ENCRUCIJADA
No
he llegado al punto de destino
y,
sin embargo, se abren ante mí encrucijadas,
líneas
que parten de un mismo centro,
de
un mismo látigo
que
se ondula y hace silbar el viento.
En
mi mochila llevo todos los desengaños,
una
brizna de esperanza
que
dejaste como pago de lo amado
y
un cansancio eterno del camino recorrido.
Lo
que soñé, herido está de muerte.
¡Qué
distante queda la lozanía!
¡La
frescura! ¡El amor correspondido!
Bullen
en la olla del recuerdo
fantasías,
deseos y placeres consumados,
golpeando
las sienes sin descanso.
En
el atardecer, he de tomar un camino,
para
llevarme, quizás, al último destino,
pero
la niebla lo envuelve todo
hasta
el punto de no divisar la frontera
entre
cielo y tierra.
Al
fin y al cabo, confieso sincero,
que
nunca distinguí bien los límites
entre
lo humano y lo divino.
Pisaba
en la tierra nubes y por ti
bajaba
estrellas; las mismas
que
me dirán el camino a seguir
cuando
me falten las fuerzas.
Las
mismas que me velarán
cuando
yazca vencido
a la orilla del camino por el que no has
de pasar.
Fotografía
de Santos Pintor Galán.
Precioso y sentido poema.
ResponderEliminarMil gracias amable comunicante. Te deseo un feliz día. Saludos.
EliminarPrecioso sentido poetico,me a gustado mucho.Begoña
ResponderEliminarAgradecido por tu comentario, Begoña, te deseo un feliz fin de semana y te envío un fuerte abrazo.
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