domingo, 19 de septiembre de 2021

 

AIRE ABRASADOR

 

 

 

Apenas se escuchaban tus respiros.

 

La tensa calma se extendía

como lengua de fuego abrasadora

entre el sofá de las dulces caricias,

en donde leías,

y el sillón

desde el que te contemplaba.

 

De vez en cuando, levantabas la vista

mirándome indiferente,

sabiendo que me herías.

Por el rabillo del ojo, te observaba.

Me pareció, que más que asimilar la escritura,

meditabas...

 

Un aire abrasador, penetró por la ventana

y tu cuerpo se estremeció acusando el calor

que por fuera y por dentro, te embargaba.

 

Cariño ¿quieres que hablemos?—dije—.

 

Silencio. Una ligera variación de tu postura lectora

me indicó que había sido escuchada mi propuesta.

Me levanté para cerrar el ventanal y aproveché

el momento para deslizar la mano por tu nuca.

Una sacudida violenta derribó

el puente de amistad tendido

y, entonces, sentí una bocanada de

viento seco,

ardiente, tórrido.

 

Todo el ardor de la calima

traspasó los muros del salón

en el que ahora leías complaciente,

vencedora del primer asalto,

segura de que lo intentaría de nuevo,

mientras, sentado en el sillón,

con la garganta seca por el aire sofocante,

humillado, repensaba la siguiente estratagema.

 

Fotografía de Paqui Molina Martínez.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario