domingo, 21 de abril de 2024

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XII-

 

 

 

Cuando escuché la respuesta

me quedé paralizado,

por haberme declarado

a una "casi" novicia,

aunque fuera sin malicia,

el gesto precipitado.

 

Según decía mi padre

alabando la prudencia,

es menester la paciencia

y encajar los golpes bajos.

"No son las palomas grajos

ni el amor es una ciencia"

 

Siguiendo tan buen consejo,

a partir de ese momento

observaba el monumento

de la mujer compañera

por ver si señales diera

que lo contado era cuento.

 

Y así, mirando, mirando,

vi que un día, en un espejo,

se arreglaba el entrecejo

enterneciendo el semblante

con un suspiro cortante

como quien busca cortejo

 

Por eso, venciendo el miedo,

—le dije en tono de broma,—

"A mí me tienta el aroma

de la cera y los conventos,

por ti beberé los vientos

aunque me lleven a Roma".

                                                   

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