jueves, 21 de agosto de 2025

 

FÁBULA DEL POTRO ESFORZADO

 

 

Después de venir al mundo, nuestro potrillo tardó un tiempo en tomar conciencia de que la vida no le iba a regalar nada. Contó desde un principio con el alimento y los consejos maternos, aunque no comprendía muy bien por qué, antes de cada "toma",  su madre le obligaba a correr tras ella si quería obtener el premio del alimento. Tampoco llegaba a descubrir la razón por la que el hocico materno le molestaba, incitándole a ponerse de pie y a abreviar la siesta, para seguir correteando en la inmensa llanura en donde pacía junto con cientos de sus congéneres.

A los pocos días de que un hermoso alazán enamorara a su madre, notó menguar la cantidad de leche y supo el esfuerzo que suponía buscar el alimento y lo costoso que resultaba digerir la celulosa. Pero lo más triste estaba aún por venir... Ocurrió una mañana en que fue bruscamente separado de su madre y llevado, junto con otros potros de edad similar a la suya, a otra zona de la finca alejada del lugar en que nació.

Allí la alimentación era abundante y cada quien podía a hacer lo que le apeteciera. Unos pasaban el tiempo comiendo y descansando, otros corrían todo el rato de aquí para allá, fortaleciendo sus músculos, a la par que, con cabriolas de dificultad creciente, intentaban estar siempre en forma. Nuestro potrillo dudaba, sin saber a qué grupo imitar.

La respuesta la obtuvo cuando comprobó que aquellos que se esforzaban en correr eran domesticados y entrenados por unos jinetes elegantemente vestidos de jockey, en tanto que a los perezosos, de mayor peso, los introducían en un camión y nunca volvía a saber de ellos.

Fue entonces cuando comprendió y agradeció los esfuerzos maternos por conseguir que él fuera de mayor un caballo de carreras, y desde ese momento se entrenaba cuanto podía. Pasado un tiempo, resopló con gozo cuando vio alejarse el camión con algunos de sus compañeros, mientras él era elegido para competir en un hipódromo.


MORALEJA. El esfuerzo siempre tiene recompensa

Ilustraciones de Manuel Malillos Rodríguez.

 

 

 







2 comentarios: