domingo, 22 de octubre de 2023

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-VI-


 

 

Dos meses me fui con él

por esos mundos de Dios

y nos dijimos adiós

una mañana temprano

después de darnos la mano

tras la copa veintidós.

 

Ernesto fue un hombre noble,

con mucho don de palabra,

que me mostró que el que labra

tiene justa recompensa:

ya que llena la despensa

y goza cuando la abra.

 

El hombre nunca es perfecto

ni Ernesto fue la excepción,

hacía celebración

con quien a un trato llegaba

y de vino se llenaba

desde arriba al corvejón.

 

Por ser tan inseparable

del que me enseñó el oficio,

por poco caigo en el vicio

de beber en demasía

y eso que me abstenía

a las rondas dar inicio.

 

Tras la dura despedida,

con mi petate, yo solo

se me fue pasando el dolo,

rasgando con la guitarra

sones como de changarra

ofendiendo al mismo Apolo.

 

 

 

 

3 comentarios:

  1. Así es, ninguno es perfecto pero todos tenemos muchas cosas buenas

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    1. Nadie es perfecto,pero era muy buena persona.un abrazo para el que lo escribe.

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    2. Abrazos recibidos y muy bien acogidos. Saludos a ambos.

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