la sensibilidad de tía Gertru, porque dado su volumen, era una
acérrima defensora de toda mujer que sobrepasara, como ella, los cien kilos. Sorprendida
por mi negativa, paró en seco la trayectoria del churro que tenía en la mano y
respondió airada:
―Pues
hijo... Más vale tener que no desear. Has de saber que las mujeres rellenitas
somos un ahorro para nuestros maridos, en ropa y en calefacción, porque las
tallas grandes siempre están de oferta y en la cama damos calor y comodidad.
Las carnes magras son el mejor colchón lateral en que pueden apoyarse y
calentarse nuestros cónyuges. En vida, a mi pobre Cesáreo nunca le importó que
me gustara comer, porque sabía que conmigo se lo ahorraba en ropa, y por las
noches, agradecía dormirse acurrucado a mi lado… ―Y, seguramente, sin relación
alguna con lo que acababa de decir, remojó con fruición varias veces el churro
en la taza de chocolate.
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Delicioso...
ResponderEliminarAgradezco tu "Delicioso" y como lo que hablamos dice mucho de lo que somos, estoy convencido de que eres una mujer "Deliciosa". Gracias y feliz año, Mª Ángeles.
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