jueves, 11 de septiembre de 2025

 

PASAJES DE “LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (110)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

 

 

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María, la Perdiz, se alegró cuando llegamos a su casa. No hizo falta pedirla permiso para subir al balcón, porque ella misma nos esperaba.

―Subid al balcón y hacer compañía al Caparras. El hombre se ha tenido que subir «escapao», porque con el gentío que hay, por poco lo asfixian y, si se me muere el Caparras … ¡a ver luego cómo me entero de lo que pasa en el pueblo! ―dijo la mujer sonriendo.

Las charangas no dejaron de sonar desde que se apostaran bajo el balcón del Ayuntamiento, esperando la salida del alcalde. Entre cántico y cántico, los resecos gaznates se refrescaban apurando los cubos de limonada, no pudiendo evitar teñir de rojo las camisas. Rufino no daba abasto en la apremiante misión de repostaje, sirviendo cerveza o rellenando con limonada los exprimidos cubos, en tanto que ofrecía su corral para alivio de vejigas necesitadas. Cuando los más impacientes empezaron a corear: «Alcalde: échate la siesta, después de la fiesta», hizo su aparición en el balcón del Ayuntamiento el regidor, acompañado de la Comisión de Fiestas.

―¡Ése es mi padre! ―gritó Jeremías, cuando vio al Mecagüen junto al alcalde, acompañado, entre otros, de sus inseparables Veo Doble y Entrepierna.

Fue precisamente el Mecagüen quien, con el rostro totalmente congestionado, trastabillándose sin causa aparente, logró alcanzar la barandilla para, desde allí, subiendo y bajando a un tiempo ambos brazos, intentar acallar a la multitud sin conseguirlo, hasta que salió por donde solía:

―¡«Mecagüen»… hasta la leche que os han «dao»! ¡Callaos! ¿O es que no va a poder hablar don Sebas?

Como la indicación no surtió efecto, el Mecagüen fue más explicito en su segundo requerimiento:

―¡Su os queréis callar de una puta vez! ―gritó, totalmente fuera de sí.

Con el personal más apaciguado, don Sebas, con la dignidad propia del cargo, dio lectura a una cuartilla en la que llevaba escrito: «Queridos convecinos: en el día de hoy, reunida en sesión extraordinaria esta Corporación Municipal junto con la Comisión de Fiestas, hemos resuelto que mañana, cuatro de agosto, festividad de santo Domingo de Guzmán, patrono de este pueblo, se lidien para disfrute del personal, tres novillos-toros de don Aquilino Martínez, de la dehesa del Cubeto…»

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