LA VIDA DE MAGÍN PUERRO
-XVIII-
A
mi grito respondió
un
fiel seguidor de Baco:
—“Si
puedo comprar tabaco,
estando
todos de luto,
¿por
qué no beber el fruto
de
la uva?”—dijo, Paco.
Como
por arte de magia
el
mesón abrió las puertas
dejando
calles desiertas
con
las gentes agolpadas
ante
la barra, llevadas
por
quiméricas ofertas.
—“Por
un euro tenéis tapa,
un
vaso de vino regio
sin
agua, un sacrilegio
sería,
que el primer día,
el
Magín y la María
os
creyeran de colegio”.
Todos
rieron la gracia,
bebiendo
hasta saciarse.
Hubo
quien quiso quedarse
a
pasar allí la tarde,
no
fuera a ser un cobarde
por
tan pronto retirarse.
Ganadas
las voluntades
fue
muy fácil proseguir.
Me
ofrecí para seguir
como
barman de cantina
por
salvarme de la ruina
y
de hambre no morir.
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