jueves, 19 de junio de 2025

 



SOLEDAD

 

 

No juguéis con los sueños que ennoblecen 

ni con el despertar blanco y azul de la mañana

si el desierto rojo sangre

de dura soledad rasgó algún alma.  

 

En la mesa

allí donde hubo vapores de amorosas velas,

aquellas que alumbraron la pasión, hoy rota,

en la amarga nicotina del engaño,

el triste cenicero humea.

 

No hubo despedida ni duelo, apenas nada,

ni nadie acompañó aquel dolor,

traspasado el corazón por una hiriente daga.

Puede que fuera aquello amor

o acaso un viento recio 

golpeando la ventana o, tal vez,

un eco perdido, una risa de hiena

antes de que la niebla 

vistiera su desnudez de escarcha.

En el recinto donde ahora habita,

surgen los fantasmas del silencio

con sábanas manchadas,

y siente que el mañana no vendrá

bajo la forma sutil del beso y la esperanza.

 

No juguéis con los sueños que ennoblecen

¡oh fatua seducción de quien engaña!

Porque bajo la piel que cubre el cuerpo

anida el corazón, transpira el alma.

Entre flores se abrió la primavera: añagaza

para seguir esperando en el mismo lugar

en que esperó y espera

fumando por fumar el humo de la nada.

 

No juguéis con los sueños que ennoblecen

dejando entre tinieblas la mañana.

No juguéis jamás con la ternura fiel,

la entrega y el dolor de una mujer,

en vigilia de amor, enamorada.


Fotografía de David Dubnistkiy

 




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