LA VIDA DE MAGÍN PUERRO
-XXV-
Sin
un viaje de boda,
sin
unos días de asueto
parece
no estar completo
el
santo ceremonial,
pero
pecado mortal
era
cerrar el caseto.
De
manera que María
tuvo
los días siguientes
que
despachar a la gentes
escuchando
groserías
sobre
supuestas orgías
de
los rijosos clientes.
Soportando
los pesares,
nuestra
joven desposada
pensó
que estando casada
no
tendría que aguantar
cuchicheos
que frenar
siendo
ella la citada.
Buscó
refugio en Magín,
que
escuchando a su mujer
le
dijo nunca creer
de
necios habladurías
pues
es perder energías
con
agua y sed no beber.
Una
tarde de verano,
María
sintió una arcada,
después
la cerviz helada
y
un no se qué incierto.
Creí estar en lo cierto
¡Mi mujer embarazada!
Excelente, siempre nos llega la ayuda oportuna
ResponderEliminarComo bien dices, Alie, el justo y honrado no queda, de Dios, desamparado. Un abrazo fuerte para ti junto con mis mejores deseos.
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