OCTUBRE LLUVIOSO
Poco a poco, lentamente,
desciende
de lo alto
el
susurro plañidero de ángeles tristes.
Desasosiego
de una tarde gris,
lágrimas
resbalando por vidrios que pierden
su
misión de ser atravesados por miradas.
Parece
interminable el lamento melancólico
que
me destempla, como el repique
incesante
de campanas tocando a muerto.
No
existe la esperanza de que cese
este
diluvio tan deseado.
Entre
suspiros, añoro la claridad de tus ojos
que
eran para mí la claridad de la mañana,
y
no cesa de invadirme la añoranza.
Cuando
estabas junto a mí,
nunca
llovía, o mejor dicho,
la
lluvia no nos afectaba el ánimo.
Bajo
el paraguas, los nubarrones
nunca
fueron grises. Tatareábamos canciones
bendiciendo
las gotas que empapaban
los
hombros no protegidos,
por
mucho que juntáramos los cuerpos
y
se refugiaran los labios del uno
en
el otro, con cualquier pretexto.
Cuando
estabas junto a mí,
nunca
llovía, porque nada del mundo exterior
nos
afectaba. No había soledad,
ni
existía la duda ni el deseo inacabado...
Ahora,
hundo los pies en los charcos de la vida
aunque
me encuentre contemplando
tras cristales, el goteo de recuerdos
que no cesan.
Fotografía
de Santos Pintor Galán
Bellas letras
ResponderEliminarMil gracias. Te deseo un feliz jueves, amable comunicante. Saludos.
EliminarMe encantó
ResponderEliminarContentísimo porque el poema te haya gustado, te envío un fuerte y agradecido abrazo.
EliminarBellas letras ,sigue escribiendo.
ResponderEliminarMuchas gracias por la recomendación. Escribir es mi pasión, de manera que por ese lado no tires por qué preocuparte. Lo importante es que te sigan gustando mis publicaciones. Saludos.
EliminarMelancolía impregnada con sabor a recuerdos.
ResponderEliminarMuy lindo poema.
Felicidades.