PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS…” (28)
CAPÍTULO V
La Acogida
……………………..
Varios fueron los acontecimientos que llamaron la atención de Petra en
los primeros días de su estancia entre nosotros, entre los que destacaba el
hecho de poder disponer de agua corriente a voluntad. Se maravillaba de que al
abrir el grifo pudiera salir por él semejante cantidad de agua, sin agotarse
“el depósito”. Lo había comprobado experimentalmente una mañana en que se quedó
sola en casa. Durante horas, esperó pacientemente, con el grifo abierto, a que
el agua dejara de salir. De este incidente nos enteramos, como era de esperar,
por Domi, la portera, a la que Petra confió ingenuamente su descubrimiento.
También le llamaba la atención que los excrementos desaparecieran del inodoro
sin dejar rastro. En un principio creyó que se acumulaban en alguna letrina
situada en los bajos del edificio. Cuando mi madre le habló de las distintas
cañerías que por debajo de las calles transportaban las inmundicias al río, se
alegró de no vivir en la desembocadura de los colectores.
―¡Madre
del Amor Hermoso! Llenitos de mierda tienen que estar los que vivan cerca de
esos tubos. ¿No sería más sano que fuera a parar toda esa porquería a una era
con gallinas? ―se preguntaba, y daba sus razones―: De toda la vida, en el
pueblo hemos hecho las deposiciones en el corral con la presencia de estos
animales y, como de seguida picaban de esta broza, desotro día no quedaba ni
rastro de lo que nos había sobrao del cuerpo.
………………………….
No hay comentarios:
Publicar un comentario