PASAJES DE "CÉCILE. AMORÍOS Y
MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA" (77)
CAPÍTULO XI
La Tertulia
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Pocos días después me presenté en casa de don Julián para que me diera
su opinión sobre el angustioso tema existencial que me agobiaba. Apenas le hube
saludado, y tras atravesar la nube de humo azulada que se desprendía de su
puro, le pregunté de sopetón:
―Don Julián: ahora estoy locamente enamorado de Cécile. Sueño con sus
inmensos ojos azules, su sonrisa y su andar grácil y seguro, pero, ¿cómo puedo
saber si la seguiré amando cuando aparezcan las arrugas que acabarán con la
tersura de su piel y cuando en sus ojos, carentes de brillo, se apague la
mirada con la que sueño a cada instante? ―Mi profesor se
quedó pensativo, quizás sorprendido por la ingenua originalidad de mi pregunta,
y tras exhalar dos impresionantes bocanadas de humo, retiró el puro de la boca
y me contestó, declamando en exquisito francés, estos versos de Ronsard:
Mignonne, allons voir si la rose
Qui ce matin avoit déclose
Sa robe de pourpre au Soleil,
A point perdu cette vesprée
Les plis de sa robe pourprée,
Et son teint au vôtre pareil.
Las! voyez comme en peu d´espace,
Mignonne, elle a dessus la place,
Las! las! ses beautés laissé choir!
O vraimente marâtre Nature,
Puisqu´une telle fleur ne dure
Que du matin
jusques au soir!
―Eres un buen estudiante de
francés y no habrás tenido ningún problema en traducir este bellísimo poema que
acabo de recitarte: “Una rosa que muestra por la mañana sus pétalos color
púrpura al Sol, en el corto espacio de tiempo de un día, pierde su hermosura, y
al atardecer es tan sólo una flor de pétalos ajados”. ―Suspiró profundamente,
como si sintiera él mismo la desilusión por la flor marchitada, y continuó
diciendo―: La lozanía de la juventud se va perdiendo irremediablemente con el
tiempo, pero el amor es inmaterial; radica en lo profundo del sentimiento
humano, y sabiéndolo cuidar, en vez de mermar, se acrecienta. Al principio de
una relación se ama a la otra persona porque la necesitas, y si verdaderamente
estás enamorada de ella, después de que el reloj haya girado inexorablemente
muchas veces, la continuarás amando porque te necesita. El amor se sublima con
el tiempo, esa es la gran diferencia con el mundo material.
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Fotografía de Verónica Soltero.
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