EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
Cuando comencé este blog en el mes de julio
pasado, os comenté que deseaba hacerlo variado, con la inclusión de nuevas
secciones si la audiencia lo requería. Hoy, al haber rebasado las 15.000
entradas, creo que la experiencia ha sido positiva y que he conseguido el
seguimiento nacional y extranjero suficiente, para embarcarme en una nueva aventura cual es
la crítica literaria. Comenzaré dando mi parecer sobre la novela de Gabriel
García Márquez, "EL amor en los tiempos del cólera" que he releído
recientemente.
En mis años mozos tuve la fortuna de tener
como profesor de Lengua y Literatura a un excelente escritor que aseguraba que: "un hombre, una mujer y una
historia de amor son más que suficientes para escribir una buena novela".
García Márquez, con los únicos mimbres de tres personajes ( el resto, apenas se
describen): el doctor Juvenal Urbino, Fermina Daza y Florentino Ariza,
construye un triángulo amoroso en el que los dos primeros conforman un matrimonio
convencional e interesado, y el tercero aspira a conseguir el amor de Fermina,
con obsesión enfermiza, por espacio de más de cincuenta años. Este pobre
argumento en manos de cualquier escritor, sólo hubiera dado de sí para hilvanar
un aburrido y folletinesco relato. Sin embargo, la grandeza del autor consiste
en recrear de forma prodigiosa la descripción de los personajes y el ambiente
de la Cartagena de Indias de principios del siglo XX, de manera que, una vez
imbuidos en la trama de la novela, somos capaces de percibir los olores de los
almendros y de las ciénagas putrefactas, el ambiente portuario así como el
sofocante calor en el que se desenvuelve buena parte de la acción, sobre todo
en el pasaje de la incursión del barco por el rio. El lector se siente
espectador privilegiado del relato, atraído por esa capacidad del escritor que
se ha dado en llamar: "el realismo mágico" Todo ello conseguido a
base de un léxico prodigioso que alcanza en algunos pasajes, la perfección y en el
que Gabo destila su visión sobre la futilidad del quehacer humano, sobre el
amor y la muerte.
No estoy de acuerdo con
los que sostienen que la novela es una apasionada historia de amor. Para mí, el
amor de Florentino hacia Fermina, es simplemente la obsesión por poseer el
fruto prohibido. El romanticismo que podría tener su actitud de perseverante
espera, se ve empañado por las múltiples relaciones sexuales con las que
Florentino apacigua su concupiscencia, algunas veces de forma aberrante, por
mucho que nos situemos en el ambiente de tráfico humano en que el protagonista
se desenvuelve.
Si he de poner un pero
a la narración, es el de su extensión: para mí, excesiva. Pero ya sabemos que
las películas han de durar al menos noventa minutos y que las obras de autores
consagrados han de superar las cuatrocientas páginas.
En definitiva, una obra
para conservar en los anaqueles y releer pasado un tiempo. Magistral en su
lenguaje y en la descripción de ambientes y personajes y un tanto inverosímil en los
hechos narrados.
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