RESUCITADO
Llegado el tercer día,
del sepulcro salía una fragancia
olor a peonía
que dejaba constancia
del Cristo que moró en esa estancia.
Las vendas en el suelo,
la losa de la gruta descorrida...
brillante azul el cielo
de luz desconocida
con rayos que a la muerte daban vida.
Abre, Señor, mi mente
y si dudo que no has resucitado,
dame fe suficiente
tú, que fuiste probado,
muriendo en la cruz sin tener pecado.
Hermosas liras que se las lleva en el corazón el viento.
ResponderEliminarEl viento me trae un cariño que huele a peonía como la del Resucitado.
Eliminar