CARTA AL AMIGO INVISIBLE (I)
Querido amigo:
Ya sabes tú, mejor que nadie, cómo estamos de
agobiados con la pandemia y con las malas noticias económicas y de todo tipo,
que se suceden en nuestro acontecer diario, por eso, he recibido con alegría la
intención del pueblo del Alhendín (Granada) de acoger la cruz desnuda que hace
unos días arrancaron de la puerta del
Convento de las Descalzas de Aguilar de la Frontera (Córdoba), por orden de su mastuerza alcaldesa. Al
parecer, a esta señora y a la Corporación Municipal que preside, les ofendía
este símbolo y actuaron como los hipócritas que cargan pesadas cruces sobre los
hombros de los demás, mientras ellos no mueven ni un dedo por el bien común.
Como no soy rencoroso, ni hay que pagar el mal con mal, yo no haré lo mismo y
no tiraré a la basura ningún martillo ni unas hoces que conservo en el desván,
recuerdo de mi abuelo.
Otra noticia que me alegra comentarte es la que me
comunica por guasap, un conocido de toda la vida y que no es otra que, al
parecer, la Ley Celáa comienza a hacer sus efectos aun antes de su entrada en
vigor. Se ha cortado de raíz esa deplorable manía de los miembros del Gobierno
de llevan la contraria a la RAE cometiendo el grave error lingüístico
consistente en decir: compañeros y compañeras, vecinos
y vecinas, zamoranos y zamoranas,
etc. La pandemia ha obrado el milagro y ya no hablan de contagiados y contagiadas o de
muertos y muertas, sino que utilizan correctamente el género masculino.
Claro que, la curación no ha sido completa, pues la señora Vicepresidenta, elogiando la labor de Fernando Simón, ha declarado hace unos días, que le
mantiene en su cargo debido a su "expertitud", vocablo que puede
tener la suerte de ser incorporado a nuestro Diccionario en virtud de un
Decreto Ley, si así lo decidiera la mayoría que está en cogobernanza.
Un motivo más por el que me siento contento es por
la marcha del señor Illa del Ministerio que "ha ocupado" últimamente
y que ha impedido que otra persona con más luces gestionara la pandemia. Quien
le suceda en el cargo tendrá la satisfacción de hacerlo mejor que él. Como en
el fondo soy un sentimental, siento penita por los catalanes.
De lo que no estoy contento es con la cantidad de
insensatos que siguen haciendo fiestas y botellones, aunque, mirándolo bien, si
tienes la mala suerte de que te detengan, solo serás propuesto para una sanción
de cien a seiscientos euros y por esa cantidad, bien merece la pena jugártela,
mientras aumentas los niveles de alcohol y adrenalina en sangre y haces cábalas
sobre qué miembro de tu familia será el primero en contagiarse.
De la distribución de vacunas, mejor lo dejamos para
otra ocasión, que quiero terminar mi primera misiva con una sonrisa; la que me
ha proporcionado el señor Sánchez cuando ha afirmado que estamos doblegando la
tercera ola. Lo que no sé es en que se ha basado para decirlo y, sobre todo, desde
dónde lo ha dicho, ya que le dan por desaparecido.
Que tengas un buen día, amigo invisible.