jueves, 8 de junio de 2023

 

 

FÁBULA  DEL  GATO  DIFERENTE

 

 

La genética cumple con unas reglas que no son, por el momento, totalmente conocidas por los científicos. Una mutación cromosómica debió de ser la causa por la que los señores Pérez, criadores de gatos de angora blancos, se vieron sorprendidos por el nacimiento de un minino que poseía una mancha negra en su cabeza. Este hecho era algo inaudito, porque después de infinidad de cruces entre gatos de piel blanca, estaban consiguiendo que todas las camadas fueran exclusivamente de este color.

El amor por los animales de los dueños de esta granja gatuna posibilitó que nuestro pequeño gatito fuera criado como uno más, aun sabiendo que su valor comercial sería prácticamente nulo. Sin motivo aparente, apenas destetado, nuestro protagonista se vio desplazado por hermanos y primos. Nadie quería jugar ni relacionarse con él y como si de un apestado se tratara, cuando llegaba la hora de la comida, todos sus compañeros le cerraban el paso al comedero impidiendo que se alimentara, con los cual cada vez se encontraba más escuálido y con menos fuerzas para hacer valer sus derechos.

Los cuidadores sopesando la posibilidad de que pudiera morir por inanición, decidieron con buen criterio apartarle del grupo y darle de manera individual, su ración diaria de comida. En la soledad de la jaula veía como los demás congéneres se divertían correteando de aquí para allá como correspondía a su tierna edad y él apenas podía andar unos pasos en su habitáculo. Estando en esta situación, alguien decidió cambiarle de emplazamiento situándole frente a un espejo. Fue entonces cuando nuestro gatito comprendió la razón del trato discriminatorio que sufría. ¡La mancha negra era la causante de su desgracia! El minino no comprendía que un hecho tan insignificante fuera la causa de su apartheid.

Un buen día, entre los múltiples compradores que acudían a la granja en busca de un gatito que les proporcionara cariño y compañía, una acaudala señora se quedó prendada del "gato diferente" y, sin importarle que una mancha negra cubría parte de su cabeza, lo adquirió para compartir junto a él sus días en una espléndida mansión.

MORALEJA: No discrimines a nadie en razón del color de su piel.

(Dedicado a Vinicius Jr. y a tantos otros...)

Fotografía de Manuel Espina Yustos.

 

 

2 comentarios:

  1. Así es, debemos amar al prójimo tal cual es, sin diferencias de color ni de ninguna otra

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    1. Se debe amar al prójimo tal como es, como bien dices. El color de la piel no debe ser jamás una barrera infranqueable, Gracias por el comentario.

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