PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS" (99)
CAPÍTULO
VII
Se acerca
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Ya
en la calle, vimos cómo el tío Caparras hacía guardia a la puerta de María,
Con
Tinín siguiéndome los pasos a distancia, enfilé la carretera en dirección a los
lavaderos, y me adentré en la pradera que conducía al serpenteante regato, sin
echar la vista atrás, como hacía conmigo Jeremías.
―¿A
dónde vamos tan deprisa ―preguntó mi hermano―. ¿Qué me quieres enseñar?
―insistió el pequeñajo.
―Puede
que hoy, si quiere nuestro primo, aprendas a pescar ranas ―le dije―; pero para
iniciarte en la materia tienes que estar en silencio. Tú mira y calla. Como mejor se aprende es
observando. Sin embargo, como
eres mi hermano, al final, si no entiendes algo, te dejaré preguntar. ¡Ah!, una
cosa muy importante has de meter en tu mollera: lo que decimos los mayores no
se comenta en casa. Como se te ocurra contar a mamá, y sobre todo a papá, algo
de lo que veas u oigas,
despídete de acompañarnos; te pasarás el resto del verano con tata Lola y las
mujeres, y te estará bien empleado, porque los chivatos son unas nenazas. Todavía estás a
tiempo de volverte y si no: ¡prométeme aquí mismo que no dirás nada! ―dije, con
el dedo amenazante.
―Lo
prometo ―asintió mi hermano, emocionado al saber que ¡por fin! le consideraba
digno de acompañarme.
Resoplando tras de mí, pero sin quejarse,
continuó caminando hasta toparnos con el regato. En un tramo en el que el cauce
se estrechaba, vimos en el fondo, ocultas entre la maleza, unas piedras; sin
pensarlo dos veces, apartando los juncos con las manos, saltando de piedra en
piedra, conseguimos atravesarlo. A poca distancia de la orilla encontramos a
Jeremías, tendido boca arriba cerca del jaral, allí donde creyó ser como Dios
al perdonar la vida a un pardal. Abierto de brazos y piernas como un san Andrés,
se había desprendido de la caña y del saco de yute, que se encontraban junto a
él con toda la apariencia de no haber sido utilizados.
Fotografía del autor. Regato del Cubo del Vino (Zanora)
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Interesante, el buen jeremias tumbado disfrutando de la naturaleza
ResponderEliminarSi sigues con atención el relato comprobarás que no es tan placentera le siesta de Jeremías. Pero no adelantemos acontecimientos. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarEsta 5 edición con superación.. el tío caparrarras me ha dado ideas.....ejem. ejem
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