LA
VIDA DE MAGÍN PUERRO
-II-
Por
pura casualidad
me
encontré con una moza
de
piel nacarada, loza
delicada
y juguetona
que
ganaba por glotona
en
cada hora una onza.
Aunque
le hablé de la gula
oídos
sordos hacía,
de
forma que cada día
de
sol a sol engordaba
mientras
mi cuerpo menguaba
pues
mi ración se comía.
Para
el que labra la tierra
las
fuerzas son necesarias
de
modo que sus plegarias
se
perdieron con el viento
cuando
la dejé, lo siento,
por
sus pitanzas diarias.
Paso
por hombre tranquilo
que
aborrece discusiones,
y
esas fueron mis razones
para
irme a otra comarca,
sin
agua no va la barca,
que
colma mis ilusiones.
En
la cima de una loma
divisé
un caserío,
ya
fuera por hambre o frío
me
ofrecí como peón.
La
vasca vio un campeón
y allí atraqué mi navío.
Genial poema agreste y seductor para el lector.
ResponderEliminarFelicidades Carlos.
Muchas gracias, amable lector. Deseo que la continuación te siga agradando. Saludos.
EliminarPrecioso episodio. ¿Continuara?
ResponderEliminarMuchas gracias por tu interés. La vida de Magín continuará. Los episodios verán la luz alternándose con las demás secciones de que se compone el blog. Saludos.
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