Desde hace unos días, y con una estupenda afluencia de espectadores, se proyecta esta película que ha supuesto un aldabonazo en las conciencias de cuantos la hemos visionado.
La sinopsis de la película es muy sencilla: Marco
(Javier Gutiérrez) es un entrenador profesional de baloncesto que a
consecuencia de sufrir un accidente de coche por conducir bajo los efectos del
alcohol, es condenado por la jueza a un trabajo social consistente en entrenar
a un equipo de discapacitados intelectuales. Al principio, esta ocupación es
aceptada de mal grado por el entrenador que considera el castigo un tanto
humillante pero, a medida que va conociendo la personalidad de sus jugadores,
se va operando en él un cambio de actitud: quizás la misma que experimenta el
espectador.
Y es que la cinta nos hace recapacitar sobre el modo
con el que nos relacionamos con estas personas que tienen un tipo de minusvalía
evidente, quizás más llamativa que otras carencias que podemos tener los demás
y que, tal vez, pasen desapercibidas, lo cual no quiere decir que por ello
seamos seres superiores.
Para mí el éxito de la proyección consiste en que,
lejos de despertar en nosotros sentimientos de compasión, nos hace ver a estos
enfermos mentales como personas iguales a nosotros en muchos aspectos y
diferentes en otros, lo que nos incita a sumergirnos en su mundo y a conocer en
profundidad a estos semejantes "peculiares" y a no aislarles por el
hecho de tener distintas capacidades. Es de sobra conocido que no existen dos
mentes iguales y de que el concepto de "normalidad" es muy subjetivo.
La ingenuidad, la trasparencia y el natural modo de actuar ante las cámaras de
estos actores noveles, nos conmueve, provoca la hilaridad en ocasiones, y
siempre nos motiva a la reflexión, siendo casi imposible que nuestros ojos no
se humedezcan ante tal cúmulo de confrontadas sensaciones.
Buena la dirección de Javier Fesser como estupenda
es la interpretación de los profesionales: Javier Gutiérrez, Itziar Castro,
Luisa Gavasa y Daniel Freire. Del elenco de componentes del equipo de
baloncesto, solo añadir que trabajan como auténticos actores de reparto.
Por lo que he escrito, podéis deducir mi interés
para que vayáis a verla; es más, recomendaría a los profesores que la
propusieran a sus alumnos como actividad extra académica de contenido formativo
y convivencial.
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