EL CARNAVAL DE RAIMUNDO
Oculto
tras la careta
te
observo, Julieta mía,
es
cierto que es una treta
en
esta noche tan fría.
Me
imagino que conoces
quién
te fisga y quién te mira,
soy al que diste dos voces
por
decirte que te admira.
Ya
sé que no tengo dotes
de
donjuán ni de hablador
pero
a otros, siendo zotes,
les
escuchas con ardor.
La
cojera disimulo
y
el oído no me rige
aunque al hablar no modulo,
todos dicen, se corrige.
Con
mi disfraz de Almirante
seré
pronto la atracción
de
esta mujer tan distante
que
no aprecia mi tirón.
Voy
a decirle al momento
que
soy yo, pues no me ha visto,
no
quiero que lo que siento
me
lo camufle el modisto.
—¡Julieta! soy yo, Raimundo,
que en noche de Carnaval
te vengo a ofrecer el mundo
porque no encuentro rival.
Raimundo no bebas tanto
ni me pidas relaciones
yo por ti no me decanto
marinero de salones.
Hoy solo quiero bailar
gozando los carnavales
y por la mañana hallar
hombres de amor eternales.
Como
suele suceder
en
materia de amoríos,
la
presunción es creer
ser océanos y no ríos.
Y
así termina la historia
de
un amante obsesionado
con
buscar amor y gloria
de
Almirante disfrazado.
Fotograma
de la película "La hija de Ryan"
No hay comentarios:
Publicar un comentario