jueves, 6 de febrero de 2025

 



EL ASESOR FISCAL

 

(Obra teatral en tres Actos)

 

 

ACTO PRIMERO

(En el despacho de Mateo)

 

MATEO— (Suena el teléfono) ¿Dígame?

LUISMI— Buenos días, Mateo. Soy Luismi. Quisiera pedirte hora para que me hagas la Declaración de la Renta y de paso para que me asesores también sobre una cuestión amorosa. Me ha surgido una duda y he pensado en ti, porque en ciertas cuestiones eres un experto.

MATEO— ¿Has cambiado de estado? ¿Tienes alguna duda sobre los papeles que has de traerme?

LUISMI— Nada de eso; sigo soltero. Lo de experto te lo digo por la cantidad de novias que tuviste antes de que te echara el lazo Tere.

MATEO— Ja, ja, ja. ¡Qué cosas tienes! Novias tuve algunas, pero de eso hace tanto tiempo...

LUISMI— "Quien tuvo, retuvo", dice el refrán y a ti siempre te he considerado un maestro en el arte de ligar.

MATEO— Creo que no soy un mal asesor fiscal, pero si me sacas de los números... Desconozco si en el terreno amoroso te podré asesorar. De todas formas, dime de qué va la cosa.

LUISMI— Pues he pensado en ti, por si me puedes echar una mano en un asunto que últimamente me tiene preocupado. Estoy saliendo con una chica a la que no sé exactamente si la puedo dar el apelativo de "novia". Es más, no sé siquiera si se puede considerar que salgo con ella.

MATEO— ¡Vaya lío, amigo! Eso necesita una explicación detallada. ¿Qué te parece si me vienes a buscar al despacho a eso de las ocho? Nos damos un paseo y ya me cuentas.

LUISMI— Vale. A las ocho estaré allí como un clavo.

 

 

ACTO SEGUNDO

(Paseando por la ciudad, esa misma tarde)

 

LUISMI— Buenas tardes, Mateo.

MATEO— Perdona si te he hecho esperar un ratito. Es que a última hora, todo el mundo quiere que le hagas la Declaración de la Renta.

LUISMI— Ya lo comprendo, Mateo. Son malas fechas, por eso iré rápidamente al grano sobre la cuestión. Además de la de la Renta, quiero que me des tu opinión sobre otra declaración que hice por mi cuenta y que me parece que presenté fuera de plazo.

MATEO— Me tienes en vilo. Cuenta, cuenta...

LUISMI— Es que conocí hace dos meses a una piba estupenda, Marisol, que me dejó tan impactado que dos semanas más tarde le declaré mi amor.

MATEO— ¿Y?

LUISMI— Pues me dijo que acaba de romper con su novio y que no estaba segura si todavía sentía algo por él o no. Me comentó que yo era un chico muy majo y que si quería, podía salir con ella con la condición de que fueran, únicamente, los martes de siete a diez, que era cuando estaba disponible.

MATEO— ¿Como amigos, como novios o en plan de pensiones?

LUISMI— De pensiones y hoteles nada de nada. Como mucho la tomo de la mano y no la rechaza, luego, si se da la circunstancia de que pasamos por un sitio poco iluminado, le doy unos cuantos besos y achuchones y tampoco protesta, solamente me responde con un "qué tonto estás hoy", pero sin que me abrace ni reaccione a mi calentura. ¿Tú qué opinas?

MATEO— Yo diría que has puesto tu capital a muy bajo interés y que para ella, tus besos no la desgravan ¿Sabes cuáles son sus activos y en qué invierte el tiempo del resto de la semana?

LUISMI— No tengo ni idea.

MATEO— Pues haz lo mismo que Hacienda. Vigílala por si tiene cuenta en algún paraíso amoroso y luego tú sacas conclusiones.

LUISMI— Me has dado una idea. A partir de mañana la seguiré discretamente y ya te contaré.

MATEO— Es lo mejor. Así sabrás si está hipotecada o si realiza otro tipo de "inversiones".

 

 

ACTO TERCERO

(En el despacho de Mateo, tres semanas después)

 

LUISMI— Buaaaaa, buaaaaa...

MATEO— ¿Pero qué te pasa, Luismi? Estás desencajado. ¿Has tenido alguna desgracia familiar?

LUISMI (llorando)— Buaaaaa, buaaaa... Es por la Declaracióooon...

MATEO— No te pongas así. Aún no la he calculado. A lo mejor estás llorando a lo tonto y no tienes que pagar lo que supones.

LUISMI (entre sollozos)— No me refiero a la de la Renta... Es por Marisoool.

MATEO— ¡Ah, Marisol! Cuéntame. ¿Cómo fue la vigilancia?

LUISMI— Pues menos los martes que sale conmigo, los demás días de la semana siempre va acompañada de otros chicos. Tiene amores a interés variable.

MATEO— Ya te dije que podía estar hipotecada, y por lo que me dices, multiempleada. Se ve que no sufre ningún tipo de retención, pero no te preocupes, Luismi, ya encontrarás otra mujer que te haga feliz. Mujeres hay muchas y algunas sueñan con un hombre a plazo fijo.

LUISMI— Sí, pero como Marisol...

MATEO— Bueno, olvídala cuanto antes y vamos a hacer la Declaración de este año. Me temo lo peor porque el dinero que se te fue con ella no se puede computar como gasto y tampoco puedes desgravarte por alquiler de inmuebles. ¡En fin!, creo que te tocará pagar. En cuanto a la otra Declaración, la de Marisol, está claro que si sale con un chico, ni sueñes que te salga a DEVOLVER.

LUISMI— Me siento el hombre más desgraciado del mundo. Estoy sin amor y a partir de julio, sin dinero.

MATEO—Tienes que ser más listo. Cómprate un casoplón de seiscientos mil euros en la sierra; desgravas un montón de dinero cada año y hasta puede que te eches novia.

LUISMI— Gracias, Mateo. Tendré que hacer algo así. Oye: ¿Es verdad que Hacienda somos todos?

MATEO—"Todos los tontos", querido Luismi. Hasta pronto, Mateo. Por cierto, tira los pañuelos en la papelera, nunca en el inodoro, pues los atranques sí que los pagamos entre todos los vecinos.

 

FIN

 

2 comentarios:

  1. Excelente y simpática obra

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Alie. Me encanta que la obrita te haya gustado. Abrazos sinceros.

      Eliminar