domingo, 5 de noviembre de 2023

 

FÁBULA DEL GALLO FIESTERO

 

 

De una gallina clueca, en el extremo de un corralón, protegida tan solo por un tejado de uralita, nacieron doce rubios y encantadores pollitos. Tiempo atrás, el granjero ya se dio cuenta del extraño comportamiento de una gallina pelirroja que se movía como vagando por el corralón y almacenaba paja y plumas en el ponedero. Consciente de que la gallina quería ser madre, trató de de que el lugar fuera lo más cómodo posible, poniendo él mismo a disposición del ave, mayor cantidad de materiales apropiados.

La gallina fue haciendo la puesta diaria sobre el nidal tan maravillosamente acondicionado y cuando llegó a la docena de huevos, se dispuso a empollarlos con un celo digno de admiración, pues solo abandonaba el lugar durante breves momentos, para comer, beber y hacer sus necesidades. Al cabo de veintiún días fueron apareciendo bajo sus alas, diminutas cabecitas rubias  que colmaron de alegría a los granjeros,

De entre los componentes de la pollada, muy pronto, uno, se erigió como jefe del clan. Dirigía a sus hermanos, piaba con un sonido recio y erguía el cuello de manera altiva como queriendo controlar las evoluciones de todos ellos. Pronto el granjero se fijó en sus dotes y le eligió para ser él, pasado un tiempo, el que fuera el rey del corral.

Al cabo de unos meses, nuestro protagonista empezó a ejercer sus atribuciones de manera admirable. Entre sus funciones estaba el anunciar con su canto el despuntar del alba. Nadie se atrevía a hacerlo, aunque se hubiera despertado antes, pues el canto de nuestro protagonista era una demostración de su liderazgo. A los granjeros este era su despertador natural y estaban muy contentos con la puntualidad con que cumplía su cometido.

Admirado por su congéneres, amo y señor del territorio, acabó ensoberbecido por su valía y pronto el gallo empezó a tomarse atribuciones que no le correspondían. Especialmente por la noche, molestaba y corría a las gallinas impidiendo que estas descansaran, para luego dormir, rendido de cansancio hasta bien entrada la mañana.

Cuando los granjeros se dieron cuenta de las trastadas del animal y del incumplimiento de su labor diaria, decidieron prescindir de él y buscar en el corralón uno de segundo rango, que le sustituyera.

MORALEJA:  Con humildad, debes de cumplir, puntualmente, con tus obligaciones.

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Fotografía de Juan Francisco Martín Ruiz

 

 

 

4 comentarios:

  1. Bella historia que nos enseña mucho. Excelente moraleja

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    1. Me alegra saber, amigo lector, que la lectura de la Fábula y su moraleja te hayan servido para tu vida cotidiana. Gracias y feliz domingo. Saludos.

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  2. Buena reflexión . Se parece mucho ala vida de los políticos mucho alboroto y poco productivo gracias saludos compañero

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    1. Muy cierto, amigo lector. La Fábula es aplicable tanto a políticos como a los que están ensoberbecidos por el poder. Gracias por comentar. Ten una buena tarde, Saludos.

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