PASAJES DE
"CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA" (42)
CAPÍTULO VI
La ilusión

A CÉCILE
A tu lado detecto la fragancia,
la ilusión pura que el afán destila,
flor rutilante de olorosa Francia,
azul de cielo claro en tu pupila.
Por lejos que te encuentres, no hay distancia,
sólo con recordarte, se encandila
la musa que sin ti desaparece,
y contigo, Cécile, resurge y crece.
No habían transcurrido ni
unas horas desde que concluí la octava, cuando recibimos una llamada telefónica
de Nacho, comunicándonos que llegaría a nuestra ciudad el día cinco de enero,
aproximadamente al mediodía. Margarita, que en ese momento se encontraba de
compras, al llegar a casa y conocer la noticia, deshaciéndose de los paquetes,
brincó y gritó rebosante de alegría. Para entonces, mi madre había comenzado a
perfilar los últimos retoques para que todo reluciera como el jaspe; tarea que
se continuó en los días siguientes en los que las tatas trabajaron febrilmente
para que en suelos, alfombras, cortinas y muebles no quedara mácula de suciedad
ni de polvo.
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