PASAJES DE "CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN
POETA" (98)
CAPÍTULO IX
La Ruptura
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Me costó trabajo que en el convento me dieran razón de él, en un día tan
propicio a la meditación y al recogimiento, y cuando al fin me saludó en el
recibidor, no pudo ocultar su sorpresa al verme:
―¡Álvaro! ¿Cómo por aquí? Hoy no recibimos visitas. La comunidad se
encuentra en sus celdas en completa meditación. Recuerda que hoy es el día en
que Nuestro Señor va a morir por todos nosotros.
―Lo sé, Padre ―respondí―. Perdone mi atrevimiento pero es que, en las
últimas horas me ha ocurrido de todo, comenzando por haber sido infiel a
Cécile, con el agravante de haberlo hecho contemplando mientras tanto las
procesiones de Semana Santa.
Y sin detenerme a pensar el tiempo que mi confesión haría perder al
predicador, le conté minuciosamente los hechos y las sensaciones experimentadas
en los últimos días junto a Arancha. No supe el impacto que mis palabras le
produjeron, pues permaneció todo el tiempo de escucha con la capucha de la
esclavina recubriéndole la cabeza. Cuando hube concluido, aún tuve que esperar
unos segundos antes de que, vuelto hacia mí, me reconviniera.
―Álvaro ―comenzó diciendo―. Esos episodios que me has relatado no
prueban sino que el mal nos rodea y hemos de estar siempre atentos a
combatirlo. Estas proposiciones deshonestas con frecuencia se disfrazan de
apariencia amorosa para confundirnos, y a la postre, para que sucumbamos a sus
halagos. Sé que tu amor por Cécile es puro y estos acontecimientos escabrosos
pasarán al olvido de Dios en cuanto te dé la absolución. Procura mantenerte
vigilante para que situaciones parecidas no vuelvan a repetirse.
Me arrodillé y recibí la
absolución.
―Reza tres Padrenuestros para agradecer la confianza que el Señor tiene
puesta en ti y pide a Santo Domingo por todos los pecadores, sin excluir a los
miembros de la Orden.
Al despedirme, antes de cerrar discretamente la puerta del convento, me
aconsejó que le visitara pasados unos días, para poder dialogar con más calma,
y me recomendó:
―No digas absolutamente nada de esto a Cécile. Sufriría en vano. Vuestro
amor ha de seguir siendo ejemplar.
Y me guiñó un ojo, como símbolo
de complicidad
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Te quedas con deseos de seguir leyendo. Interesante
ResponderEliminarEsa es muy buena impresión, estimado/a amigo/a. La publicación de pasajes intenta despertar el interés de los lectores para leer toda la novela. Ten una buena mañana. Saludos.
EliminarMe gustó
ResponderEliminarMe hubiera gustado saber la conversación que habrían tenido en la nueva visita.👍👍👍
De no comprar la novela, tendrás que tener paciencia. Publico, aproximadamente. cada mes, un nuevo pasaje. Gracias por tu interés. Te deseo una tarde feliz. Saludos.
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