domingo, 27 de febrero de 2022

 




OTRA VEZ  LA GUERRA

 

 

 

Me desgarran las penas y las muertes de inocentes.

Odio las sirenas que anuncian destrucción

mientras la gente despavorida busca algún refugio.

Rechazo el maldito jinete de la guerra,

las torpes palabras que la justifican,

y el hipócrita silencio

de los que, no hace mucho tiempo,

se manifestaban contra otra guerra

que sus amigos no habían organizado.

 

Hoy, todo mi ser se ha conmovido

ante la inminente desgracia de algunos,

y la pasiva indiferencia de muchos,

aunque me sienta reconfortado

por la solidaria impotencia de los justos.

No encuentro razones que justifiquen la muerte

de un solo ser humano, por eso me espanta

el anuncio de una matanza grupal y sin sentido.

 

Es un crimen responder con las armas al diálogo,

para acallar eternamente la necesaria voz de los interlocutores.

 

Maldigo el afán de tanta destrucción,

maldigo la afrenta de locura de conciencia,

porque cuando la paz sea el cántico de la humanidad entera,

una alas chamuscadas, negras,

será lo único que quede

del incendio que el poder ha provocado.

 

"El grito" de Edvard Munch

 

 

2 comentarios:

  1. Es una bala en carne viva la que me atraviesa al ver las gentes corriendo a los refugios. Unos y otros, todos los responsables, todos nosotros por qué no cambiamos?

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    1. Amigo/a desconocido/a la condición del ser humano es muy compleja y con frecuencia cambiante. Los buenos propósitos se pueden ver alterados por diversas circunstancias, y si los que no ostentamos puestos de responsabilidad podemos caer en la tentación de pequeñas corruptelas, qué fácil puede ser dejarse abrazar por el poder y por la facultad de ejercer de dueño absoluto de la vida de los demás. Una profunda reflexión debe producir en nosotros un cambio radical de nuestra actitud. La Cuaresma puede ser un tiempo apropiado para que se produzca este cambio.

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