jueves, 9 de julio de 2020


LA REFORMA
Crónicas de mi Periódico              9 de julio de 2020

MISCELÁNEA



El lunes se celebró en Madrid una Misa funeral organizada por la Conferencia Episcopal Española, para rogar por el eterno descanso de todos los fallecidos por la actual pandemia de Coronavirus. Al Acto, presidido por la Familia Real, asistieron representantes del Gobierno,    de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, bomberos, sanitarios y familiares de algunos de los, nunca mejor dicho, “incontables” fallecidos. Dolor y lamentos de cuantos pudimos seguir la retransmisión, a los que, sin duda, se habrá sumado nuestro Presidente del Gobierno, desplazado a tierras portuguesas por “motivos de agenda” y también nuestro Vicepresidente desde sus salvaguardados dominios de Galapagar.
Me temo que pronto habrá que organizar otro funeral para rogar por el alma de los difuntos que perecerán por la perversa e insolidaria actitud de unos cuantos a los que poco o nada les importan las medidas recomendadas para evitar la propagación del virus. Si se confinara a los autores de estas actitudes incívicas o se les impusieran fuertes sanciones, el mal se atajaría de raíz, pues es sabido que las multas son capaces de transformar a un individuo irresponsable, en un ciudadano ejemplar.
Para mí, estas actitudes responden a otro mal que se viene fraguando desde hace años y que tienen su origen en la permisividad de los padres hacia sus hijos y en los cambios que afectan a las asignaturas troncales que se imparten desde edad temprana y que han dado origen a otra pandemia llamada “Incultura”. Se han sustituido del currículo académico asignaturas como Filosofía, Lenguas Clásicas y Música por otras de Convivencia que pretenden ser el patrón máximo de conocimiento y comportamiento. Hemos pasado de tener una cierta actitud racista y homófoba (las cuales detesto) a todo lo contrario. Así, nuestra Ministra de Igualdad habla de “revisionismo histórico”, cuando en los Estados Unidos, vándalos de color derriban estatuas de personas que tanto hicieron por los indígenas como Fray Junípero Serra. ¡Inculta! O que se considere un orgullo ser gay o transexual, con el beneplácito de Ayuntamientos e Instituciones que cuelgan en sus fachadas, únicamente, enseñas de estos colectivos. Por otra parte, en algunas Cadenas de televisión, parece que la condición de homosexual resulta poco menos que imprescindible para poder trabajar en ese medio.
No dejo de llorar, pensando en el sectarismo de este Gobierno que vuelve a discriminar a la Escuela concertada. ¿Sus profesores y alumnos, han afrontado con menos ánimo que sus colegas estatales estos tres meses online? ¿Habrán descubierto que pertenecer a la concertada produce mayor inmunidad? ¿Saben que un puesto escolar en la concertada resulta más barato que en la pública? Claro que lo saben, pero el dinero no les importa. Se suben los impuestos y ¡Solucionado! Todo sea por el pensamiento único.
Por si lo que acabo de escribir no fuera suficiente motivo para llorar, el incomparable Ennio Morricone nos abandonaba con un bagaje musical difícilmente igualable. Mis ojos se humedecieron de nuevo cuando escuché por enésima vez el tema musical de “Cinema Paradiso”. Descansa en Paz, genio.


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