SUEÑOS (IV)
Durante mi infancia y adolescencia, tuve un amigo
con el que tenía una amistad muy sólida hasta el punto de salir en pandilla con
él en los años en que ambos éramos universitarios y coincidíamos en multitud de
ocasiones aunque no estuviéramos estudiando la misma Carrera.
Algo muy gordo debió de ocurrirle, pues al finalizar
sus estudios despareció de la ciudad sin despedirse de nadie y sin dejar
rastro. Totalmente preocupado al principio, y siempre picado por la curiosidad, pregunté por él a amigos comunes y solo llegué a saber, en qué ciudad estaba
trabajando, que se había casado y poco más. Hace dos años, de manera casual, me
llegó la noticia de su fallecimiento, hecho que sentí y que puso fin a mi deseo
de encontrarme algún día con él y poder aclarar la misteriosa desaparición
ocurrida cincuenta años atrás.
Hace unos días soñé con este amigo. Físicamente no
se parecía en nada, pues habiendo sido de estatura muy parecida a la mía, ahora
me sacaba más de veinte centímetros. En el sueño, ambos éramos jóvenes ( de
unos dieciocho años) sin embargo hablábamos como si tuviéramos la edad actual.
Le pregunté por sus padres y me contestó que su madre había muerto, dando por
sentado que su padre le había precedido. Aunque estaba extrañado por su
presencia no se me ocurrió preguntarle por el motivo de su enigmática
desaparición, al contrario, hablábamos con la cordialidad con lo que lo
hacíamos años atrás. Después, fuimos a uno de los pisos en los que habitó cuando
estudiábamos bachillerato. Era, evidentemente, su piso, pero la distribución de
las habitaciones no se correspondía con la realidad. Con la misma afabilidad
con la que apareció en sueños, despareció con el sol mañanero que entraba por
la ventana despertándome.
Sigo interesado en contactar con algún amigo común
que me pueda informar sobre su vida. Mi curiosidad no tiene límites.