DÍA DE PRUEBA Y ESPERANZA
El día que Fermín tuvo que despedirse de sus
compañeros de trabajo y abandonar el despacho que fuera durante muchos años la
prolongación de su hogar, el mundo se le vino encima. Más de treinta años
defendiendo los intereses(nunca mejor dicho) de su Banco, habían terminado de
manera súbita, con una fría carta en la que se le comunicaba el despido. Al
parecer, las horas extras dedicadas a la entidad y no cobradas y los
incontables cursillos de actualización realizados fuera de horario, no habían
servido para asegurar la permanencia, que le hubiera permitido poder llegar
activo hasta los sesenta años.
Con la autoestima hecha añicos y el interés por
vivir bajo mínimos, introdujo la llave en la cerradura del piso con el mismo
ánimo con que podría haber abierto la puerta de un almacén destartalado, se
tendió sobre el sofá y se desabrochó la corbata del impecable traje azul del
que aquella mañana, como otras, era su uniforme de combate. Así tenía que
promocionar o ejecutar a diario, las órdenes provenientes de estamentos
superiores. El impoluto techo blanco le sugirió el vacío existencial en que se
encontraba y el injusto trato recibido. Había entregado su vida al Banco a
cambio de un sueldo, sin percatarse que la vida profesional era de menor
entidad que la vida familiar. Ahora el problema era cómo decírselo a Sole, su
mujer, y cuál sería la reacción de esta al recibir la noticia.
Apenas una hora después, cuando Sole supo lo
ocurrido, tuvo una reacción impresionante. "Comprendo tu disgusto, Fermín,
pero no estés preocupado. No nos ha ocurrido ninguna desgracia. Gracias a Dios
tenemos salud y, si lo miras bien, es una suerte que, tan jóvenes, tengamos todo
el tiempo del mundo para nosotros. En cuanto podamos iremos a una Agencia de
Viajes—continuó diciendo— y programamos un crucero de placer. Creo que te lo
mereces después de tantos años de
madrugones y desazones".
Los fantasmas del reproche y las dudas sobre una
vejez incierta desaparecieron de la mente de Fermín como por arte de magia, En
unos instantes dibujó un mundo que le ofrecía múltiples actividades. Pensó en
ayudar a los desfavorecidos desde una ONG, en cultivar hortalizas en el pequeño
huerto de su casa de campo y en caminar un buen trecho cada día para mantenerse
en forma, pero sobre todo pensó en la fortuna inmensa de contar a su lado con
la compresión y la ayuda inestimable de Sole. Abrazado a ella y con lágrimas en
los ojos agradeció el exquisito comportamiento de su esposa y se preguntó si,
quizás, no le había dedicado el tiempo que se merecía.
"Mañana mismo miramos lo del crucero—afirmó
Fermín—, aún nos queda mucho tiempo para vivir de amor y de esperanza!
Fotografía de Santos Pintor Galán.
Que maravilla de escritura,esta fantantico,mi escritor preferido,te escribo por la mañana,haber que dices,pero la vida trae estas cosas,pero su mujer prácticas como todas las mujeres le propone hacer un crucero,esta precioso me agustado mucho mi querido escritor.
ResponderEliminarQuedo encantado con tu amable comentario, amiga lectora. Tus elogios suponen para mí un gran estímulo para seguir escribiendo. Afectuosos saludos.
EliminarEl amor es así ...compartí, escuchar tolerable,de apoyo... incondicional un hermoso relato
ResponderEliminarEl amor es eso que mencionas y mucho más. Es estar siempre ahí procurando hacer feliz a quien tienes a tu lado. Lo importante del amor, no es tanto decirlo como practicarlo. Gracias por comentar, amale lector.
EliminarBellísimo y con una profunda verdad y esperanza. A muchas personas les pasa, esclavos del trabajo.
ResponderEliminar👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
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