domingo, 5 de febrero de 2023

 

CONVERSACIONES CON ÓSCAR (XVI)

 

 

 

Después del obligado parón producido por la pandemia, he retornado a las Salas cinematógráficas, en esta ocasión para visionar una película en la que Kazuo Ishiguro adapta el guión de la cinta "VIVIR" (1952) del inolvidable  Akira Kurosawa y la traslada, bajo la dirección de Oliver Hermanus, al Londres de postguerra.

La trama gira en torno a un jefe del departamento de concesión de obras públicas del London County Hall, que vive una vida monótoma y alejada de los problemas de los ciudadanos a los que debe servir. Su historia vital va a tomar un giro sorprendente cuando le comunican que padece una enfermedad que puede acabar con él en pocos meses. Desde ese momento, abandona su estricta puntualidad en el trabajo, extrae buena parte de sus ahorros y se lanza a una desenfrenada carrera por vivir lo no disfrutado hasta entonces. Con la compañia de un hombre, al que ocasionalmente conoce, se marcha a la costa y juntos viven una desenfrenada noche. Totalmente desnortado, contacta con una excompañera, jovial y alegre, que le transmite su forma desenfadad de vivir y que supone para él un impulso significativo para tratar de concluir con éxito, al menos uno de los proyectos que pasaban por su departamento y en los que no reparaba en el factor humano que los impulsaba.

Mr. Williams (Bill Nighy), nuestro protagonista, hace una interpretación magistral de un papel merecedor de un Óscar. Su actuación acapara buena parte de la cinta en la que está bien secundado, aunque en menor intensidad interpretativa, por la joven Margaret (Aime Lou Wood), el inexperto oficinista Peter Wakeling (Alex Saharp) y el bohemio Sutherland (Tom Burke)

La recreación del Londres de los años cincuenta es realmente fabulosa, como muy adecuado resulta el vestuario y la ambientación de aquella City tristemente sacudida por los estragos de la Guerra. La música de Emilie Levienaise-Farrench es delicada y apropiada a la descripción de los hechos y la fotografía de Ramie Ramsay comunica calidez e intimidad a los ambientes. La cruda realidad de la historia descrita hace, que en una de las últimas escenas del film, se extraiga una amarga conclusión sobre la condición humana, que no desvelaré...

Cinta de gran calado, cuyo visionado recomiendo, aunque por poner una pega, creo que le sobra media hora de metraje. Algunas escenas transcurren lentamente, quizás para que al espectador le vaya dando tiempo a "rumiar" la tragedia que se cierne sobre el protagonista.

 

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