domingo, 21 de mayo de 2023

 

PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS" (95)

 

 

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

En la mañana del tres de agosto, víspera de la Fiesta, la Plaza presentaba una animación inusitada aún cuando, desde temprana hora, el sol empezara a castigar con dureza a los que, menospreciándole, no se guarecían bajo los toldos del bar de Rufino.

El bullicio había despertado antes de lo habitual al abuelo, que se levantó destemplado pero con buen ánimo, y, arropado, seguía, a través de los cristales de su habitación, el desarrollo de los acontecimientos. Petra nos había informado que desde este privilegiado ventanal podíamos contemplar el ir y venir de las gentes, que conversaban en voz alta, esperando impacientes el coche de línea que habría de traerles a familiares o amigos. Los niños correteaban entre los puestos de chucherías que bordeaban la Plaza, ayudando con sus risas y exclamaciones a que el ambiente festivo fuera total y la espera más corta.

 A excepción de mi padre, que rechazó la invitación de Petra con un «eso es cosa de mujeres», el resto de la familia abarrotamos el cuarto del abuelo para observar el espectáculo y escuchar los comentarios que Petra nos hacía.

―Mire señorito ―decía Petra―; la del pañuelo morado es la Manuela, quinta suya; seguro que cuando viene a la Plaza, con lo mal que está de las piernas, es que espera a su nieta mayor, la Reme, que está sirviendo en Barcelona.

―Si dices que ésa es la Manuela, será la Manuela ―contestó el abuelo―. Con la vista nubla, desde aquí no la distingo; además con eso de estar jodidos los dos, hace tiempo que no coincidimos. ¡Qué cosa es la edad! ―enfatizó―; a medida que vamos cumpliendo años, va separando a los que aún quedamos vivos para reunirnos después a todos, poco a poco, en Pimpanilla.

―¿Otra vez le rondan los malos pensamientos, señorito? ¡Mándelos a paseo! y disfrute con lo que tiene delante, que la Fiesta es una vez al año y para llorar siempre hay tiempo. ¡Mire, mire! ¿No te fastidias…? ¡El Manga corta con sombrero! ¿Será posible…? ¿Cuándo se ha visto a ése tan elegante? Me «paice» a mí que a ése el sombrero le viene grande y lo que pretende es pasar hoy por ser como usted, un señorito.

El abuelo, arqueó las cejas y asintió con la cabeza mientras Petra continuaba sus comentarios sin concederse un respiro.

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4 comentarios:

  1. Hay que lindo, Carlos con los lios que llevaba la señora, con tanto hablar al pobre Jeremías no le dejaba participar.

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    1. Petra era dueña de la conversación y ponía al tanto al abuelo de todo lo que estas ocurriendo en el exterior. Los demás seguían los acontecimientos desde el balcón de la casa solariega. Gracias por tu comentario. Saludos.

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  2. Es un placer leer las lamentaciones"" Divertida la mente olvida situaciones enrevesadas. Gracias

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    1. Siento contestarte tan tarde. En mi defensa debo decir, que el blog no me avisa cuando se producen los comentarios y si como el tuyo se escribe unos días después de la publicación, no me entero. Disculpas y agradecimiento por tu hermosas palabras. Abrazos.

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