ODIO RACIAL
Los últimos acontecimientos de Minnesota y Louisiana
y el acaecido hace dos días en Dallas, reabren la herida, hasta el momento sin
cicatrizar, del conflicto racial en Estados Unidos. El problema no resulta
fácil de resolver porque es anterior al nacimiento de los Estados Unidos de
América como nación. Con el correr de los tiempos, se han conseguido avances
significativos en cuanto a la igualdad de los derechos humanos más elementales,
a costa de la lucha del pueblo negro y más recientemente del colectivo hispano.
Sin embargo, basta cualquier hecho aislado, casual o premeditado, para que la
mecha violenta vuelva a encenderse.
Mi poesía que intenta cantar la belleza de cuanto
nos rodea, se vuelve hoy, denunciadora de una situación para la que deseo una
pronta solución. Con mi profundo respeto para todas las razas que pueblan la
bella nación americana, la actualidad me ha llevado a componer esta Décima.
Es un conflicto enquistado
de convivencia cruenta
de entendimiento cegado.
Si el quiste no se ha sajado
a tiempo, por dejación,
o se impone la razón
o acabarán siendo cientos
los que vivan los momentos
más tristes de esta nación.
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